El sucesor de Silva es Phil Foden
“Sus goles nos han llevado a semifinales”, dijo Guardiola tras el 1-2 en Dortmund que marca un punto de inflexión en la carrera del joven jugador del Manchester City
“Quiero ser el mejor futbolista del mundo”, decía Phil Foden hace un mes, pálido, huesudo, luciendo su ominoso flequillo de máquina, con la serenidad propia de los niños cuando especulan. Su imaginación fantaseaba con argumentos sólidos. Ningún jugador menor de 21 años en la Premier había participado directamente en más goles que él esta temporada. A diferencia de tantos buenos volantes cuya influencia en el juego es difícil de medir, su impacto se podía cuantificar. Las señales eran sobresalientes antes de que el ...
“Quiero ser el mejor futbolista del mundo”, decía Phil Foden hace un mes, pálido, huesudo, luciendo su ominoso flequillo de máquina, con la serenidad propia de los niños cuando especulan. Su imaginación fantaseaba con argumentos sólidos. Ningún jugador menor de 21 años en la Premier había participado directamente en más goles que él esta temporada. A diferencia de tantos buenos volantes cuya influencia en el juego es difícil de medir, su impacto se podía cuantificar. Las señales eran sobresalientes antes de que el Manchester City se cruzara con el Dortmund en los cuartos de final de la Champions. El duelo pasará a la historia como el tránsito que consagró al mejor jugador inglés de su generación.
Foden marcó el 2-1 en el último minuto en la ida, y el 1-2 que cerró la vuelta, este miércoles en el Westfalenstadion. Entre medias, con solo 20 años, dio una exhibición de carácter, orientación en los controles, desborde, sensibilidad para maniobrar en una baldosa con su pie izquierdo, velocidad para encontrar a sus compañeros y un disparo incisivo. Todo aquello que caracterizó al que fuera su jugador favorito, David Silva, el compañero que lo apadrinó durante sus dos temporadas de adaptación en el primer equipo.
“Tienes la sensación de que es un tío que nunca se va a esconder”, dijo Guardiola, cuando le preguntaron por Foden después del partido. “Siempre crea algo. Es dinámico en ataque y en defensa, tiene calidad en espacios reducidos. Jugaba bien a un toque y ahora está aprendiendo a dar más toques al balón porque está tomando buenas decisiones. Marcó dos goles que nos han ayudado a estar en semifinales”.
Guardiola hizo una apuesta políticamente arriesgada. Primero, porque en lugar de jugar con un punta nato situó a Bernardo Silva de falso nueve; segundo porque prefirió situar a Foden en el extremo izquierda antes que a Raheem Sterling, el atacante más desequilibrante de la plantilla que conquistó la última Premier para el City, en 2019; y tercero porque dejó a Cancelo en el banquillo, un fichaje de 60 millones de euros, para alinear a Zinchenko en el lateral izquierdo. “Elegimos a los jugadores más precisos en el pase para no perder entregas sencillas”, explicó Guardiola, “tener el balón era fundamental para evitar los contragolpes del Dortmund y conservar nuestro equilibrio en defensa”.
“Teníamos un plan para presionarlos arriba, pero no funcionó”, dijo el técnico, en referencia a la crisis que precedió el 1-0 del Dortmund. “Decidimos cambiar y meter a los dos extremos por dentro y así generamos muchas conexiones entre los cuatro en el mediocampo con Foden, Mahrez, Rodri, Bernardo, De Bruyne… todos con buen pie. Así es como le fuimos dando la vuelta al partido hasta generar suficientes ocasiones para ganar”.
Todo lo bueno que hizo el City en Dortmund pasó por su singular poder de asociación. Necesitó para ello de jugadores que saben interpretar todos los momentos del partido en todas las zonas del campo. Los más elásticos. Los más inteligentes. Foden no solo sobresalió en los goles, sino que consiguió acertar en sus maniobras, por adentro y por fuera, casi siempre juntándose con Bernardo Silva, otro zurdo que lee las partituras a la misma velocidad. Entre los dos fabricaron la jugada del penalti que dio lugar al 1-1, y volvieron a unirse en la acción que precipitó el 1-2.
Foden ha conseguido equiparse a De Bruyne, Bernardo Silva y Gündogan, más que por su habilidad, por el sentido con el que alienta cada jugada. Un arte que rara vez dominan los impetuosos futbolistas británicos. Algo que el muchacho que aprendió los rudimentos del peloteo en las calles de Stockport tal vez no llevaba incorporado cuando hace 15 años ingresó en la cantera del City. “Yo era recogepelotas el día que Agüero hizo el gol que nos dio la liga”, recuerda, orgulloso de su identidad citizen. “Estaba detrás de la portería”.
Esta temporada suma 13 goles y nueve asistencias en 41 encuentros en todas las competiciones. Su progresión se ha disparado después de años de supervisión. Algo parecido a lo que experimentaron Pedro y Busquets hace más de una década sucede ahora con Foden. Su formación profesional resulta impensable sin Guardiola.
“Phil puede jugar como extremo y como interior”, advirtió el técnico, apuntando una cualidad que no posee Sterling, cuyo instinto le impulsa siempre en dirección a la portería. “Él solo necesita tiempo para aprender a jugar por dentro. Porque cuando juegas pegado a la raya necesitas hacerlo a un ritmo, y cuando te mueves al centro necesitas otro. Cuando consiga ese equilibrio en la toma de decisiones será un futbolista diez veces más extraordinario. Es cuestión de tiempo”.
De la mano de Foden, el último en unirse a la cuadrilla de sus ingeniosos futbolistas polivalentes, el entrenador consiguió llevar al City a semifinales después de cinco intentos. La clasificación es un hito en la historia de un club cuyo recorrido más largo en la Champions databa de 2016, cuando lo dirigía Pellegrini y fue eliminado en semifinales por el Madrid después de que Fernando se metiera un gol en contra en el Bernabéu.
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