Francia sirve a Inglaterra su tercer Seis Naciones en cinco años
El XV del Gallo deja sin opciones a Irlanda (35-27) y entrega el título a su gran rival, que vence con solvencia en Roma (5-34)
Francia puso la rúbrica a un Seis Naciones brillante que chafó sin remedio en Edimburgo y decidió la suerte del torneo de los 273 días, las 32 semanas de parón y sin público. El XV del Gallo doblegó (35-27) a una ansiosa Irlanda, que se habría llevado el torneo con una victoria por seis puntos. Las opciones de Les Bleus, el mejor equipo del torneo, se habían extinguido con la victoria del XV de la Rosa en Roma (5-34): les obligaba a un triunfo por 32 puntos ante una selección de primer nivel. El trofeo se lo entregó a su archienemigo, una Inglaterra a la que llegó a ganar por 24-0 en su partid...
Francia puso la rúbrica a un Seis Naciones brillante que chafó sin remedio en Edimburgo y decidió la suerte del torneo de los 273 días, las 32 semanas de parón y sin público. El XV del Gallo doblegó (35-27) a una ansiosa Irlanda, que se habría llevado el torneo con una victoria por seis puntos. Las opciones de Les Bleus, el mejor equipo del torneo, se habían extinguido con la victoria del XV de la Rosa en Roma (5-34): les obligaba a un triunfo por 32 puntos ante una selección de primer nivel. El trofeo se lo entregó a su archienemigo, una Inglaterra a la que llegó a ganar por 24-0 en su partido inaugural.
Pero a Inglaterra no basta una simple capa de tierra para sepultarla. Limitó daños aquella aciaga tarde de febrero –acabó perdiendo 24-17 – y este sábado le ha bastado una versión descafeinada en Italia para sumar su tercer título tras la llegada de Eddie Jones, en noviembre de 2015. Y lo hace un año después de su subcampeonato mundial en Japón. Arrollar a los All Blacks en uno de los mejores partidos de su historia no les valió el título, levantado por Sudáfrica. Esta victoria en el clásico del norte, tras los títulos de 2016 y 2017, legitima al técnico australiano en la transición hacia el Mundial 2023.
El arranque inglés en Roma fue contundente: visita tempranera a campo rival y primera ruptura de los tres cuartos, culminada por un sprint de Ben Youngs hacia el ensayo. Italia, que no arrancó tan brava como acostumbra, despertó con los primeros fallos a la mano de los ingleses. Nada más escurrirse el balón de las manos de Kyle Sinckler, Carlo Canna había montado el contragolpe y Jake Polledri hacía honor al prototipo moderno de delantero con potencia de velocista para posar junto a la esquina.
El tramo final de la primera parte fue un dolor de muelas para los ingleses. El partido se jugaba en el plano corto de las trincheras y el goteo de contactos provocó alguna tangana que el árbitro cortó de raíz. Italia se fue viva al descanso (5-10), pero claudicó a los 57 segundos en otra cabalgada de Youngs. El suspense sobre el ganador lo terminó su maul, que esta vez sí arrolló a la peleona delantera italiana. El punto bonus de los cuatro ensayos lo aseguró Tom Curry, que se coló con pillería por el lado cerrado a 13 minutos del final. En ese momento, Inglaterra ya superaba la diferencia de puntos de Irlanda. El siguiente ensayo inglés no tardaría en llegar; Farrell habilitó a Slade con una patada excelsa, pero el XV de la Rosa no lograría ampliar su cuenta en los diez minutos finales y daba opciones reales a los irlandeses.
Las cuentas estaban hechas cuando sonaban los himnos en París. Francia sabía que su descalabro en Edimburgo, con expulsión incluida por un puñetazo de Haouas, no tenía remedio, pero no les faltó orgullo. Y arrancó con un ensayo paradigmático: Rattez palmeó una patada alta y evitó que saliera de la banda; la continuidad fue letal para las camisetas verdes, descolocadas. Así las cosas, Fickou aceleró en su desigual enfrentamiento ante un delantero y habilitó a su escudero, Dupont, el asistente convertido en finalizador.
Irlanda pudo nivelar el marcador en un suspiro tras la patada de Sexton para Hugo Keenan que Bouthier palmeó a la desesperada cuando el ala rival ya saboreaba el ensayo. Vio la amarilla y se marchó diez minutos al banquillo, pero como Fickou estaba cerca de la escena el árbitro vio suficiente duda para no decretar el ensayo de castigo. Resistió hercúlea Francia con uno menos, rechazando con poderío a la banda el maul irlandés, pero acabó claudicando ante las embestidas verdes, que nivelaron con el fortachón Healy antes de su lesión.
Irlanda dominaba la posesión, pero se destapó atrás. La apuesta de Keenan en el ala relegó a Stockdale, un finalizador clásico, al puesto de zaguero. Más balas, menos armadura atrás: al zaguero ocasional pronto se le encendieron las luces rojas. Stockdale ya barruntó el error en un balón suelto y no supo embolsar el siguiente. Cros pateó el balón suelto y Doris le placó –y lesionó – como el futbolista que derriba a un delantero que saborea un mano a mano con el portero. Le valió la amarilla y el ensayo de castigo: en esta ocasión no había duda razonable.
La falta de disciplina empezaba a pasar factura a los locales, pero Irlanda rara vez se conformó con la patada a palos. En la odisea por conseguir el punto extra de los cuatro ensayos se le fue la victoria, ese imprescindible primer paso. Francia resistió el envite en la posesión final del primer tiempo (17-13) y puso tierra de por medio nada más regresar de vestuarios con otra transición genial. Los jóvenes galos brillan en el caos y los irlandeses anduvieron escasos de cintura. Bouthier inició la secuencia, Fickou pateó a la espalda de la zaga irlandesa y Dupont, todo un cuchillo, cazó el oval y asistió la marca de Ntamack. En ese punto el partido quedó en un empate de frustraciones; ambos estaban a 19 puntos del torneo. Y el XV de la Rosa, feliz.