Colombia se encomienda a un James renacido

Tras su salida del Madrid, el ′10′ llega al partido frente a Venezuela como figura descollante del Everton de Ancelotti, inesperado líder de la Premier

James Rodríguez durante un partido de la Copa América 2019 con Colombia.EVARISTO SA (AFP)

James Rodríguez, cuando no. Acostumbrado a curar sus penas en la selección Colombia, donde siempre ha sido un talento indiscutido, incluso en los peores momentos de sus agridulces temporadas en el Real Madrid, el ’10′ llega redimido al arranque de las eliminatorias sudamericanas. El mediapunta se enfrentará el viernes a Venezuela, en Barranquilla, en un momento dulce, convertido en el fichaje sensación del sorprendente Everton que descansa como líder solitario en la naciente temporada de la Premier League.

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James Rodríguez, cuando no. Acostumbrado a curar sus penas en la selección Colombia, donde siempre ha sido un talento indiscutido, incluso en los peores momentos de sus agridulces temporadas en el Real Madrid, el ’10′ llega redimido al arranque de las eliminatorias sudamericanas. El mediapunta se enfrentará el viernes a Venezuela, en Barranquilla, en un momento dulce, convertido en el fichaje sensación del sorprendente Everton que descansa como líder solitario en la naciente temporada de la Premier League.

Al crack cafetero le ha bastado un mes bajo las órdenes de Carlo Ancelotti en Goodison Park para disipar las dudas sobre la vigencia de su zurda prodigiosa, apagada durante su tortuosa convivencia de la última campaña con Zinedine Zidane en Madrid. Poco queda de ese personaje melancólico en que se había convertido en sus últimos tiempos en el Bernabéu, condenado a la irrelevancia. A sus 29 años, está de regreso el chico de la sonrisa electrizante que deslumbró en 2014 al planeta en el Mundial de Brasil, donde se coronó goleador y Colombia alcanzó los cuartos de final.

James vuelve a ser el héroe nacional, el mariscal de campo que se echa el equipo al hombro. Se siente arropado en la selección, donde siempre ha conservado ese 10 que se le refundió en sus dos temporadas cedido en el Bayern Múnich –donde usaba el 11– y en la última campaña de regreso en Madrid –en la que vistió el 16–. Tampoco lleva su número fetiche en el Everton, donde viste en cambio la camiseta 19, como homenaje a sus primeros años, cuando era un talento precoz que fue campeón de Argentina con Banfield y de Portugal con Porto.

Ese dorsal es todo un símbolo de la versión rejuvenecida del enlace colombiano. Camisetas aparte, es la figura descollante del otro equipo de Liverpool, que asaltó el liderato de la Premier con cuatro victorias en igual número de partidos. Recién llegado, James fue titular indiscutible desde el primer minuto, mueve los hilos del juego de los toffees, ha marcado tres goles –con doblete incluido en el 4-2 frente al Brighton antes de cruzar el Atlántico– y servido otros dos. “Los jugadores con calidad no tienen problemas para adaptarse. La calidad está ahí porque el fútbol no es tan complicado”, ha dicho Ancelotti, el mentor que ya lo había dirigido tanto en Madrid como en Múnich, sobre ese estado de gracia.

Desde Colombia, donde la estancia de James en el Bernabéu se consideraba un asunto de prestigio nacional, nunca se entendió el desprecio de Zidane, y ahora se celebra ruidosamente su protagonismo en Inglaterra. El zurdo reivindicó en la selección su figura cada vez que tuvo la oportunidad. “Yo aquí juego hasta cojo”, llegó a afirmar durante la Copa América Centenario. Sus seis goles en las pasadas eliminatorias sostuvieron al equipo en los momentos más críticos, aunque al Mundial de Rusia llegó entre algodones.

“Es fantástico verlo disfrutar su fútbol de nuevo”, apunta Tim Vickery, periodista británico especializado en el fútbol sudamericano. Para dimensionar su papel en Colombia, señala, hay que remontarse al Mundial de Rusia, cuando el equipo de José Pékerman cayó por penales ante Inglaterra en octavos de final. “Solo estuvo plenamente sano para un partido, y esa victoria 3-0 sobre Polonia fue una de las mejores presentaciones de la Copa del Mundo. Colombia ese día lució como un equipo que podía jugar contra cualquiera. Le quitas a James, como ocurrió contra Inglaterra, y se podía ver que sin él Colombia carecía de confianza”, señala.

James Rodríguez celebra su primer doblete con el Everton, frente al Brighton (4-2).JAN KRUGER (AFP)

“James representa todo para Colombia”, afirma Nicolás Samper, analista deportivo de la cadena RCN. “James es nuestro Messi, pero nuestro Messi estaba banqueado en el Real Madrid y no tenía mucha opción. Y estaba en Alemania jugando bien, pero tal vez no tan contento como podría estar hoy en el Everton. Para nosotros es una gran ventaja que haya arrancado tan bien la Premier League”, apunta sin negar sus reservas sobre la rigidez táctica de Carlos Queiroz, el relevo de Pékerman, que ha planteado un 4-3-3 en el que el mediapunta parte como una suerte de falso extremo desde la derecha. “Necesitamos a James encendido”, concluye.

Si bien James parece contar con más licencias bajo el mando de Ancelotti, Queiroz ha defendido que cumple funciones parecidas. “En Everton está en la posición en que ha jugado con nosotros”, ahora con más fútbol y menos lesiones, con más regularidad, aseguró el estratega portugués de cara a los duelos con Venezuela, el viernes, y Chile, el próximo martes. Allí jugó James en la victoria 2-0 sobre Argentina, un rival que se le suele atragantar a Colombia, en la fase de grupos de la Copa América del año pasado, la mejor exhibición hasta el momento bajo la tutela del entrenador portugués. Desde la derecha, a pie cambiado, el ’10′ ha convertido sus profundos y precisos cambios de frente en un arma demoledora.

“James puede haber tenido en los clubes momentos buenos y malos, pero cuando llega a la selección ha rendido siempre bien”, destaca el técnico colombiano Luis Fernando Suárez, quien ha dirigido a Ecuador y Honduras en Copas del Mundo. “No hubiese sido una preocupación que llegara sin jugar, pero lógicamente es mucho mejor noticia verlo tan fuerte en la parte emocional”, señala.

Sus participaciones en los dos últimos mundiales posicionaron a Colombia como una selección de prestigio. James sigue siendo el alma de ese equipo. Lo acompaña una columna vertebral que incluye a una rocosa pareja de centrales de Premier compuesta por Yerry Mina, su compañero en el Everton, y Davinson Sánchez, del Tottenham, así como un mediocampo en el que se destacan el incansable Wilmar Barrios, del Zenit ruso, y el veterano todocampista de la Juventus Juan Guillermo Cuadrado, que puede jugar en distintas posiciones. Adelante, Falcao García, que vive el otoño de su carrera en el Galatasaray, enfrenta la competencia de Duván Zapata, figura emergente de la Serie A con el Atalanta. Como ocurre con el prometedor Everton, Colombia también se mueve al ritmo de un James que ha vuelto a sonreír.

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