Muere Antón Barrutia, director del mítico equipo Kas
Como ciclista sumó 52 carreras antes de ponerse al frente del equipo con el que protagonizó sus años dorados, convirtiéndolo en el mejor grupo deportivo del mundo
Antón Barrutia, que ha muerto en el hospital de Galdakao a los 88 años, fue un ciclista de los años del hambre y un director de éxito en el equipo Kas, a quien convirtió en una de las mejores escuadras del mundo. Nació en tiempos revueltos, padeció la Guerra Civil con tres años y tuvo que salir con su familia de Iurreta, su localidad natal, cuando los bombardeos de la Legión Cóndor arrasaban su pueblo; ...
Antón Barrutia, que ha muerto en el hospital de Galdakao a los 88 años, fue un ciclista de los años del hambre y un director de éxito en el equipo Kas, a quien convirtió en una de las mejores escuadras del mundo. Nació en tiempos revueltos, padeció la Guerra Civil con tres años y tuvo que salir con su familia de Iurreta, su localidad natal, cuando los bombardeos de la Legión Cóndor arrasaban su pueblo; primero a Algorta y después a Zalla, donde un avión alemán casi acaba con su familia. Su madre le escondió debajo de un árbol mientras las ráfagas de ametralladora barrían la carretera.
Ya adolescente, se puso a trabajar en una cantera y hacía nueve kilómetros a pie desde su casa para hacer sus ocho horas diarias. Su hermano Cosme ya montaba en bicicleta y un día, después del trabajo, Antón se fue a correr una prueba en Galdakao. El primer día acabó segundo y en la segunda jornada ganó. Su padre se oponía, decía que con un golfo en la familia ya estaba bien, pero Antón siguió a lo suyo. A los 20 años ya vivía del ciclismo. En 1953 ganó 23 carreras con licencia de Primera Especial para poder cobrar dietas, porque a los que tenían licencia de aficionado les pagaban con tubulares, y el prefería las 500 pesetas de premio.
Fue segundo en el campeonato de España de ciclocross y en 1955 se marchó a correr la Vuelta a Andalucía montado en su bicicleta. Salió de Bilbao, paró en Burgos, Madridejos, Aranjuez, Jaén, Granada y Málaga. Seis días de viaje por las 250 pesetas diarias de dieta que le daba la organización. La Federación Española le seleccionó para el Mundial de ciclocross en Alemania. No tenía pasaporte porque no había hecho el servicio militar. Para cuando se lo dieron, el equipo ya había viajado, así que se fue solo: en autobús de Durango a San Sebastián. De allí a Irún en tren; luego otro tren a París. No sabía francés. Le ayudó un soldado a sacar el billete para Alemania. Llegó la víspera y no le esperaba nadie. Hasta tres horas más tarde no llegó el presidente de la Federación. Antón se echó a llorar al verlo. El Mundial era al día siguiente. Acabó décimo, aunque se le rompió el cuadro de la bicicleta. Pudo ganar.
Cuando regresó le esperaba la mili, en Vitoria. Sólo una semana después de ingresar en el cuartel se disputaba la Subida a Arrate. Un brigada le dio permiso para correr a cambio de dos raciones de champiñones y 500 pesetas. Fue, ganó y se llevó 9.000 pesetas de premio. Al día siguiente en el Gran Premio Primavera de Amorebieta, fue tercero. Ganó su hermano.
Un problema en el corazón
Antón Barrutia vivió de cerca la rivalidad entre Bahamontes y Loroño, aunque tenía debilidad por el segundo, su amigo Jesús. Estuvo a un paso de ganar la Vuelta a España de 1959, pero la comida le sentó mal en la etapa entre Barcelona y Lleida y se esfumaron los 31 minutos de ventaja que le llevaba a Suárez, que fue el ganador final. Antes, en 1957, estuvo a punto de acabar su carrera. El reconocimiento médico del Tour le detectó un problema en el corazón. Se hizo otra prueba al regresar y un cardiólogo le prohibió correr porque tenía el músculo cardíaco muy grande. Después de muchas consultas le exigieron que un médico se hiciera responsable de su salud para devolverle la licencia. Un amigo suyo, el doctor Uriarte, lo hizo. Se retiró en 1966 pero siguió montando en bicicleta hasta superados los ochenta años y todavía pedaleaba en su bici estática hasta hace unas semanas. Como profesional ganó 52 carreras.
Luego se puso al frente del equipo Kas y protagonizó sus años dorados, que lo convirtieron en el mejor grupo deportivo del mundo. Fue en 1971. Fichó a José Manuel Fuente, que en su primer año ganó la montaña del Giro, mientras que González Linares ganaba la Vuelta a España. Al año siguiente, el Kas arrasó en la Vuelta. Mantuvo el jersey amarillo durante 17 de las 18 etapas y sus corredores ganaron siete. Vencieron por equipos, por puntos (Perurena) y la General, la montaña y la combinada con Fuente. Lasa acabó segundo y otros cuatro ciclistas más terminan entre los diez primeros. En 1974, Dalmacio Langarica cedió todos los poderes a Barrutia y Fuente volvió a ganar la Vuelta. En 1979, por fin, Antón Barrutia se fue del Kas y el equipo decayó hasta desaparecer a final de temporada.
Antón se retiró, pero no del todo. Durante algunos años ejerció de chofer de los médicos de la Vuelta a España: Astorqui, Irigoyen, Grande y Cabezas, y siempre tuvo el ciclismo en su pensamiento. Magnífico narrador de historias, voluntario para cualquier evento relacionado con las dos ruedas, seguía acudiendo hasta hace bien poco a las comidas que organizan los veteranos vascos cada año. Tenía previsto ir a la próxima.
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