Kroos-Vinicius, gol de hielo y fuego
El alemán, contrariado por su exilio “táctico” ante el City, esperó tres segundos a que el brasileño, que mejora más en defensa que en ataque, tirara el desmarque que abrió el clásico para el Madrid
La mayor sonrisa de la noche del clásico se cocinó en la cabeza del futbolista más imperturbable de la plantilla del Real Madrid. Lo que hizo Toni Kroos antes de asistir a Vinicius condensa los rasgos que resumen el juego del alemán: contención de gestos y efecto en el espacio. Todo sucede en casi tres segundos durante los que el balón permanece quieto y Kroos no lo toca.
Después de recibirlo del brasileño, cerca de la banda...
La mayor sonrisa de la noche del clásico se cocinó en la cabeza del futbolista más imperturbable de la plantilla del Real Madrid. Lo que hizo Toni Kroos antes de asistir a Vinicius condensa los rasgos que resumen el juego del alemán: contención de gestos y efecto en el espacio. Todo sucede en casi tres segundos durante los que el balón permanece quieto y Kroos no lo toca.
Después de recibirlo del brasileño, cerca de la banda izquierda, lo pisa y se gira hacia el centro. Eso provoca un leve avance de la defensa del Barça. Entonces comienza a indicar a Vinicius adónde le mandará la pelota, pero Vinicius no reacciona. Kroos nunca es quien más rápido se mueve, pero suele pensar con adelanto. Le da tiempo a volver a girarse a la izquierda, mientras sigue agitando el brazo izquierdo para espabilar al brasileño. “Una parte importante de mi juego es saber cuál es el siguiente espacio que está libre en el campo”, explicó en una de las entrevistas para el reciente documental sobre él, Kroos, que quedó fuera del montaje definitivo. Entonces, cuando la pelota cumple casi tres segundos inmóvil, Vinicius arranca y el alemán se la envía a un páramo al final del cual encuentra un gol, el 1-0.
En el tanto que terminó de voltear el clásico del lado blanco, se mezclaron el hielo de Kroos y el fuego de Vinicius, dos jugadores que, pese a sus divergencias evidentes, han seguido a lo suyo con similar constancia después de atravesar tramos bacheados.
Al alemán no le sorprendió verse en el banquillo el miércoles contra el Manchester City en la Champions, porque Zinedine Zidane le había advertido. Le explicó que tenía “una idea” sobre el partido y que lo dejaba fuera “por razones tácticas”, no de dosificación física, con el Barcelona en el horizonte. No le sorprendió, pero según una fuente con acceso al vestuario, la circunstancial decisión sí le provocó cierta contrariedad, de la que no se entrevió ni rastro al terminar, cuando apareció sonriente entre bambalinas con Guardiola después del partido. Mucho menos se apreció en el clásico, cuando volvió a ser el jugador del Madrid con más remates (3), más toques de balón (89) y mejores pases (65).
Ni a Kroos le desvía el desencanto, ni a Vinicius el desacierto. El brasileño, que sigue encarando con descaro, ha mantenido sus horas extra de remate después de los entrenamientos, en ocasiones acompañado por el propio Zidane. Aunque desde su entorno apuntan a otra transformación más decisiva para que haya ganado peso en el equipo, lo que le ha llevado a la titularidad en los dos últimos grandes compromisos, el City y el Barça: “Zidane siempre le pidió más defensa que gol”, cuentan. Y no fue el único. Esa misma conversación la ha tenido también con Tite, el seleccionador brasileño, que le ha dicho que debía mejorar esa parcela para regresar a la Canarinha.
“Pero Vini en las inferiores era como Messi o Neymar, vivía libre de esas obligaciones. No sabía ni posicionarse. En eso era muy juvenil”, relata su gente, que recuerda que el empujón definitivo hacia esa senda lo recibió entre octubre y noviembre, el tramo de temporada en el que se acumularon listas de convocados en las que no aparecía. “Tenía que cambiar”, dicen desde su círculo. En el partido contra el City, el brasileño sumó ocho recuperaciones, solo por detrás de las nueve de Casemiro. De una de ellas salió gol del Madrid: le rebañó la pelota a Walker y asistió a Isco. Según el recuento de Opta, en el clásico recuperó cinco balones.
La defensa le lleva al once, pero es el gol lo que le eleva. “Cuando participa en un gol, su confianza se va por las nubes. Después de marcar, todo cambió”, cuenta su gente sobre el clásico. Y en ese impulso encuentran también los beneficios de alumno aplicado que intentan que no olvide el futbolista, todavía con 19 años. “A Vini le gusta mucho Kroos, cómo juega con la cabeza levantada, siempre mirando hacia delante. Le gusta mucho aprender de él”, dicen recordando las enérgicas indicaciones del alemán para que se lanzara al abordaje del campo abierto y del tanto en colaboración con Piqué.
La resaca en el alemán del éxito de su plan fue más fugaz. Se giró levantando los brazos y recibió el abrazo de Marcelo mientras Vinicius celebraba en el córner. Después del partido el brasileño publicó varias imágenes de celebraciones en sus redes. Kroos, además, bromeó con la aparición de su hijo Leon en la esquina de una foto en la que Florentino Pérez entregaba a Benzema una camiseta que conmemoraba sus 500 partidos de blanco. El niño, sentado en la banqueta del padre, terminaba una porción de las ocho pizzas que el maître del restaurante Don Giovanni les había llevado al vestuario.