Rayo y Albacete, teloneros en el partido más largo
Ambos equipos retoman este miércoles el duelo suspendido hace seis meses por insultos a Zozulya, que ya iba a jugarse sin público antes de que la pandemia obligara a ello
El Rayo-Albacete arrancó el 15 de diciembre de 2019 con más de 9.000 espectadores en el estadio y acabará este miércoles, 10 junio de 2020, sin público en las gradas. Entre medias, una suspensión al descanso provocada por los gritos de “puto nazi” dedicados por parte de la afición vallecana al delantero ucraniano Roman Zozulya y la posterior pandemia, piedras en el camino que trastocaron los planes hasta convertirlo casi medio año después en el primer partido de fútbol que se celebrará en Españ...
El Rayo-Albacete arrancó el 15 de diciembre de 2019 con más de 9.000 espectadores en el estadio y acabará este miércoles, 10 junio de 2020, sin público en las gradas. Entre medias, una suspensión al descanso provocada por los gritos de “puto nazi” dedicados por parte de la afición vallecana al delantero ucraniano Roman Zozulya y la posterior pandemia, piedras en el camino que trastocaron los planes hasta convertirlo casi medio año después en el primer partido de fútbol que se celebrará en España (Movistar LaLiga, 20.00) tras el apagón mundial que sufrió el mundo del deporte a principios de marzo.
Un protagonismo que, en un primer momento, no parecía estar destinado a asumir un choque de Segunda División. LaLiga proyectó un reinicio por todo lo alto para la competición con la celebración el derbi entre el Sevilla y el Betis, pero finalmente las apreturas del calendario obligaron a adelantar los 45 minutos restantes del encuentro celebrado en Vallecas, correspondiente a la 20ª jornada, para que las plantillas de ambos equipos pudieran disfrutar de 72 horas de descanso antes de ponerse a la par de sus rivales.
El partido se reanudará con el empate a cero que marcaba el electrónico al descanso y será arbitrado por el mismo colegiado que decretó su suspensión en diciembre, el cántabro José Antonio López Toca. Lo hará sin público, como ya había decretado el Comité de Competición antes de que la situación sanitaria obligara a ello, y con el cuadro manchego partiendo de inicio con un jugador menos por la expulsión en la primera mitad de Eddy Silvestre. Además, en caso de jugar, los franjirrojos Oscar Valentín y Trejo y el centrocampista del Albacete Néstor Susaeta iniciarán el choque con la tarjeta amarilla que vieron durante los primeros 45 minutos. Los equipos, aun así, pueden alinear un equipo inicial diferente al que acabó aquella primera parte, ya que las plantillas han sufrido modificaciones.
Eso sí, ninguno de los dos conjuntos podrá beneficiarse de la nueva norma de los cinco cambios, que no entrará en vigor hasta el jueves, por lo que solo podrán realizar las tres sustituciones habituales por bando. Tampoco tendrán la opción de alinear a los refuerzos del mercado de invierno, ya que las reglas de la competición establecen que solo pueden participar aquellos futbolistas que estaban inscritos en la fecha en que se disputó originalmente el partido. Una norma que perjudicará especialmente al Albacete, que se reforzó con seis caras nuevas en enero (Erice, Mesa, Chema Núñez, Sánchez, Caballo y Querol) por las tres incorporaciones del Rayo (Yacine, Isi y De Frutos).
El encuentro también estará marcado por ausencias como las de Embarba, capitán del Rayo cuando se inició el duelo, y que en enero abandonó el club para fichar por el Espanyol, o la de Luis Miguel Ramis, entonces técnico del Albacete, que fue destituido y sustituido en febrero por Lucas Alcaraz. Circunstancias especiales que marcarán la extraña vuelta del fútbol y que han llevado al Rayo y al Albacete a convertirse en los forzados teloneros del reinicio de la competición.
De rebote, el duelo se convertirá también en el encuentro más largo de la historia del fútbol español, desbancando a un Laredo-Getxo de Tercera División que arrancó el 23 de enero de 1977, en plena Transición, y finalizó el 23 de marzo del mismo año tras ser suspendido a falta de solo 68 segundos por una invasión de campo que se produjo al decretar el árbitro un penalti en el área de los cántabros. Dos meses de espera que hasta ahora suponían el tope del fútbol español, y que hoy quedarán sepultados en Vallecas.