Charles Thomas, el pívot ‘resucitado’ 40 años después
Reaparece el ex jugador del Barça, dos veces máximo anotador de la Liga, dado por muerto desde 1980
La historia acaba bien. Charles Thomas está vivo. Nadie pudo asegurar que estuviera muerto, pero era lo que se creía desde hace 40 años. Desde entonces nada se había vuelto a saber del exjugador del Barça, el Sant Josep y el Manresa, el máximo anotador de la Liga de baloncesto en las temporadas 1968-1969 y 1969-1970. Sus más allegados se temían lo peor y así lo habían asumido. En la wikipedia, tras sus datos básicos -nacido el 23 de agosto de 1946 y pívot de 2,01 metros-, se decía: “Se cree que pudo haber muerto a...
La historia acaba bien. Charles Thomas está vivo. Nadie pudo asegurar que estuviera muerto, pero era lo que se creía desde hace 40 años. Desde entonces nada se había vuelto a saber del exjugador del Barça, el Sant Josep y el Manresa, el máximo anotador de la Liga de baloncesto en las temporadas 1968-1969 y 1969-1970. Sus más allegados se temían lo peor y así lo habían asumido. En la wikipedia, tras sus datos básicos -nacido el 23 de agosto de 1946 y pívot de 2,01 metros-, se decía: “Se cree que pudo haber muerto a principio de la década de los 80, aunque no hay certeza”.
Ahora, el enigma se ha resuelto felizmente. Charles Thomas, de 74 años, sigue vivo. Lo explicó en Rac1 Norman Carmichael, uno de los americanos que marcaron los prolegómenos del despegue del Barça en los nueve años que vistió de azulgrana, entre 1969 y 1978, coincidiendo con Manolo Flores y Charles Thomas y enlazando ya con la extraordinaria quinta de Epi, Solozábal, Sibilio, De la Cruz…
“Íbamos en coche con mi familia. Conducía mi hijo. Sonó el teléfono”, relata Carmichael. “Mi mujer me dijo que Charles Thomas quería hablar conmigo. ‘Lo siento. Debe ser una broma. Charles murió hace años’, le dije. Pero hicimos una vídeollamada. Pensé que tal vez algún amigo suyo me estaba engañando, tratando de sacarme dinero. Pero a medida que hablamos me di cuenta de que sabía demasiado para ser un impostor. Es increíble, de película”. Thomas vivió un tiempo en México y regresó a Estados Unidos, donde malvivió bajo los efectos de su adicción a las drogas. Durante los últimos años ha vivido en un geriátrico en Amarillo, Texas.
Carmichael explica en Facebook que espera poder visitar pronto a su amigo. “Es difícil para su familia, ya que simplemente los dejó y desapareció. No estoy seguro de cómo lidiarán con eso cuarenta años después. En cuanto a mí, no estoy seguro de por qué me llamó primero, pero tengo a mi amigo de vuelta. Tenemos nuestra segunda vacuna en dos semanas y luego, con la bendición de Charlie, iré a verle a Amarillo. Suceden cosas asombrosas en este extraño mundo”.
La etapa de Thomas en el baloncesto español empezó en el Sant Josep, el histórico club de Badalona, que lo fichó en 1968 tras su paso por la Universidad Estatal de California. Los directivos del club badalonés no quisieron estirar más el brazo que la manga. Pagaron un millón de pesetas por Thomas y declinaron la posibilidad de fichar a Lew Alcindor, el legendario pívot que luego cambió su nombre por el de Kareem Abdul-Jabbar, y cuyo fichaje costaba el doble. Ese fichaje parecía una utopía porque Alcindor ya era una figura del baloncesto universitario, pero tuvo un punto de verosimilitud aunque finalmente los directivos catalanes desistieron. El pívot abominaba de las políticas belicistas, la guerra del Vietnam y el racismo de Estados Unidos y amenazaba con dejar un país al que se negó a representar en los Juegos Olímpicos de México en 1968.
La llegada de Charles Thomas a Badalona supuso un revulsivo para el Sant Josep, donde se proclamó dos temporadas consecutivas el máximo anotador de la Liga española, con una media de 25,6 puntos en 1969 y de 24 puntos un año después. Además de su capacidad anotadora, su estilo era espectacular y su potencia de salto formidable. Fue uno de los primeros en España que se distinguía por sus mates. La leyenda cuenta que retó a su entrenador Josep Brunet a poner un billete de mil pesetas en lo alto del tablero (a unos cuatro metros del suelo). Si era capaz de cogerlo de allí, se lo quedaba.
El Barça fichó a Thomas en el curso 1971-72, y estuvo en el equipo hasta la campaña 74-75. Allí coincidió con Carmichael, un pívot alto, rubio y desgarbado. Pero la Federación Española decidió paralizar durante un tiempo las nacionalizaciones –Luyk y Brabender ya tenían pasaporte español en el Real Madrid-, argumentando que se debía proteger a los jugadores españoles durante la temporada 1970-1971, periodo preolímpico para los Juegos de Múnich-72.
Thomas no rindió como se esperaba en el Barça. Su carácter era muy especial. “Era como un niño grande y yo procuraba mimarlo”, explica Carmichael. “Me dijo en más de una ocasión que él creía que un jugador nacía con un número determinado de saltos. Nunca quiso gastarlos en los entrenamientos”. Thomas se rompió el tendón rotuliano en noviembre de 1974, durante un partido en la cancha del Real Madrid, y ya no volvió a jugar esa temporada. Ranko Zeravica, el entrenador del Barça, no estaba satisfecho con el rendimiento y el comportamiento de Thomas, y decidió cederlo al Manresa. La mujer y los dos hijos del pívot habían regresado a Estados Unidos. A los 29 años, desmotivado, Thomas abandonó España en 1976. Los que habían sido sus compañeros y entrenadores perdieron la pista sobre su paradero. Lo último que se supo con certeza de él es que, a principios de los años 80, fue visto en un aeropuerto con síntomas de haber ingerido drogas y alcohol. Y más tarde, se aseguró que había fallecido. Carmichael no pudo corroborar tal extremo, aunque lo dio por cierto porque a pesar de que indagó, nunca volvió a tener noticias de él. Hasta ahora. Charles Thomas vive.
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