Luis Suárez: “Para algo están los entrenadores”
El delantero uruguayo lamenta el bajón lejos del Camp Nou, donde los azulgrana solo suman 23 puntos de 48 esta temporada, y Setién señala la falta de acierto
“Es la leche. Peleamos por no bajar, empatamos con el Barça y nos vamos frustrados”. Iago Aspas resumió el carrusel de rendimientos, sensaciones y emociones que se vivieron en Balaídos. Pareció que todo acabó en un chasco colectivo porque enfrente empleó el mismo verbo Luis Suárez: “La sensación es negativa, de frustración”. Quizás tenía más motivos para estarlo. El Celta se acerca al objetivo de la permanencia, el Barcelona se siente más lejan...
“Es la leche. Peleamos por no bajar, empatamos con el Barça y nos vamos frustrados”. Iago Aspas resumió el carrusel de rendimientos, sensaciones y emociones que se vivieron en Balaídos. Pareció que todo acabó en un chasco colectivo porque enfrente empleó el mismo verbo Luis Suárez: “La sensación es negativa, de frustración”. Quizás tenía más motivos para estarlo. El Celta se acerca al objetivo de la permanencia, el Barcelona se siente más lejano del suyo, el campeonato. “Hace once jornadas estábamos dos puntos por encima del Real Madrid y ahora, si ganan su partido de esta jornada, estaremos dos por detrás”, analizó el técnico azulgrana, Quique Setién. “Todo tenía que haber sido mucho más cómodo para nosotros ya en el descanso. No teníamos que haber llegado a esta situación”, añadió. Tras el final de la cita, Suárez fue más duro: “Perdemos dos puntos más que importantes. Si queremos seguir ahí arriba por la lucha por el título dependía de nosotros poder ganar todos los paridos y ahora hay que esperar que el Real Madrid pierda algún punto”, se arrancó antes de lanzar un dardo al banquillo. “Para algo están los entrenadores, para analizar esa clase de situaciones. Nosotros lo damos todo dentro del campo y te queda la sensación de que fuera de casa estamos perdiendo muchos puntos importantes que no perdíamos otras temporadas”.
La situación dejó al Barcelona en el alambre en una última acción en la que Ter Stegen negó, felino, el gol del triunfo a los locales. El partido había virado. “Nos hemos sobrepuesto y eso tiene mucho mérito porque en la primera parte fuimos poco valientes con balón”, explicó Óscar García Junyent, el entrenador del Celta. Con media hora por jugar refrescó una alineación en la que alistó a bastantes futbolistas que no son habituales en ella. Entraron Bradaric, Rafinha y Nolito y al poco la voz del técnico sonó entre el vacío del coliseo vigués: “¡Queda mucho aún!”. Cinco minutos después marcó Luis Suárez su segundo gol de la tarde. Lo celebró con fiereza, no en vano eran los primeros que embocaba tras cinco meses en blanco por lesión y confinamiento. Luego rebajó: “Me voy contento por poder ayudar al equipo, pero enojado por todo lo demás”.
Riqui Puig y Messi
Hasta entonces había mandado el Barcelona, que por momentos pareció disfrutar y semejó hasta sobrado, gratificado por la constatación de que Riqui Puig y Messi mezclan de lujo. “Fuimos superiores, pero nos está costando resolver. Lo de acertar, a veces, no es fácil”, resolvió Setién a modo de explicación. “Nos falta contundencia para transformar el juego que hacemos en goles”, recalcó. Y ahí el Celta se mantuvo en el partido, esperó su momento. Cuando Riqui Puig y Messi dejaron de trenzar paredes y encontrar caminos, el duelo pasó al gobierno de Rafinha, futbolista que todavía pertenece al Barcelona, pero que esta vez jugó para el Celta. Antes del partido se le vio sentado en el graderío de Balaídos en un largo diálogo con Arthur. Las preceptivas máscaras salvaguardaban todavía más su intimidad y conferían a la escena un aura de sigilo.
Si precisaba algún tipo de reivindicación, Rafinha salió reforzado de una cita que también se resume en el frío dato. El que señala que el Barcelona apenas ha logrado 23 puntos de 48 disputados lejos de su estadio deja tiritando sus aspiraciones. “No sabría qué decir sobre ello”, dudó Setién cuando se le expuso ante esa situación. El cántabro trató de refugiarse en la pelota: “Somos un equipo que ataca, que quiere jugar en el campo del rival, pero a veces entramos en precipitaciones o descoordinaciones. Nos gustaría ser más sólidos”, asumió. Y lamentó la ausencia de lucidez. “No estamos en ese punto. Por ejemplo el remate de Piqué nada más empezar se va al palo y parecía complicado que pegase ahí”. Pero el partido se sirvió en hora y media frenética y variable, tanto que hasta el Celta se consideró damnificado por la fortuna. “Antes del partido hubiéramos firmado el empate”, coincidieron en señalar Aspas y Óscar. “Pero nos vamos con la sensación de que al final los pudimos haber matado”, zanjó el atacante.