Ponte los cascos y descubre con esta lista de reproducción cómo suenan los vestuarios de LaLiga mientras lees esta historia.
Paulo Londra (Córdoba, Argentina, 1998) era el raro en el patio del colegio. Mientras sus compañeros jugaban al fútbol en los recreos, Londra intentaba “hacerse el rapero”. Pero sus rimas no convencían a nadie. Hasta que en un Día del Maestro, se atrevió a rapear ante toda la clase. Recibió los elogios de los compañeros, que nunca volvieron a molestarlo por preferir una rima a un balón. Hoy, sus canciones tienen más de 500 millones de reproducciones en Spotify. Es una estrella mundial. Mueve tanta o más gente que Messi o Benzema, que también surgieron del barrio y adoran la música urbana. Ambos mundos están más cerca de lo que los compañeros de Londra pensaban. El canario Cruz Cafuné se inspira en el balón y a veces rapea con una camiseta del CD Tenerife: “Es muy importante representar a tu gente y de dónde vienes”, defiende. El rapero vigués Kaixo hizo canciones para jugadores del RC Celta. Y hasta las grandes compañías advierten esta conexión, tan auténtica como masiva. La cervecera Budweiser, por ejemplo, que mueve por el mundo desde 2018 el BUDX –una serie de eventos para identificar nuevas tendencias urbanas tanto de música como de moda, arte, tecnología o incluso fútbol en diferentes ciudades–, es, desde la pasada temporada, patrocinadora de LaLiga. Fiestas, conciertos y hasta bares enteros se han creado bajo este formato para aglomerar cualquier nueva expresión de la escena urbana independiente.
¿Qué tienen en común el fútbol y la música urbana? “¡Es la pasión de los barrios, tío!”, grita Kaixo (Vigo, 1989), uno de los raperos más respetados de la escena alternativa de Galicia. Un agitador nato, la referencia de lo que llama la actitud newpunk, “ser socialmente activo y a la vez un nihilista”.
Kaixo es un apasionado del RC Celta: en 2017 compuso un tema para el centrocampista senegalés Pape Cheikh, uno de los primeros de trap en español dedicado a un jugador. “Nos han impuesto que un futbolista o un cantante tienen que ser de una determinada manera. ¡Esta gente viene del mundo de los mortales! Y es interesante cuando ves que no quieren perder sus raíces”, reflexiona. Pape Cheikh tenía todos los elementos que pueden inspirar a un rapero: era de la cantera, tenía una historia de superación y estaba llamado a convertirse en una estrella.
En la otra punta de España, en Tenerife, Carlos Bruña, conocido popularmente como Cruz Cafuné, uno de los músicos canarios del momento (coproductor del tema Contando Lunares), también habla del arraigo: “Si eres de Nueva York (Estados Unidos) usas una camiseta de los New York Knicks [equipo de la NBA]. Si eres de Tenerife, una del CD Tenerife. Qué mejor manera de representar a tu gente y de dónde vienes que hacerlo con el deporte de donde naciste”. En Lo Pues Intentar, lo canta: “Llevo la camiseta del Tete del 2008/2009 cuando subieron, estoy bien hermano”. Esa zamarra y una de Croacia, porque le encanta, son las únicas dos que tiene en su armario.
La indumentaria futbolera empieza a copar el estilo urbano. Si en Estados Unidos era normal ver a los raperos con ropa de baloncesto, en España es habitual que ahora porten un chándal o una camiseta de sus equipos de fútbol favoritos. Ese estilo comenzó en Europa en los años noventa con los raperos franceses que colmaban las calles y usaban la equipación de sus clubes preferidos. “Aquí se ha normalizado que un niño de 13 años lleve una camiseta del Celta y cante rap”, dice Kaixo.
Messi, “chico tranquilo”: una forma de expresarse para los jugadores
Para los futbolistas, esta música es una forma de expresarse. Quienes rodean a Lionel Messi repiten una máxima: a él le gusta expresarse jugando al fútbol. Por eso sus 154 millones de seguidores en Instagram van a encontrarse pocas veces con alguna publicación en la que exprese su pensamiento sobre algún tema de actualidad. Sí pueden ver, sin embargo, la clase de música que escucha y, con ella, adivinar qué pasa por su cabeza cuando no regatea rivales. Hace unos días, su esposa, la rosarina Antonella Rocuzzo, publicó un vídeo en el que se lo ve escuchando una canción de Londra. El tema, Forever Alone [Por siempre solo], cuenta la historia del músico, pero podría ser la del propio Messi.
“Sigo pensando en qué les puedo contestar / Cuando me preguntan de cómo soy en realidad / Pasa que a eso nunca lo había analizao' / Sin conocerme tanto le' puedo contar que soy / Chico tranquilo, sin nada para opinar”
Como Messi, Londra se muestra con su arte: “Lo que mejor me respalda es mi música. No hay mejor forma de transmitir que ella. Hablando nunca soné como quiero sonar. Rapeando sí”.
El RCD Espanyol de Barcelona lanzó hace tres años una playlist en Spotify que, antes de cada temporada, crean los propios jugadores. “Conoces otras facetas de ellos”, dice Patricia Coma, del departamento de Marketing del club perico e impulsora de la idea. “Y te sorprendes”, avisa. Este año, de las 30 canciones, más de la mitad son de rap, trap o reguetón.
