Koke templa a un gran Sevilla

El internacional estabiliza al Atlético en un partido disputado y de enorme intensidad

Saúl y Sarabia pelean por un balón. MARCELO DEL POZO (REUTERS)

Partidazo en Nervión, lleno de matices tácticos, de una enorme intensidad y con dos grandes equipos rindiendo a un excelente nivel. La espléndida tarde en el Sánchez Pizjuán mostró a un gran Sevilla, que dibujó una espléndida primera parte, donde galopó a lomos de un Navas incansable para luego ser sostenido por el meta Vaclik. También compareció un buen Atlético, una máquina de competir, que encontró en Koke al juez supremo para templar a su rival después de una magnífica decisión táctica de Simeone. El internacional e...

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Partidazo en Nervión, lleno de matices tácticos, de una enorme intensidad y con dos grandes equipos rindiendo a un excelente nivel. La espléndida tarde en el Sánchez Pizjuán mostró a un gran Sevilla, que dibujó una espléndida primera parte, donde galopó a lomos de un Navas incansable para luego ser sostenido por el meta Vaclik. También compareció un buen Atlético, una máquina de competir, que encontró en Koke al juez supremo para templar a su rival después de una magnífica decisión táctica de Simeone. El internacional emergió en un choque lleno de protagonistas para cerrarle la banda a Navas en la segunda mitad. Y no solo eso. Desde la izquierda dio una lección de oficio para mandar en el juego y someter en buena medida a un Sevilla que en Nervión es temible.

SEVILLA, 1- ATLÉTICO, 1

Sevilla: Vaclik; Sergi Gómez, Carriço, Gnagnon (Amadou, m.89); Navas, Banega, Escudero, Roque Mesa, Sarabia (Promes, m.78); Ben Yedder (Bryan, m.92) y André Silva. No utilizados: Soriano, Kjaer, Arana y Nolito.

Atlético: Oblak; Juanfran, Savic, Godín, Saúl; Koke, Rodrigo, Thomas, Lemar (Vitolo, m. 60); Correa (Montero, m. 78) y Griezmann. No utilizados: AMuñoz, Kalinic, Adán, Giménez y Arias.

Goles: 1-0, M.37: Ben Yedder. 1-1, M.45: Griezmann.

Árbitro: Mateu Lahoz, amonestó a Navas, Sarabia, a Banega, André Silva, Carriço, Correa, Saúl, Griezmann, Rodrigo, Godín, a Savic y Thomas. VAR: Sánchez Martínez.

38.605 espectadores en el Sánchez Pizjuán.

Lo es por su intensidad, por lo bien trabajado que está por Machín y por los buenos futbolistas que tiene. El choque entre el segundo y el tercer clasificado de la competición no defraudó. Ni mucho menos. En la intensidad de la pelea sobresalieron también dos porteros de enorme nivel. Vaclik salvó al Sevilla en un mano a mano de Griezmann y un tirazo de Thomas. Oblak, por su parte, rozó un balón imposible de André Silva para volar en un zurdazo imponente de Gnagnon. Partidazo, también, del central francés del Sevilla. Con tan buenos ingredientes no pudo extrañar un guiso tan apetitoso. Un duelo grande entre el Sevilla y el Atlético que se saldó con un empate justo. Dos de los mejores equipos de LaLiga se llevaron un punto para satisfacción del Barcelona.

No hay equipo como el Atlético a la hora de penalizar los errores del contrario. Superado de cabo a rabo por un entusiasta Sevilla, el equipo de Simeone encontró oxígeno en un magistral lanzamiento de falta de Griezmann al filo del descanso. Todo fue producto de la única desaplicación de la defensa del Sevilla, donde subalternos hasta el momento, como Gnagnon, brillaban a gran altura. Carriço cayó en la trampa de Thomas y le metió la pierna cuando el centrocampista del Atlético había dejado de suponer un problema letal para su equipo. Griezmann había tocado dos balones antes. Sendos disparos a puerta. En su tercer toque la puso en la escuadra. Una lección de eficacia ante un Sevilla estupendo, que dominó a su antojo a un rival que, también conviene decirlo, no le hace ascos a ser dominado.

Como Machín había previsto, el arma fundamental de su equipo ante el orden del Atlético respondió al nombre de Jesús Navas. El partido del capitán del Sevilla fue fantástico. Navas hizo fácil lo difícil, puesto que Simeone le colocó una doble vigilancia con Lemar y Saúl. Rápido e inteligente, Navas fue siempre una salida para sus compañeros. El mejor recurso para romper un partido en el que Sevilla y Atlético de midieron de forma constante, con mucho control por ambas partes. El desequilibrio lo puso Navas, que decidió saltarse el guion de dos equipos que viven mejor sin la responsabilidad de tomar el mando del partido

Las incursiones de Navas y el muro de Vaclik

El carrilero le alteró los pulsos a un Atlético que siempre se defiende bien y que apenas se proyectó en ataque en un primer tiempo soso. Sin juego por las bandas, el Atlético encontró cierta posibilidad de hacer peligro con balones a la corona del área. La falta de Griezmann le dio todo el aire del mundo después de un lanzamiento de André Silva a la escuadra y el enésimo gol de pillo de Ben Yedder. Por supuesto, el tanto había tenido su origen en una internada de Navas en combinación con Silva, un delantero centro que sabe combinar a la perfección. Eso, y que Oblak salvó de nuevo ante el atacante francés después de otro pase de Silva.

Simeone lo vio claro. Encargó a Koke que tapara la sangría en la banda izquierda, donde Navas había hecho estragos. Thomas pasó al centro y el Atlético mejoró una barbaridad. Koke tiene la virtud de hacerlo todo fácil. Por eso lo mismo le cerraba los caminos a Navas que se movía con libertad para dirigir el juego del Atlético. Su equipo lo agradeció. Griezmann y Correa se soltaron, buscando los huecos en un Sevilla hasta ese momento invulnerable salvo a balón parado. Ante este buen Atlético emergió entonces Vaclik. El meta checo estuvo seguro ante dos remates de Saúl. Su figura se agigantó después de que los de Simeone, sin sufrir tanto en defensa, lograran la conexión con Griezmann.

En el manual de todos los porteros se debe reflejar la tranquilidad de Vaclik ante el campeón del mundo para desbaratar el disparo del francés, solo en el área. No contento con esa parada, el portero voló ante un gran disparo de Thomas. El Sevilla, que jamás se entrega, no le perdió la cara al partido. Aunque con menos frescura que en su gran primera parte, tuvo juego y velocidad para que Ben Yedder rozara de nuevo el gol. El centro, una vez más, había partido de la banda derecha. Golpe a golpe, con el propio Oblak salvando un disparo de Gnagnon, el choque acabó con los dos equipos con el cuchillo entre los dientes, sin la más mínima concesión y con una tángana después de una entrada de Thomas a Navas. Fútbol de altura, sin tregua, entre dos conjuntos de similar patrón y que hacen de la intensidad su valor más importante.

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