Kang In Lee saca nota en El Molinón

Todas sus intervenciones estuvieron presididas por el criterio y la mayoría de ellas por la creatividad

Noblejas marca el primer gol del Sporting.JOSÉ LUIS CEREIJIDO (EFE)

Tres días después de la excelente actuación del joven Vinicius frente a la Real Sociedad, el surcoreano Kang In Lee confirmó en El Molinón las expectativas que ha despertado en el Valencia. Solo su aniñado rostro permitió pensar en el adolescente que es: cumplirá 18 años el próximo febrero. En todo lo demás se reveló como un proyecto de gran jugador, a pesar del duro trance que atravesó el Valencia, derrotado tanto por el Sporting como por los gruesos errores de su lamentable defensa.

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Tres días después de la excelente actuación del joven Vinicius frente a la Real Sociedad, el surcoreano Kang In Lee confirmó en El Molinón las expectativas que ha despertado en el Valencia. Solo su aniñado rostro permitió pensar en el adolescente que es: cumplirá 18 años el próximo febrero. En todo lo demás se reveló como un proyecto de gran jugador, a pesar del duro trance que atravesó el Valencia, derrotado tanto por el Sporting como por los gruesos errores de su lamentable defensa.

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Kang In superó con nota todos los exámenes que pasó en una noche muy exigente por los problemas de su equipo y por la responsabilidad del partido, el primer grande en lo que será una larga carrera en el fútbol. Primero demostró carácter. Ni afloró la timidez de los novatos, ni la irresponsabilidad juvenil. Jugó como si llevara 50 partidos en Primera División.

Zurdo, de mediana estatura (1,74 metros), con un paso corto y ligero, Kang In jugó en el costado izquierdo, bien conectado con Gayá. Siempre dieron la impresión de entenderse, en gran medida por el dinamismo de Kang In, incesante en los desmarques. A la vista de su inteligente actividad, parece claro que sabe lo que debe hacer sin la pelota, pero es con el balón donde destaca.

Todas sus intervenciones estuvieron presididas por el criterio y la mayoría de ellas por la creatividad. Aunque todavía no está construido, nunca se dejó atropellar por los rivales, ni por el ritmo del partido. En el segundo tiempo boqueaba para buscar aire y, sin embargo, cumplió con todas las obligaciones defensivas. Los goles del Sporting llegaron por el otro lado.

Juega con naturalidad, es armónico, elige bien, se asocia con rapidez y tiene filo: es profundo y añade peligro a las jugadas, a pesar del déficit de potencia que se puede esperar de un juvenil. En más de una ocasión reclamó pases que no recibió. Tenía razón en reclamarlos, porque generó todos los problemas del mundo a la defensa del Sporting. No acabaron de detectar Kang In, especialmente cómodo en el callejón del 10.

Pocas cosas son más reconfortantes en el fútbol que la aparición de un joven jugador con talento de verdad. Si Kang In es lo que pareció en El Molinón, el Valencia y el futbol español están de enhorabuena. El chico apunta muy alto.

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