Una Liga de 12 minutos

Desde la pausa para la hidratación hasta el gol de Luis Suárez, el Atlético remontó ante Osasuna con un juego con el que se ha relacionado poco en la era de Simeone

Luis Suárez celebra su gol a Osasuna que permitió al Atlético mantener el liderato y depender de sí mismo para ganar la Liga en la última jornada. / (Atléticomadrid.com)Atlético de Madrid

”Tranquilos, el gol va a llegar”, fue la consigna con la que Diego Pablo Simeone clausuró el corrillo formado durante la obligatoria pausa para la hidratación del segundo tiempo del Atlético-Osasuna. El preparador argentino y el capitán, Koke, habían protestado la interrupción por innecesaria ante la agradable temperatura que acompañaba al dramático final que se perfiló con el gol de Budimir y ...

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”Tranquilos, el gol va a llegar”, fue la consigna con la que Diego Pablo Simeone clausuró el corrillo formado durante la obligatoria pausa para la hidratación del segundo tiempo del Atlético-Osasuna. El preparador argentino y el capitán, Koke, habían protestado la interrupción por innecesaria ante la agradable temperatura que acompañaba al dramático final que se perfiló con el gol de Budimir y el de Nacho en Bilbao. El Atlético no quería perder ritmo por la pausa acordada, según el reglamento, por el árbitro y los delegados en la reunión previa al encuentro. En esos momentos, el marcador (0-1) del Wanda Metropolitano y el de San Mamés enterraban gran parte de las posibilidades del Atlético de conservar el liderato y presentarse en la última jornada en Valladolid dependiendo de sí mismo para ganar la Liga.

Las horas de vuelo de Simeone como jugador acostumbrado a lidiar con momentos de máxima exigencia depararon lo más conveniente que puede hacer un entrenador en una situación tan límite: pedir calma y cabeza a sus futbolistas. “No tuvimos la cabeza en el marcador, intentamos concentrarnos, solo nos faltaba el gol”, relató el central brasileño Felipe.

El parón (m. 76) para el refrigerio apenas duró un minuto largo, pero desencadenó una remontada épica del líder bajo la premisa de no incurrir en la precipitación. El Atlético se desplegó con un fútbol tocado y preciso con el que se ha relacionado poco en la era Simeone. Elaboró 11 jugadas para lograr dos tantos en ese arco de tiempo (2-1). Tal y como explicó el técnico al final del encuentro, se trataba de no limitar el ataque a simples centros al área. “Era la vía para poder trabar a un equipo que se defendió muy bien”, aclaro Simeone. Para cuando estaba a punto de cumplirse el minuto 88, Luis Suárez concretó la gesta. Doce minutos disputados con hechuras de campeón que pueden valer una Liga y dejaron detalles que ilustraron el pulso con el que el Atlético se manejó en el alambre.

El gol del empate nació de una circulación de 15 toques que pasó del medio a la derecha, de la derecha al medio, y de ahí a la izquierda, por donde Lodi rompió para recoger el preciso y elegante pase de João Félix. Un globo de Trippier en el lateral del área saltándose a un jugador de Osasuna para hacer una pared con Oblak y salir jugando con 1-1 en el marcador es otro ejemplo palmario de la mesura con la que gestionaron los rojiblancos esos 12 minutos.

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Hubo más frenesí por la urgencia y la angustia de tener que darle la vuelta al marcador que porque el Atlético se lanzara al ataque a la desesperada. Los 23 toques que precedieron al gol de Suárez con la pelota viajando de izquierda a derecha también reflejaron las dosis de serenidad con la que los futbolistas de Simeone afrontaron la empresa de tener que marcar dos goles en menos de un cuarto de hora. La jugada se inició con un saque con la mano de Oblak y con el vértigo de Lodi conduciendo para romper líneas y acercarse lo antes posible al área de Herrera. Cuando el brasileño ya no pudo avanzar más, frenó y jugó hacia atrás para Koke. El capitán combinó con Luis Suárez y el uruguayo terminó por inclinar la jugada a la derecha antes de acudir al área para elegir un lugar donde recibir un posible pase. Carrasco se lo puso en el pie para reforzar el eslogan que en la previa del partido se había preocupado de lanzar Simeone para espolear al charrúa y acabar con su sequía de cinco jornadas sin marcar. “Entramos en zona Suárez”, propagó El Cholo el sábado con la flema con la que parece que no dice nada y lo quiere decir todo.

Duelos superados

Bajo una presión máxima, emergió un equipo templado para elaborar e intenso para recuperar la pelota y ganar duelos individuales que limitaron a Osasuna a un simple centro al área que despejó Savic. Once duelos individuales en la lucha por la pelota ganaron los futbolistas de Simeone para marcarle el territorio al rival y embotarlo.

El triunfo y el cómo fue logrado reforzaron el concepto de equipo que tanto predica Simeone. “Esto es un equipo, desde los que participan desde el inicio hasta los que salen desde el banquillo. Me alegro por Lodi, nos ha hecho levantarnos a todos con su gol”, confesó un efusivo Mario Hermoso. “Siento mucha emoción, no hay mayor reflejo de lo que somos. Se me pone la piel de gallina cuando la gente seguía apretando desde fuera del estadio tras marcar Osasuna. No se puede escapar esta Liga, es un trabajo de toda la temporada”, reivindicó Hermoso.

Los cuatro cambios influyeron en los dos goles

La gestión del partido de Simeone con los cambios que realizó fueron decisivos para que el Atlético culminara la remontada. Primero relevó a Hermoso y a Saúl para dar entrada a Lodi y a João Félix a los 65 minutos de juego. Con Osasuna metido atrás retiró al central, que estaba ejerciendo de lateral izquierdo, para ganar profundidad y velocidad con Lodi. El lateral, que fue sorprendido en el segundo palo por Budimir en el gol de Osasuna, marcó el gol del empate e inició la jugada del segundo gol con una carrera poderosa. João Félix estuvo fino y selectivo para entrar en acción. Le dio pausa al ataque en los últimos metros y se destapó con un pase excelso a Lodi.

La segunda tanda de cambios se produjo al poco de la pausa para la hidratación. En el minuto 80, Simeone sentó a los agotados Marcos Llorente y Correa para dar entrada a Herrera y Démbélé. El preparador argentino buscó temple con el mexicano y remate y desmarques al espacio del delantero francés. A ese doble cambio añadió un movimiento que terminó por ser definitivo. Sacó a Carrasco de la banda izquierda para dejarle todo el carril a Lodi y lo trasladó a la derecha para profundizar junto a Trippier. Entre los dos dieron los últimos toques que precedieron al gol de Súarez


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