El balonmano echa el freno sin protocolo sanitario

El inicio de la Liga Asobal, previsto para este martes, se aplaza a la espera del documento del CSD, el último accidente en un verano tormentoso para este deporte

Ludovic Fabregas, del Barcelona, en la pasada final de Copa contra el Benidorm.

El balonmano español activó el freno de mano en el último instante y la Liga Asobal no empezará este martes, como estaba previsto. La ausencia todavía de un protocolo sanitario -el Consejo Superior de Deportes (CSD) no lo tendría hasta la próxima semana, en el mejor de los casos- y el resultado no concluyente (primero dio positivo y luego negativo) en el test a un integrante de la primera plantilla del Ademar León, conocido a 36 horas del partido contra el Bidasoa en Irún, empujaron al Comité de Competición a retrasar el inicio...

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El balonmano español activó el freno de mano en el último instante y la Liga Asobal no empezará este martes, como estaba previsto. La ausencia todavía de un protocolo sanitario -el Consejo Superior de Deportes (CSD) no lo tendría hasta la próxima semana, en el mejor de los casos- y el resultado no concluyente (primero dio positivo y luego negativo) en el test a un integrante de la primera plantilla del Ademar León, conocido a 36 horas del partido contra el Bidasoa en Irún, empujaron al Comité de Competición a retrasar el inicio del torneo.

De momento, la suspensión afecta a las dos primeras jornadas, que debían disputarse esta semana (la primera y la tercera, porque la segunda está programada sorprendentemente después), aunque todo indica que mientras el documento del CSD no esté listo no habrá encuentros oficiales.

Un aplazamiento sobre la campana que llega en medio de una grave crisis institucional interna que corona un verano tormentoso en el balonmano, cuyo sistema inmunitario no anda precisamente sobrado de defensas desde hace una década, tras la crisis inmobiliaria que lo llevó a la quiebra. A las consecuencias económicas por la pandemia mundial, se unió el ruido de sables en los despachos. El Barcelona y el Logroño solicitaron su salida de la patronal por su enfrentamiento con el presidente, Adolfo Aragonés, al que acusaban de falta de transparencia y que terminó dimitiendo. La Federación impugnó el sorteo de la Liga que organizó la Asobal porque los dos recién ascendidos (Cisne y Villa de Aranda) figuraron como “equipo 17” y “equipo 18” por no sumarse tampoco a la Asociación de Clubes. Y este lunes al mediodía, la traca final: una Asamblea Extraordinaria votará la disolución de la patronal. Un carrusel de pleitos, ruido y barro en el peor momento.

La moratoria del inicio de la Liga se venía rondando después de que en los últimos días entrenadores y jugadores reclamaran, con el apoyo de la Federación Española, postergar el arranque. La cuestión será ahora encajar estos encuentros en un calendario con muy poco margen de maniobra, con cuatro fechas más que el curso anterior (subieron dos equipos, pero no bajó ninguno), en un año preolímpico y con un Mundial en enero.

En realidad, el balonmano oficial volvió este pasado fin de semana de forma episódica con la Supercopa masculina (el Barcelona apalizó 18-38 al Benidorm) y continuará desde este jueves y hasta el domingo con la Copa de la Reina. En ambos casos, los equipos se hicieron y se harán PCR (en la cita femenina sufragados por la Federación). Sin embargo, el problema viene con la rutina de las 34 jornadas de la Liga: qué medidas son necesarias, y puede que obligatorias, y qué capacidad tienen los clubes de cumplirlas dadas sus estreches económicas, agudizadas por el coronavirus (15 de los 16 aplicaron un ERTE el curso anterior).

El coste de los PCR

La Federación presentó hace unas semanas un documento con recomendaciones, pero todos los equipos miran a lo que salga del CSD, que acelera las reuniones técnicas y, si todo va bien, cerraría un borrador a finales de esta semana. Una de las grandes preocupaciones de las entidades, debido a su elevado coste, es la periodicidad con la que deberán hacer las pruebas. El presidente del Ademar León, cuyo presupuesto de alrededor de un millón de euros se sitúa en el segundo escalón (a galaxias de los cerca de 10 del Barcelona), ya advirtió de que su club no podría asumir el desembolso de efectuar test a toda la plantilla antes de cada jornada. Cayetano Franco cifró esa hipotética partida en unos 70.000 euros. Inviable, según sus cuentas. Fuentes del Consejo explican que este es uno de los puntos en estudio, incluidas las posibles ayudas, aunque avisan de que “el CSD no se hará cargo del gasto de las PCR de todas las competiciones no profesionales”.

Qué hacer y a quiénes aislar en caso de un positivo es otro de los apartados sensibles de ese protocolo, porque eso puede dar lugar a muchos aplazamientos si hay que confinar al resto de la plantilla, y al colapso de la competición en un calendario tan extenuante. Durante la pretemporada, por ejemplo, no han sido pocos los choques que han debido suspenderse. En el balonmano, sin embargo, sí habrá público en la mayoría de los partidos, con las restricciones de aforo que marque cada comunidad autónoma.

Bastantes dudas organizativas aún en mitad de un incendio y de muchas guerras en un deporte que acumula demasiadas mochilas: a las penurias económicas que traía de serie y la casi insalvable diferencia entre el Barcelona y el resto, ahora se han unido las dificultades que trajo el coronavirus y sus propios líos de pasillos. Lo único que no ha cambiado es el dominio absoluto de los azulgrana, que se despidieron hace medio año ganando la Copa al Benidorm y volvieron el pasado sábado abrumando al conjunto alicantino en la Supercopa de España. Su 29º título nacional consecutivo.

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