Zidane regresa al Di Stéfano, donde todo empezó
El técnico francés cumple 200 partidos al frente del Madrid
Al telespectador que vea el domingo el Real Madrid-Eibar (19.30, Movistar LaLiga), todo le parecerá extraño: el recinto, la ausencia de aficionados, la austeridad general... Sin embargo, a algunos de sus protagonistas seguro que les mueve un sentimiento de nostalgia. En el Alfredo Di Stéfano, donde disputarán los blancos lo que resta de Liga, un puñado de canteranos y fichajes recientes dieron el último hervor antes de ascender al Bernabéu: Carvajal, Casemiro, Lucas Vázquez, Valverde, Mariano, Nacho, Vinicius, Rodrygo y Reini...
Al telespectador que vea el domingo el Real Madrid-Eibar (19.30, Movistar LaLiga), todo le parecerá extraño: el recinto, la ausencia de aficionados, la austeridad general... Sin embargo, a algunos de sus protagonistas seguro que les mueve un sentimiento de nostalgia. En el Alfredo Di Stéfano, donde disputarán los blancos lo que resta de Liga, un puñado de canteranos y fichajes recientes dieron el último hervor antes de ascender al Bernabéu: Carvajal, Casemiro, Lucas Vázquez, Valverde, Mariano, Nacho, Vinicius, Rodrygo y Reinier suman allí, entre todos, 188 encuentros. Y en ese campo también arrancó la inesperada carrera en los banquillos de Zinedine Zidane.
La pandemia y las obras en la Castellana devuelven ahora al francés a su casilla de salida, precisamente cuando cumple 200 partidos al frente del Madrid, el tercero con más duelos dirigidos en la historia del club, a 46 ya de Vicente del Bosque y a dos galaxias todavía de Miguel Muñoz (605). En porcentaje de victorias, eso sí, es el líder (65,8%), pese a que en esta segunda etapa ha descendido sensiblemente del 69,8% al 54%.
La primera vez que pisó la banda del Di Stéfano en partido oficial como entrenador (había participado en su inauguración en 2006 como jugador junto a Sergio Ramos) fue un tórrido sábado de finales de agosto de 2014. Zidane, nuevo técnico del Castilla en Segunda B (recién descendido) tras haber sido ayudante de Carlo Ancelotti el año de la Décima, hizo su aparición vestido de sport, con camiseta y pantalón cortos negros del club, zapatillas azul cielo y rostro bronceado. Le esperaban unos cuantos fotógrafos, quizás más que este domingo por las restricciones sanitarias.
Aquella etapa de una campaña y media no tuvo un inicio plácido. Esa tarde de verano de hace seis años cayó contra el Getafe B (1-2) y en sus seis primeros partidos con el filial perdió cinco. Y, además, no fue bien recibido por algunos compañeros del gremio, que lo llegaron a considerar un usurpador. El director del Centro Nacional de Formación de Entrenadores, Miguel Galán, lo denunció por ejercer sin la licencia exigida y el Juez Único de Competición lo sancionó por tres meses. Por suerte para él, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD) estimó el recurso del Madrid y pudo seguir al frente del vestuario.
Con el tiempo, todo se fue enderezando. Ese curso inaugural lo acabó sexto, aunque fuera de los puestos de playoff, con una plantilla donde estaban unos cuantos a los que luego tuvo en el primer equipo: Raúl de Tomás, Odegaard, Marcos Llorente, Borja Mayoral o Mariano. A todos ellos y al resto del grupo les insistía mucho en el trabajo técnico. La siguiente campaña (15/16) fue bastante más satisfactoria. Ya con el carné en regla, terminó la primera vuelta en segunda posición antes de ser llamado con urgencia en enero de 2016 para recomponer vestuario descosido tras la salida de Rafa Benítez. Las felices consecuencias para los blancos de aquel movimiento son historia.
Esta temporada tan accidentada ha salido con aires nostálgicos para Zidane. En diciembre fue a Brujas en un encuentro de Champions, donde hizo parte de las prácticas de entrenador, y ahora vuelve a donde comenzó todo, con traje y camisa ceñida, pero con los mismos gestos parcos.