Muere Jason Dupasquier, piloto de Moto3 de 19 años, tras el accidente sufrido en el GP de Italia
El joven suizo fallece en un hospital de Florencia por las heridas recibidas en una caída múltiple este sábado, cuando luchaba por la ‘pole’
Jason Dupasquier era un chaval hablador y maduro, dulce. “Siempre positivo, siempre sonriente”, le define Matthieu Juttens, comentarista de la televisión suiza, que cayó prendado del piloto de Moto3 en cuanto lo conoció hace dos años. “Hicimos un viaje en coche y no paramos de hablar. Y solo tenía 17 años. Siempre quise mantener cierta distancia con los pilotos, pero con él me fue imposible”, comenta al otro lado del teléfono. Y recuerda la última vez que se vieron. Fue justo después de la primera carrera del año, en Qatar. “Me llamó y me dijo que venía a casa a cenar. Apareció con pan y queso...
Jason Dupasquier era un chaval hablador y maduro, dulce. “Siempre positivo, siempre sonriente”, le define Matthieu Juttens, comentarista de la televisión suiza, que cayó prendado del piloto de Moto3 en cuanto lo conoció hace dos años. “Hicimos un viaje en coche y no paramos de hablar. Y solo tenía 17 años. Siempre quise mantener cierta distancia con los pilotos, pero con él me fue imposible”, comenta al otro lado del teléfono. Y recuerda la última vez que se vieron. Fue justo después de la primera carrera del año, en Qatar. “Me llamó y me dijo que venía a casa a cenar. Apareció con pan y quesos y me preparó una fondue”. Dupasquier falleció este domingo por la mañana a los 19 años en el hospital Careggi de Florencia como consecuencia de las heridas internas tras el accidente que sufrió durante la sesión de clasificación del día anterior en el GP de Italia.
Había sido asistido tan solo unos minutos después y en el punto exacto del accidente por uno de los coches medicalizados de MotoGP, cuyos doctores procedieron a estabilizarlo. Una media hora después, en torno a las dos de la tarde, fue trasladado en helicóptero, con las constantes vitales estables, hasta el hospital, a unos 32 kilómetros del circuito situado en Scarperia.
Pese a los esfuerzos del equipo médico, Dupasquier, joven promesa del motociclismo, no pudo sobrevivir a los múltiples traumatismos ocasionados en el accidente. El chico se había caído en los instantes finales de la pelea por la pole. Cometió un error a la salida de Arrabiata 2, una de las curvas más populares del trazado toscano; se salió ligeramente del trazado, tocó la hierba y perdió el control de su KTM, que le dio una brusca sacudida. Se fue al suelo y con su caída provocó también el accidente de Ayumu Sasaki, que no pudo evitar el choque. Dupasquier quedó tendido, inmóvil, en medio de la pista, en bajada y en un punto ciego en pleno cambio de rasante. Cuando unos segundos después pasó por la zona el piloto español Jeremy Alcoba tampoco pudo evitar el impacto.
La noticia de la muerte de Dupasquier se conoció al término de la carrera de Moto3, en la que no participó su equipo, el CarXpert, que dejó apagadas en el box tanto su moto, con el dorsal 50, como la de su compañero Ryusei Yamanaka. El resto de eventos se celebró tal y como estaba previsto. Y el espectáculo continuó, pese al dolor, después de un emotivo minuto de silencio.
Dupasquier, hijo del expiloto de motocross Phillipe Dupasquier, estaba cuajando un buen inicio de temporada, la segunda en el Mundial, tras haber tomado la decisión, este invierno, de mudarse a Barcelona junto a toda la familia durante dos meses. No hay circuitos de velocidad en Suiza; en España, en cambio, podía practicar todas las disciplinas en múltiples pistas y aprender de los mejores. Así lo hizo. Y el trabajo se notó. En el momento del accidente estaba octavo clasificado para la carrera y figuraba el 10º en la general de la categoría pequeña del Mundial, donde se corre con motos de 250cc —una velocidad punta en Mugello de 247 km/h y un peso mínimo total, entre moto y piloto, de 148 kilos— y motores de cuatro tiempos.
Hacía cinco años que el Mundial de Motociclismo no tenía que lamentar la pérdida de uno de los suyos. Fue en junio de 2016, cuando murió el mallorquín Luis Salom durante los libres del gran premio de Cataluña.
Todos los pilotos asumen que el motociclismo conlleva un riesgo inevitable. Pese a todo, tanto Dorna, organizadora del Mundial, como la Federación Internacional de Motociclismo (FIM) han trabajado en los últimos años en mejorar la seguridad. Lo hacen en colaboración con los integrantes de la parrilla de MotoGP, que cada viernes de gran premio se reúnen para abordar y debatir posibles mejoras junto a la Comisión de Seguridad.
De Simoncelli a Salom
En esos encuentros se han acordado tanto modificaciones del reglamento como de algunos trazados con puntos negros o considerados peligrosos. Aunque, a menudo, las decisiones más drásticas han llegado después de una mala noticia. Tras la muerte de Marco Simoncelli en Sepang el año 2011 se nombró a un director médico de MotoGP —hasta entonces la máxima autoridad era el doctor de cada circuito—, se redactó un protocolo de seguridad y se empezó a trasladar a cada gran premio a un equipo médico especializado y dos coches medicalizados preparados para poder intervenir de urgencia en la misma pista en caso de necesidad, como se hizo con Dupasquier.
Fue, por otro lado, el accidente fatal de Salom el que provocó la reestructuración del circuito de Montmeló, que tuvo que redibujar el trazado y ampliar algunas escapatorias antes de que las motos volvieran a rodar un año después; es más, cuando se comprobó que la solución, una nueva chicane, era tanto o más peligrosa, se tuvieron que rediseñar aquellas curvas y mejorar las vías de escape para 2018.
Desde aquel año es también obligatorio para todas las categorías del Mundial (Moto3, Moto2 y MotoGP) el uso del airbag en los monos de piel de los corredores, una tecnología que reduce la fuerza de un impacto y minimiza las consecuencias en caso de caída. Los monos, los guantes y las botas de los pilotos son parte fundamental en la seguridad y han mejorado muchísimo en los últimos 10 años.
El accidente de Dupasquier, como ocurrió antes con Simoncelli y Shoya Tomizawa en 2010, sucedió tras un cúmulo de desgracias. Los tres sufrieron una caída de esas que se ven a puñados, pero tuvieron también la mala suerte de quedar en mitad de la pista y que otra moto les golpeara.
Si bien es cierto que existe el debate sobre el uso del césped artificial en los márgenes del trazado, porque puede provocar falta de agarre en los neumáticos, como le ocurrió al malogrado piloto suizo, todavía no se ha encontrado una solución adecuada ni existe consenso al respecto. La sustitución del verde por más asfalto, como se ha hecho en algunas pistas, incide en un aumento de la velocidad media, pues los pilotos aprovechan todos los metros posibles para mejorar sus tiempos. No resulta fácil ponerse de acuerdo más que en una cosa: el motociclismo es un deporte peligroso.
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