Schreuder, la llave ofensiva de Koeman
El segundo entrenador del Barcelona, excentrocampista de la liga holandesa, convence al técnico y al vestuario por su capacidad táctica
Cada mañana, bien en la cafetería o por los pasillos de la ciudad deportiva del Barcelona, Alfred Schreuder (Barneveld, Países Bajos; 48 años) se detiene a cada ocasión que se cruza con alguien -da igual que sea del equipo, del cuerpo técnico o un simple trabajador del club- para desearle los buenos días y preguntarle por su familia o su salud. Lo hace con un castellano macarrónico, todavía pendiente la asignatura, pero con una sonrisa de oreja a oreja. “No sabíamos cómo sería trabajar con un staff extranjero porque h...
Cada mañana, bien en la cafetería o por los pasillos de la ciudad deportiva del Barcelona, Alfred Schreuder (Barneveld, Países Bajos; 48 años) se detiene a cada ocasión que se cruza con alguien -da igual que sea del equipo, del cuerpo técnico o un simple trabajador del club- para desearle los buenos días y preguntarle por su familia o su salud. Lo hace con un castellano macarrónico, todavía pendiente la asignatura, pero con una sonrisa de oreja a oreja. “No sabíamos cómo sería trabajar con un staff extranjero porque hacía muchos años que el entrenador era de aquí”, cuenta un empleado de la ciudad deportiva; “pero esta gente es una pasada por su educación, por su puntualidad, por su profesionalismo… Alfred es el ejemplo. Han encajado de maravilla”. Entre otras cosas porque Schreuder tiene la voluntad por aprender y el balón en el entrecejo, aunque si es cerca de la portería contraria, mejor. “Y porque es cruyffista desde niño”, remarca su hermano Dick desde las instalaciones del Volendam [Segunda holandesa], donde se está sacando la licencia de entrenador.
De todo eso se dio cuenta bien pronto Koeman, que lo conoció de casualidad en Ibiza hace dos veranos durante las vacaciones, tal y como relató a la revista holandesa Helden. Charlaron y dieron vueltas alrededor del fútbol y el balón hasta que, convencido de sus virtudes, le propuso que cuando tuviera una oferta le requeriría como compañero de viaje. Y así fue. Lo que no sabían, sin embargo, es que unos meses después sería el Barça. “Me preguntó si me veía viviendo en Barcelona… ¡No me lo pensé dos veces!”, reconoció Schreuder para el diario Bild. Y se puso manos a la obra, ahora llave ofensiva para el Barça de Koeman. “Alfred es holandés y como tal siempre apostará por un juego ofensivo”, acepta Koeman.
Formado en la cantera del Feyenoord y con más de 300 partidos como centrocampista en la Eredivisie -entre RKC Waalwijk, NAC Breda, Feyenoord y Vitesse con técnicos como Bert Van Maarwijk, Leo Benhakker, Ten Cate y el hermano de Koeman, Erwin-, Alfred decidió colgar las botas con 36 años en el Vitesse, que le proporcionó de forma inmediata entrar en el cuerpo técnico de Theo Bos. Unos meses antes, sin embargo, sin apenas poder jugar por tener la rodilla maltrecha, decidió contratar a Ruben Jongkind como entrenador personal para rehabilitar la articulación y, sobre todo, aprender conceptos tácticos con la idea de mejorar su fútbol. Venía marcado por el técnico Wim Jansen, subcampeón del mundo con Holanda en el 74 y 78 que le dirigió en el Feyenoord. “Solíamos jugar al fútbol de posición. Nunca debíamos detenernos en las bandas sino movernos entre líneas para que el espacio fuera más amplio para jugar y tener más opciones de participar”, cuente Schreuder. “Pero el hecho de que quisiera mejorar su juego en la última fase de su carrera es una prueba de la ansiedad que tenía por aprender. Está obsesionado con la táctica”, señala Jongkind, que con el tiempo se convirtió en el director de desarrollo de talento en la Ajax Academy y ahora es asesor estratégico del Volendam. Aunque desmonta un poco la visión de que Schreuder es puramente cruyffista: “Como todos los holandeses a los que les gusta el juego atractivo, tiene una parte de cruyffista. Y se le nota en muchos conceptos tácticos. Pero creo que más bien le gusta el ataque porque ha adquirido influencias muy importantes con otros entrenadores con los que ha trabajado”.
Tras el Vitesse, decidió aceptar la oferta del Twente de Steve McClaren, donde continuó cuando cambiaron al técnico por el Michel Preud’homme. “Marcaron tendencia para mí en el sentido de que un entrenador debe liderar bien al equipo, tratar con los medios y consolidarse en el club”, explica Schreuder, que después asumió el puesto, por más que no tuvo mucho éxito. Así, en 2105 se marchó a la Bundesliga como segundo de Huub Stevens en el Hoffenheim. Aunque le cambiaría la visión su sucesor en el banquillo, el joven Julian Nagelsmann. “No lo conocía, pero a las dos semanas me di cuenta de que Julian era extremadamente bueno porque ha desarrollado una forma de entrenamiento completamente diferente”, señala Schreuder, al tiempo que admitió usar ejercicios en el Ajax [y a buen seguro que también en el Barcelona] ideados por el técnico alemán. Así lo aclara Koeman: “Aprendió mucho de Nagelsmann y estuvo en Ajax con Ten Hag, donde tiene ideas muy parecidas a las de aquí. Todo eso lo pone a nuestro servicio y para el staff es mejor tener otras ideas y al final decidimos la idea que vamos a tomar”.
“Es muy bueno. Pero mucho. Es de esas personas que te hace ver cosas que no se aprecian con facilidad. Y sí, es muy exigente y muy metódico, pero se aprecia que le importa que las cosas salgan bien”, apunta una voz autorizada del vestuario; “y le gusta hablar de fútbol, ¿eh?”. Eso lo sabe Koeman, pues no es raro que expriman la tarde en los despachos del club, que sigan dándole vueltas a los partidos en el avión -Ronald siempre en primera fila y él en segunda- y que durante las comidas se alarguen los debates futbolísticos y tácticos por horas. “Es que en lo táctico es un fenómeno”, le describen desde el área deportiva; “realmente bueno”. Y ofensivo. Por eso el técnico azulgrana, en un guiño, siempre recuerda que el Barça es el equipo que más ocasiones crea. Deberá repetirlo ante el Villarreal con Koeman en el banquillo y con Schreuder a su lado.
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