¿Un ‘biscotto’ en Madrid? Conte: “La Champions no es un torneo de bar”

El entrenador del Inter desprecia las suspicacias sobre un hipotético arreglo entre los blancos y el Gladbach para asegurarse ambos el pase si su equipo gana al Shakhtar

Madrid -
Antonio Conte, durante el Inter-Bologna del pasado fin de semana.DANIELE MASCOLO (Reuters)

Biscotto, en italiano, significa galleta. El mundo del deporte recurre a él de vez en cuando, pero lo hace por motivos nada dulces. Más bien al contrario. Lo usa para referirse a un amaño, o a la posibilidad de que este se produzca. Todo procede de la hípica, de cuando dopaban a los caballos con galletas adulteradas. Estos días, la palabra en cuestión ha vuelto a la primera línea con motivo del desenlace del grupo B de la Champions, en el que los cuatro equipos tienen opciones de pasar. Al Inter solo le vale la victoria en su casa ante el Shakhtar para aspirar a entrar en octavos, pero ...

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Biscotto, en italiano, significa galleta. El mundo del deporte recurre a él de vez en cuando, pero lo hace por motivos nada dulces. Más bien al contrario. Lo usa para referirse a un amaño, o a la posibilidad de que este se produzca. Todo procede de la hípica, de cuando dopaban a los caballos con galletas adulteradas. Estos días, la palabra en cuestión ha vuelto a la primera línea con motivo del desenlace del grupo B de la Champions, en el que los cuatro equipos tienen opciones de pasar. Al Inter solo le vale la victoria en su casa ante el Shakhtar para aspirar a entrar en octavos, pero su triunfo quedaría en nada si el Real Madrid y el Mönchengladbach empatan en Valdebebas, un resultado que daría a ambos la clasificación.

Así que en Italia se desató el runrún. ¿Podría haber un arreglo entre españoles y alemanes? ¿Si el Inter resuelve pronto su duelo contra los ucranianos en San Siro empujaría al Madrid y al Gladbach a alcanzar un pacto de no agresión y dejar todo en tablas por conveniencia mutua? ¿Cómo debería manejar el conjunto nerazzurro su choque para limitar esa posibilidad? Se lo preguntaron este martes al entrenador interista, Antonio Conte, y él, hombre volcánico y acalorado en la banda, mandó el debate al congelador. “Esta es la Champions, hay grandes equipos. No es un torneo de bar. Espero que los medios y los periodistas no se centren en estas ilaciones sobre el biscotto. Es deprimente hablar de esto, todos los equipos juegan solo para ganar”, zanjó en la rueda de prensa previa al encuentro ante el Shakhtar. “Hace una semana estábamos muertos, ahora vemos un poco de luz. Pensemos en ganar el partido, por lo demás no estoy preocupado para nada”, añadió.

Hace siete días, efectivamente, el Inter estaba a medio milímetro del precipicio, con solo dos puntos en cuatro jornadas tras ser derrotado en el doble enfrentamiento por el Madrid. Sin embargo, en un grupo como el B que se mueve en una baldosa, una semana cambió por completo el escenario. Su equipo, que estaba casi en la lona, ganó a domicilio al Mönchengladbach y resucitó. Los alemanes siguieron el camino inverso y se abocaron a una cita límite en el Di Stéfano. Con la salvaguarda de que les sirve un empate, y quién sabe si también a los blancos. El Shakhtar, ahora segundo con siete puntos, necesita ganar al Inter o que los dos encuentros acaben en empate.

La calculadora

La escuadra de Zidane, que arranca la última jornada como tercero y con siete puntos, puede terminar en cualquiera de las cuatro posiciones. Si derrota al Gladbach, estará en la siguiente ronda. O si empata y el Inter vence al cuadro ucraniano, la combinación que ha dado lugar a las suspicacias en Italia. Si cae, ninguna carambola le llevará a los octavos. Y podría acabar cuarto y fuera por completo de Europa si pierde y lo hace también el Shakhtar.

Nunca en sus 28 participaciones en liguillas de la Liga de Campeones se ha quedado el Madrid descabalgado a las primeras de cambio. De todas ellas, en ocho ocasiones antes que esta se presentó en la última jornada con tareas pendientes, y siempre logró salir con una sonrisa.

Solo la posibilidad de no alcanzar los octavos tiene a todo el club en cuarentena desde la derrota hace una semana en Kiev. Nada de lo ha pasado desde entonces, ni siquiera el triunfo de mérito en el Pizjuán, importa en este vértigo. En juego está el prestigio institucional, la credibilidad de un proyecto deportivo, quién sabe si la cabeza de Zidane y las consecuencias económicas, asunto nada menor en mitad de una pandemia. Clasificarse para la siguiente ronda supone un ingreso de 9,5 millones por parte de la UEFA, a lo que podría sumarse la victoria, cifrada en 2,7 millones. Si cayera a la Europa League, solo para compensar estas cantidades tendría que disputar la final (10). El prestigio no habría manera de restaurarlo.

Un encuentro crítico en el que no estará Luka Jovic, lesionado esta vez en el aductor derecho. Después de superar el coronavirus, ahora su problema es muscular y le tendrá de baja entre dos y tres semanas. Esta ausencia se une a la de Mariano en la delantera. Benzema, único nueve en la mente de Zidane, es también el único esta vez en la lista.

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