Busquets, el mismo cacique sin tanto balón

El pivote del Barça da un 20% menos de pases respecto a su mejor temporada con Guardiola

El barcelonista Busquets, ante Fabinho, jugador del Liverpool, en el partido de ida de la Champions League.Joan Monfort (AP)

A Sergio Busquets le da lo mismo quién juegue a su lado. Reparte el balón con la misma efectividad a dos tipos curtidos en la Masia como Xavi e Iniesta o a un brasileño y un croata como Arthur o Rakitic. Su porcentaje de acierto en el pase no baja del 89% desde que se asentó en Primera en la temporada 2009-2010. Una regularidad pasmosa con un asterisco, las veces que toca el cuero por encuentro. Si con Guardiola firmó su récord de pases por duelo (una media de 86 en la Liga y de 99 en ...

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A Sergio Busquets le da lo mismo quién juegue a su lado. Reparte el balón con la misma efectividad a dos tipos curtidos en la Masia como Xavi e Iniesta o a un brasileño y un croata como Arthur o Rakitic. Su porcentaje de acierto en el pase no baja del 89% desde que se asentó en Primera en la temporada 2009-2010. Una regularidad pasmosa con un asterisco, las veces que toca el cuero por encuentro. Si con Guardiola firmó su récord de pases por duelo (una media de 86 en la Liga y de 99 en la Champions) en la temporada 2010-2011, esta campaña sus números han descendido cerca de un 20%: 67 pases en España por 79 en Europa, su segundo registro más bajo en un curso. “Han cambiado muchas cosas, no solo en el Barcelona sino también en el fútbol. Antes arriba no te presionaba nadie y ahora son muchos equipos los que plantean un duelo uno contra uno”, analiza Valverde. El asunto ya no depende de Busi ni del sello de cada entrenador.

Fue Busquets uno de los más autocríticos tras el desastre del Barça la temporada pasada en Roma. Y no precisamente para justificarse. “Es una experiencia negativa más y te mentiría si dijera que nos va a servir de algo porque el año pasado ocurrió algo similar”, se quejó el pivote, desgastado en lo anímico y en lo físico, aquejado de una lesión en el pie derecho. Sin embargo, aprendió el Barcelona. “Busi sufre cuando el equipo se rompe. No es un jugador con un gran despliegue físico como Rakitic y Vidal. Él necesita tener a sus compañeros cerca”, subrayan desde la Ciudad Deportiva.

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El Barcelona se apretó ante el Liverpool en el Camp Nou. Aunque perdió la posesión, Busquets estaba arropado por Rakitic, Vidal y Coutinho. Lejos de Messi y Luis Suárez, no contó con laterales profundos (Salah y Mané no dieron tregua a Sergi Roberto y Alba) para abrir el campo. El pivote repartió 63 pases buenos, pero robó 11 balones (su media en la Champions es de 6,12) y se anticipó en tres jugadas. Nadie tan atento como Busquets. “Pensar en el control sería un error porque ellos quieren que la tengamos para apretarnos, son como la horma de nuestro zapato. Cuando un equipo te presiona tanto hay que golpear al rival, atacar y hacer que se echen atrás”, entiende Valverde.

A los 30 años, el mediocentro ha aceptado dosificarse. No hay ningún otro peso pesado del equipo que haya descansado tanto como él. Busquets ha comenzado ocho partidos desde el banquillo (cinco en Liga, dos en la Copa y uno en la Champions). En la lista le siguen, Messi (siete) y Rakitic (seis). El problema es que cuando tiene que parar, el Barcelona no tiene un mediocentro puro, mucho menos posicional. Rakitic, Vidal y hasta Sergi Roberto, interiores de ida y vuelta, se han turnado para reemplazar a Busquets.

Desde la temporada 2008-2009, cuando Busquets subió al primer equipo, el Barcelona ha sumado para el Camp Nou a 71 futbolistas (incluidos 21 canteranos). Ha invertido más de 1.300 millones de euros en 50 jugadores: 381 millones en 11 interiores, 295 en seis extremos, 248 en siete delanteros, 157 en 11 centrales, 151 en 10 laterales, 36 en tres porteros y 39 en dos pivotes. Solo dos futbolistas para competir con Busquets: Mascherano y Song. El argentino se tuvo que reinventar como central, el camerunés intentó lo mismo con distinta suerte. El Barça promocionó a un solo canterano en esa posición, Samper, hoy en la Liga japonesa. “No es fácil competir con Busi”, dicen en el club.

Poco amigo del glamur, ajeno a los tiempos modernos, ni peinados extravagantes ni exposición en las redes sociales hasta esta temporada. “Si por mí dependiera quitaría Twitter del mundo. No puede haber perfiles falsos y que la gente diga lo que quiera”, aseguró en la cadena SER. Esta temporada cambió de opinión, y alentado por su mujer Elena se sumó al mundo de Facebook, Instagram y Twitter. “Ahora, quizá, lo dejan de ignorar los que entregan premios”, apuntan desde el entorno del jugador.

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