Pjanic, un ‘pianista’ para Messi
El volante bosnio, de 30 años, entrenó las faltas con Juninho Pernambucano y tiene un buen desplazamiento en largo
“Seguramente, haya sido de tanto practicar contra la pared”. Miralem Pjanic (Tuzla, Bosnia; 30 años) tiene un porcentaje de precisión en los pases del 90%. “Cuando era pequeño, mi padre se pensó que había un ladrón en casa. Era yo que estaba jugando con el balón en el garaje”, recuerda el nuevo volante del Barcelona. Su padre, Fahrudin, trabajaba de día; su madre, Fatima, de noche. Así el pequeño Miralem nunca estaba solo y la familia Pjanic podía comenzar a reconstruir su vida en Luxemburgo después de dejar una Bosnia en ...
“Seguramente, haya sido de tanto practicar contra la pared”. Miralem Pjanic (Tuzla, Bosnia; 30 años) tiene un porcentaje de precisión en los pases del 90%. “Cuando era pequeño, mi padre se pensó que había un ladrón en casa. Era yo que estaba jugando con el balón en el garaje”, recuerda el nuevo volante del Barcelona. Su padre, Fahrudin, trabajaba de día; su madre, Fatima, de noche. Así el pequeño Miralem nunca estaba solo y la familia Pjanic podía comenzar a reconstruir su vida en Luxemburgo después de dejar una Bosnia en víspera de la guerra. De viaje en viaje fin de semana tras fin de semana por toda Yugoslavia para jugar FK Drina Zvornik, Fahrudin se olía el principio del último gran conflicto bélico europeo. No era el futuro que Fatima imaginaba para su hijo recién nacido.
Como suele pasar en estos casos, unos amigos le comentaron a Fahrudin que Luxemburgo era un buen lugar para regatear la tensión que se agudizaba y agudizaba en los Balcanes. FC Schifflange 95, un club semiprofesional, le abría las puertas. Antes, eso sí, debía conseguir la libertad del FK Drina Zvornik. Fue más difícil de lo que pensaba. Después de dos intentos fallidos, fue el turno de su mujer. Se enfrentó a la secretaria con su hijo en brazos. Pero no había caso. “Mi madre quería que nos fuéramos, pero en el club seguían diciendo que no. Entonces, yo me puse a llorar. Y molestó tanto a la secretaria del club que, al final le dijo: ‘Ok, lo voy a hacer solo por su pequeño hijo”, suele recordar Pjanic.
Nada más llegar a Schifflange, los tres se instalaron en un piso de 40 metros. Y Miralem comenzó a seguir a su padre por todos lados. La pelota, por supuesto, como nexo. A los siete años comenzó en la cantera del club de su padre. “Dicen que parecía un extraterrestre. Era tanta la diferencia entre él y los compañeros, que cada fin de semana aparecían periodistas en el campo para verle jugar”, cuentan desde el entorno del ahora exjugador de la Juve. A los 14 años, lo fichó el Metz. Debutó en Primera en 2007 y un año después pasó al Olympique de Lyon. Entonces, tomó dos decisiones que marcarían su carrera. La primera, descartar la oferta de Raymond Domenech para vestirse con la camiseta de Les Blues. La segunda, sumarle más pimienta a su habilidad para tocar el balón.
El profesor Juninho
“Había practicado como 10.000 faltas directas. Lleva como 10 años aprender”, recuerda. Pero en Lyon no pudo encontrar un mejor profesor: Juninho Pernambucano, autor de 76 goles de tiro libre en su carrera. “Se quedaban practicando horas y horas después de cada entreno”, explican allegados al bosnio. En su carrera ha marcado 66 goles (22 de falta directa, el 33%) y ha dado 92 asistencias en 426 partidos. “Es un profesional brutal”, celebran en los despachos del Barcelona; “es un jugador maduro. Técnicamente muy bueno. Pjanic le va a dar más al Barça de lo que le daba Arthur. Si tienes que ganar un partido puedes contar con Miralem. Es un gran lanzador y pasador. Tiene un gran desplazamiento en largo. Algo que no tenemos en la plantilla”.
En sus cinco temporadas en la Roma era el dueño del balón parado. En la Juve, tuvo más competencia, mucho más cuando llegó Cristiano Ronaldo en 2018. “No estoy muy interesado en hacer bicicletas o dar taconazos. Me apasiona la simplicidad del juego. Eso es lo que hace que este deporte sea tan hermoso. Las cosas más simples son a menudo las más difíciles”, explica Pjanic. Apodado el Pianista, en la última temporada en la Juve perdió protagonismo. “Es un jugador extraordinario y no puede permitirse hacer solo cuatro o cinco partidos a su nivel a lo largo del año. Debe convencerse a sí mismo de que es un gran jugador”, lo retó Maurizio Sarri.
Descartó fichar por el PSG para ir al Barcelona. “Quería jugar con Messi”, aseguran desde su entorno. Se ve que quiere sumar el castellano y el catalán a su lista de idiomas. Habla luxemburgués, alemán, francés, italiano, inglés y bosnio. A los 30 años, no es tarde para Pjanic. Toque tiene, lo tendrá que demostrar en el Camp Nou.