Sinner: “Mi padre cocina y mi madre sirve platos, eso me inspira”
El italiano, rival de Nadal en octavos y elogiado por las figuras, charla con EL PAÍS sobre su proyección
Fuera de la pista, Jannik Sinner (San Candido, Italia; 19 años) poco o nada tiene que ver con el tenista que pelotea como un cíborg y crece a pasos agigantados. Retira la cara de póquer y se expresa de modo risueño, mientras aparta de vez en cuando un largo flequillo pelirrojo y los especialistas le proyectan como uno de los claros dominadores de un futuro no muy lejano. Nacido en los Alpes italianos, figura ya en la planta noble del circuito y el curso pasado tuteó a ...
Fuera de la pista, Jannik Sinner (San Candido, Italia; 19 años) poco o nada tiene que ver con el tenista que pelotea como un cíborg y crece a pasos agigantados. Retira la cara de póquer y se expresa de modo risueño, mientras aparta de vez en cuando un largo flequillo pelirrojo y los especialistas le proyectan como uno de los claros dominadores de un futuro no muy lejano. Nacido en los Alpes italianos, figura ya en la planta noble del circuito y el curso pasado tuteó a Rafael Nadal de madrugada en la Chatrier. Esta tarde (no antes de las 16.00, Eurosport), ambos se reencuentran en el mismo marco.
Pregunta. ¿Cuáles son los primeros recuerdos que tiene del tenis?
Respuesta. El único recuerdo que tengo es que disfrutaba con lo que hacía. De pequeño esquiaba, jugaba al fútbol y también al tenis, pero la raqueta no era mi primer deporte. Lo practicaba solo un par de veces a la semana y cuando salía a la pista lo pasaba bien, me divertía. Diría que mi primera impresión es que era divertido. Ahora, por supuesto, las cosas han cambiado, pero me sigue encantando jugar.
P. ¿Lo veía mucho por la televisión? ¿Tenía algún ídolo?
R. Realmente no empecé a ver mucho tenis hasta los 13 o 14 años. Seguía más las competiciones de esquí, pero hubo un momento en el que empecé a verlo más por Andreas Seppi, que es de cerca de donde yo me crie. Veía sus partidos y también solía jugar con mi familia. Más adelante, cuando ya conocía algo más este deporte, empecé a ver los partidos de Federer. Sí, diría que Roger es el jugador en el que me fijaba.
Dejé el esquí por el tenis porque en cuanto cometes un error, ya no puedes ganar
P. Era bueno esquiando. ¿Por qué se decantó por la raqueta?
R. Con 13 años y medio decidí ir a Bordighera, a la academia de Riccardo Piatti. Fue mi elección, y decidí dejar atrás el fútbol y el esquí. Creo que lo hice porque me gusta mucho jugar, y en el esquí no hay mucho de juego. Bajas una cuesta durante minuto y medio, y en el momento que cometes un error ya no puedes ganar. No me hacía gracia quedar séptimo u octavo en una competición, así que escogí el tenis.
P. ¿Cree que el esquí puede haber contribuido de alguna forma en su juego?
R. En el equilibrio, sí, en ese aspecto creo que me ha ayudado. También está el hecho de conocer diferentes deportes, porque eso siempre ayuda, pero si tuviera que quedarme con una sola cosa, sería el sentido del equilibrio.
P. Pese a su juventud, pelotea como un veterano y hay quienes dicen que parece un robot. ¿Qué opina de eso?
R. Supongo que todos los jugadores se ponen nerviosos durante el partido, pero trato de mantener la calma porque los partidos pueden llegar a ser muy largos. Creo que esto se lo debo a mis padres, que tienen unos trabajos muy sencillos; mi padre es cocinero y mi madre sirve los platos en el mismo restaurante. Tienen mucho respeto por su trabajo y creo que me han transmitido esa mentalidad: respeto por el trabajo, respetar a todo el mundo, aprender a aceptar que en la pista puede ocurrir cualquier cosa. Ahí en el restaurante sucede lo mismo: puede pasar cualquier cosa y hay que mantener la calma. Creo que eso me ha venido bien.
P. Ya está entre los 20 mejores. ¿Se sorprende de hacer las cosas tan bien con solo 19 años?
R. Cuando con 13 años y medio me fui a Bordighera [para entrenarse con Piatti, que instruyó al Djokovic y ha entrenado a Sharapova, entre otros], si alguien me llega a decir que con esta edad me encontraría donde estoy ahora, le habría dicho que no, que de ninguna manera. Pero tengo un equipo fuerte detrás, todos saben lo que hacen, todos tienen mucha experiencia; esto me ayuda, me da fuerza. Diría que estamos trabajando bien. El ranking ahora mismo no me importa, porque tengo que mejorar muchísimas cosas. Por supuesto que es agradable estar donde estoy ahora mismo, pero todos sabemos que el camino es muy largo.
P. ¿Se ve capacitado para alcanzar el número uno algún día?
R. Es una pregunta difícil que me plantea todo el mundo. Todos los tenistas trabajamos para ese objetivo. Tengo mi equipo y ellos me quieren impulsar para que logre eso porque es el sueño, evidentemente, pero a veces se necesita un poco de suerte porque las cosas pueden cambiar muy rápidamente. Puedes tener la mala suerte de torcerte un tobillo... Todos en mi equipo me llevan hacia el límite, y cuando haya terminado mi carrera quiero poder mirar atrás y decir que di el cien por cien. Si no alcanzo el número uno, quiero poder decir que hice todo lo posible y estaré contento, pero tampoco hay que perder el tiempo con eso.
No quiero meterme prisa. Con 19 años te gusta tenerlo todo ya, y no se trata de eso
P. Le llueven los elogios y Djokovic dice que usted es un jugador especial. ¿Cómo procesa todo eso?
R. Evidentemente, es un placer oírlo porque él es el número uno, ha ganado muchos grandes y muchísimos otros trofeos importantes. Ya sabe, es un gusto oír eso, pero el camino es largo y hay que demostrar lo que vales. Pero no quiero meterme prisa. Mi objetivo es jugar al tenis durante muchos años; con 19 años te gustaría tenerlo todo ya, pero no se trata de eso. Yo voy con la gente que me importa detrás, con mi equipo. Son ellos quienes me empujan en cada entrenamiento. Veremos qué ocurre.
P. A comienzos de año, Nadal le eligió para preparar el Open de Australia en la burbuja de Adelaida. ¿Qué aprendió de esa convivencia de dos semanas?
R. Fue un honor poder trabajar junto a él, una gran lección. Creo que me aportó muchas cosas que me ayudarán para permanecer en la pista con la mentalidad adecuada. Me impresionó cómo aborda cada entrenamiento, su profesionalidad y su dedicación hacia nuestro deporte. Él es un gran campeón, un deportista realmente inspirador. En los dos partidos que hemos jugado [dos triunfos para el español, en París el año pasado y en Roma hace menos de un mes], los errores fueron distintos. Creo que este partido puede ser diferente.
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