Alba Redondo: los goles también se fabrican en Albacete

La delantera de 22 años, primera manchega y del ‘Alba’ en debutar con España, pelea por el pichichi de la Liga sin jugar en un grande

Alba Redondo, delantera del Albacete, este sábado en las gradas del Matapiñonera donde empató a uno contra el Madrid CFF. SANTI BURGOS (EL PAÍS)

En una mañana fría de invierno, una niña de seis años está indignada con su entrenadora, Llanos Acebal. Alba Redondo (Albacete, 1996) hace notar el motivo de su enfado a todo aquel que se acerca a preguntar: quiere jugar cerca del área para meter más goles. Corre la temporada 2003-2004 y son buenos tiempos para el primer equipo masculino del Albacete Balompié, que ha vuelto a Primera División. El femenino es otra historia: nunca ha alcanzado la máxima categoría. Los técnicos se afanan en intentar hacer entrar en razón a la pequeña argumentando que debe aprender a jugar en todas las posiciones....

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En una mañana fría de invierno, una niña de seis años está indignada con su entrenadora, Llanos Acebal. Alba Redondo (Albacete, 1996) hace notar el motivo de su enfado a todo aquel que se acerca a preguntar: quiere jugar cerca del área para meter más goles. Corre la temporada 2003-2004 y son buenos tiempos para el primer equipo masculino del Albacete Balompié, que ha vuelto a Primera División. El femenino es otra historia: nunca ha alcanzado la máxima categoría. Los técnicos se afanan en intentar hacer entrar en razón a la pequeña argumentando que debe aprender a jugar en todas las posiciones.

“Como era tan competitiva, que jugase de defensa era una garantía de que no íbamos a recibir goles, mientras que en realidad no necesitaba jugar muy arriba para marcar. Cogía el balón en el centro del campo y regateaba a todos”, confiesa, años después, la propia Acebal cuando se le refiere la anécdota. Redondo, hoy delantera del Albacete, recuerda a su primera entrenadora como un referente: “Cuando estaba con ella, pensaba que si una chica podía llegar a entrenar, también podía llegar a ser jugadora”, afirma. Aquella mañana observaba la escena Matías Martínez, coordinador del fútbol femenino y entrenador del primer equipo femenino del Albacete. Ni Martínez ni Redondo lo sabían aún, pero no quedaban muchos años para que firmasen juntos algunas de las páginas más brillantes del club.

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“Nos dimos cuenta muy pronto de que era especial”, comenta el técnico. Él sería más tarde el responsable de guiar los pasos de Alba Redondo y convertir su ambición en algo positivo. No lo tuvo especialmente difícil, como explica: “La recuerdo siempre con las orejas abiertas. Si le decías que tenía que darse contra un muro, podías estar seguro de que el muro iba a caer”.

El club trazó una estrategia especial para ella y para las jugadoras de su generación. Dado el nivel desigual de las ligas compuestas por equipos exclusivamente femeninos, Martínez peleó con las instituciones para poder armar equipos mixtos hasta los 13 años. El técnico lo logró y Redondo tuvo que ingeniárselas en las inferiores del equipo manchego. “Según pasaron los años, como físicamente ya eran más grandes que ella, nos dimos cuenta de que Alba se había acostumbrado a jugar siempre a dos o tres toques, que había mejorado mucho su técnica. Luego, cuando dio el salto al fútbol femenino, iba dos o tres marchas por encima del resto”, cuenta el entrenador.

El caso de la albaceteña es singular. Por ejemplo, Ewa Pajor es pichichi de la Bundesliga en el Wolfsburgo con 15 goles que suponen el 27,2% de los totales de su equipo; Ada Hegerberg hace lo propio con otros 15 en el Olympique de Lyon, que representan el 23,4% del equipo. En Inglaterra, Vivianne Miedema es la máxima goleadora de la liga con 14 dianas que significan el 30,4% de la producción del Arsenal. El Albacete, décimo clasificado de 16 equipos, apenas ha logrado 27 tantos en 17 partidos: 11 de ellos, el 40,7%, lleva la autoría de Alba Redondo, segunda máxima goleadora de la competición, tras Charlyn Corral, del Levante: 13.

Solo supera este grado de dependencia la Real Sociedad, que deposita en Nahikari el 41,3% de sus tantos. La diferencia estriba en que, como explica el entrenador del Albacete, Carlos del Valle, Redondo lo hace en un equipo que tan solo aspira, como mucho, a salvar la categoría.

El sueño del Mundial

“Bueno, es un trabajo de todas, yo no puedo regatearme al equipo contrario sola”, dice la delantera cuando se le refieren estas estadísticas. Del Valle no rebaja tanto el mérito: “Está haciendo una temporada espectacular. Alba está marcando las diferencias. No tiene techo”. La delantera debutó en el combinado nacional absoluto el pasado noviembre, y ha sido además la primera manchega en hacerlo militando aún en el Alba, tanto femenino como masculino.

Ha entrado en la última convocatoria de Jorge Vilda, pero casi ni quiere hablar del Mundial de Francia de este verano: “No sé si me llamarán, me considero una novatilla. Solo de imaginarlo se me pone el vello de punta”. Su técnico, de nuevo, mira más lejos: “Lo que no me imagino es un Mundial sin Alba. Si va, destacará seguro. No creo que esté muy lejos del nivel de las mejores jugadoras de Europa”.

Pocos saben que antes de su primer partido con España y antes, incluso, de debutar en Primera, Redondo cerró un círculo abierto hace 15 años. En la temporada 2013-2014, en el Carlos Belmonte, con Matías Martínez, su descubridor y formador, en el banquillo, el Albacete derrotó 2-0 al Granadilla Tenerife Sur para ascender por primera vez en su historia a la máxima categoría del fútbol femenino. Los dos goles fueron de Alba Redondo, una joven por aquel entonces de 17 años que, cuando era niña, se enfadaba si no jugaba cerca del área.

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