En el Valencia CF han hecho algo parecido pero con listas de reproducción creadas por cada jugador. El lateral derecho Cristiano Piccini o el portero Jaume Doménech son los más devotos de estos ritmos y en el vestuario se cuelan algunas canciones de Bad Bunny y de Rosalía, también referentes de este gran ecosistema.
La impronta global de la música urbana ha servido para unificar criterios a la hora de pasar música en el vestuario. En el CD Leganés, los argentinos Guido Carrillo y Jonathan Silva son los que hacen de DJ. La cumbia no era tan aceptada, pero empezaron a probar con traperos argentinos, como WOS o Duki, y eso sí que gusta. Sin el público para acompañarlos en el regreso del fútbol después del confinamiento por la covid-19, se inspiran ahora en sus canciones favoritas. EL PAÍS ha creado una lista de reproducción con algunas de ellas.
Forever Alone - Paulo Londra - Messi - FC Barcelona
Lo Pues Intentar - Cruz Cafuné - CD Tenerife
Pape Cheikh - Kaixo - RC Celta
Canguro - WOS - CD Leganés
Cholo - ARCE - Atlético de Madrid
Esto no para - Kase O - Borja Iglesias - Real Betis
Jonathan Viera - Abhir Hathi - UD Las Palmas
If you create the noise - Denom - Real Madrid CF
25/8 - Bad Bunny - Jaume Doménech - Valencia CF
Aspiraciones y esfuerzos
Cruz Cafuné ahonda en la relación entre ambos mundos: “Hay mucho de competición sana, equiparas tus logros con los de las figuras del deporte”, dice. “Y también hay muchas similitudes en cómo visten, en qué se gastan el dinero los músicos y los futbolistas. ¡Miras el Instagram de Benzema y parece el de un rapero francés!”.
Esa admiración mutua ha forjado relaciones como la de Sergio Ramos con el rapero Arce o como la del delantero del Real Betis Borja Iglesias con Kase O. Ejemplos sobran. César Hernández, director general de Marketing de Budweiser en España, añade: “Los jóvenes esperan que estos kings [reyes] sean originales y auténticos; que no se dejen llevar por lo que marcan otros y sigan sus propias reglas”.
Pero detrás de los estereotipos aspiracionales, de los coches o de las fiestas se cuela un culto al esfuerzo característico de ambas culturas. “Ya sea en un deporte o en el arte, cuesta. Parece que con talento ya se puede, pero tu destino puede variar por un montón de circunstancias”, advierte Londra.
Kaixo remarca: “Trabajo, constancia. Si juegas diez minutos, hay que hacerlo que flipas. Si tengo un concierto y tengo que tocar con C Tangana o Cruz Cafuné, mi actuación debe ser impoluta. Vengo a meter un hat-trick. Voy a llevarte una batería en directo. Le echo agua a la gente, lanzo mis mensajes, tengo mi discurso preparado. Soy un personaje, como un futbolista que se encara con el central, hace una entrada, llega al balón, se regatea a uno y mete un gol”.
No te olvides de donde vienes
En los códigos del rapero gallego Kaixo hay un punto estelar: “Se auténtico. No te olvides de dónde vienes”.
“Si te olvidas de dónde vienes, si te olvidas de que eres de Rosario, argentino, o que eres de Vigo, gallego, el fútbol está perdido. Te hablo del tío que se olvida que sus padres son mariñeiros, o que sus padres trabajan en la obra en Madrid. Ahí has perdido la batalla contra el sistema”, explica Kaixo, que si tuviera que escoger dentro del terreno de juego a un apóstol que ilustre esta filosofía lo tiene claro: “Iago Aspas”.
Tan alternativa y masiva a la vez, la música urbana comienza a penetrar en distintos círculos. Desde Overdose, las fiestas de nicho que organiza Kaixo por España, hasta el Instagram de Messi hay un abismo, pero también hay espacio para todos y cada uno encuentra en ella el lugar que necesita para expresarse.
Kaixo resume esta versatilidad con una analogía social: “Los jugadores están conectados con el mundo. Saben que sus colegas no tienen trabajo. No viven en un barco con 50 personas. Son gente de barrio. Tienen amigos que trabajan en una empresa de autos o que son pilotos de avión. Yo tengo amigos que son enfermeros, otros tienen un bar y otros trabajan en metalúrgicas. Otros, como Pape Cheikh, juegan en el Real Celta de Vigo”.
Sandro Jeeawock, un productor malagueño de 29 años que organiza Sampler Chef, una competencia de beats (los ritmos bases sobre los que los raperos cantan sus letras), en la que participan cientos de jóvenes productores por año, apunta: “Muchos de ellos son gente humilde, que arrancó desde abajo. Hacen muchas canciones con nombres de jugadores porque su desarrollo puede ser parecido”. La clave del éxito de la nueva música urbana para Jeeawock descansa en su estilo más crudo: “Se habla de las cosas tal como son”. César Hernández, de Budweiser, remacha: “La cultura urbana se caracteriza no solo por ser original, rompedora o liberadora, sino también subversiva y muy de la calle”.
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