El Atlético pierde el paso en las áreas
El líder acusa sus errores defensivos y las tres jornadas sin marcar de Luis Suárez
El sábado, después de que se certificara la primera derrota del Atlético en casa (0-2 ante el Levante) y se avivara la pelea por la Liga, Diego Pablo Simeone se agarró al empuje y al cerco del área al que sus futbolistas sometieron al rival en el segundo tiempo. En el vestuario, el técnico trató de levantar el ánimo y mitigar las posibles dudas del plantel asegurando que la reacción, aunque sin el resultado esperado, respondía a la de un equipo inmerso de lleno en la conquist...
El sábado, después de que se certificara la primera derrota del Atlético en casa (0-2 ante el Levante) y se avivara la pelea por la Liga, Diego Pablo Simeone se agarró al empuje y al cerco del área al que sus futbolistas sometieron al rival en el segundo tiempo. En el vestuario, el técnico trató de levantar el ánimo y mitigar las posibles dudas del plantel asegurando que la reacción, aunque sin el resultado esperado, respondía a la de un equipo inmerso de lleno en la conquista del título. Los 20 remates sobre la portería de Cárdenas registrados en el segundo tiempo, para un total de 28 —la mejor cifra de un partido de la era Simeone— fueron esgrimidos por el técnico como la prueba de que el equipo había respondido a la dificultad del marcador en contra y a la ordenada oposición del Levante de Paco López.
La derrota, sin embargo, confirmó que el Atlético ha perdido en los últimos encuentros el argumento reduccionista con el que el preparador argentino explica los picos altos y bajos de su equipo: la contundencia en las dos áreas. Ha recibido varios goles por errores individuales y ha perdido eficacia en el remate. Este bache en el área propia y en la del rival se ha confirmado en la previa del partido de ida de los octavos de final de la Champions ante el Chelsea, que se disputará este martes en Bucarest por las restricciones en España a los vuelos procedentes del Reino Unido. La expedición rojiblanca viajó este domingo por la tarde con el resquemor de la ventaja de puntos perdida en la Liga y la necesidad de rearmarse anímicamente.
Simeone esperaba este momento y cuando ha llegado ha insistido en un discurso que tenía preparado para cuando los resultados no llegaran y cualquiera de sus perseguidores recortara distancias. El entrenador ha iniciado un trabajo psicológico que evite el derrumbamiento de un grupo que por segunda vez en la historia había alcanzado los 50 puntos en la primera vuelta y se había posicionado como el gran favorito para la conquista del torneo.
Otro dibujo táctico
El problema para el técnico rojiblanco es la recomposición de un equipo y de un dibujo, el 5-3-2, al que las bajas por covid-19 y las lesiones musculares le han ido rebajando prestaciones y le han obligado a reconstruirlo cuando parecía que tenía ya un once armado. La fiabilidad del sistema ahora está en entredicho y la posibilidad de que recupere el 4-4-2 con el que siempre se manejó Simeone ya no se descarta. En el segundo tiempo contra el Levante ya lo hizo.
La primera baja significativa, la de Trippier por sanción, le ha generado un quebradero de cabeza. La solución de Marcos Llorente le ha descompuesto el centro del campo y le ha hecho perder volumen de juego ofensivo. Los contagios de Lemar y Carrasco, ahora baja contra el Chelsea por problemas musculares, también le han privado durante varios encuentros de dos jugadores que habían encajado bien en el nuevo sistema de tres centrales. El belga, como carrilero izquierdo, y el francés, como tercer volante creativo. El virus también cortó en seco la reaparición de João Félix tras superar un golpe en el pie derecho en la eliminatoria de Copa. El cúmulo de ausencias ha obligado a recomponer a Simeone la alineación y no encontró el mismo rendimiento en los que entraron. Ni Lodi, Felipe, Kondogbia, Torreira o Saúl han tenido actuaciones muy convincentes.
El resultado de tanto contratiempo ha sido un conjunto menos brillante y vigoroso del que arrancó el curso y marcó distancias con Real Madrid y Barcelona. En este último tramo de partidos, el Atlético es menos sólido en defensa y menos eficaz en ataque. Del agujero defensivo, siete jornadas consecutivas encajando goles —la peor racha desde que Simeone dirige a los rojiblancos—, ya había señales significativas en las últimas jornadas. También de un cierto bajón de juego que el propio entrenador reconocía de puertas hacia dentro. El equipo sumó varias victorias (Elche, Getafe, Alavés, Cádiz y Valencia) agarrado a la descomunal pegada de Luis Suárez. Los goles del delantero uruguayo sirvieron para ganar duelos que la temporada pasada solían terminar en empate. El charrúa ya no marcó en Granada (1-2), donde Marcos Llorente fue decisivo, con un gol y una asistencia, para la conquista de los tres puntos. En el empate con el Levante en el Ciutat de València (1-1) y en la derrota del domingo, también ante el equipo granota, prolongó hasta tres sus jornadas sin marcar. Sin la eficacia de Suárez el Atlético ha cedido los cinco puntos que han proclamado que la disputa por el título se ha renovado.