Luis Suárez, delantero del primer batallón

El punta, predispuesto a parar un tiempo después del derbi para cerrar de una vez por todas las molestias de la rodilla, es competitividad pura

Piqué y Luis Suárez, en el entrenamiento del viernes.Quique García (EFE)

Cuentan sus amigos que los hay que prefieren no jugar a nada contra él, no sea que le ganen. Como al Truco, juego de cartas que comparte entre otros con Messi –aunque aún discuten las reglas porque no son idénticas en Argentina y en Uruguay- y con el que se agarra unos enfados morrocotudos si pierde. “Se pone mal porque, como se dice, no le gusta perder ni a las cartas”, expresa quien bien le conoce. “Pero así es Luis Suárez, un competidor nato, un jugador que siempre quieres tener de tu lado por lo que da y co...

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Cuentan sus amigos que los hay que prefieren no jugar a nada contra él, no sea que le ganen. Como al Truco, juego de cartas que comparte entre otros con Messi –aunque aún discuten las reglas porque no son idénticas en Argentina y en Uruguay- y con el que se agarra unos enfados morrocotudos si pierde. “Se pone mal porque, como se dice, no le gusta perder ni a las cartas”, expresa quien bien le conoce. “Pero así es Luis Suárez, un competidor nato, un jugador que siempre quieres tener de tu lado por lo que da y contagia”, revela un veterano del vestuario azulgrana. Y así lo plasma en el campo, sobre todo cuando tocan partidos de gran calado, como el clásico ante el Madrid –al que le hizo un hat-trick en su último enfrentamiento- y el derbi ante el Espanyol, al que le reta esta noche. “Le estamos haciendo un seguimiento, pero pensamos que irá jugando y haciéndolo bien. Pero sí que cuando hace dos partidos seguidos con intensidad hay que mirarlo un poco”, señaló Ernesto Valverde al respecto del delantero, que tiene la rodilla derecha castigada. “Pero nada que le impida jugar”, aclaran desde el entorno del futbolista.

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Desde Uruguay explican que para entender a Suárez y su carácter charrúa hay que verle contra el Atlético. En esos duelos se mide con su amigo y compañero de selección Diego Godín, con el que compartió equipo en Nacional y con el que siempre acaba a trompadas. Un ejemplo se dio en 2015, cuando se abrazaron y mandaron piropos antes del duelo para pasar a los codazos, insultos y todo tipo de tretas para desestabilizar al rival, pelea abonada porque el defensor solicitó una tarjeta para el delantero por entender que simulaba los golpes. “Luis es el ejemplo del futbolista uruguayo, un país que es un milagro del fútbol porque cada año exporta decenas de jugadores top. La mayoría son defensas, pero él, como delantero, también destila esa garra uruguaya”, analizan desde los despachos de la ciudad deportiva azulgrana. Y, desde el Camp Nou, añaden: “Luis Suárez es lo que ves. No tiene secretos, no te engaña. Puede que no posea un gran disparo o un gran regate, que no sea el más rápido o el más habilidoso. Pero hay muy pocos que le puedan igualar en fuerza mental porque afronta y supera cualquier reto como hizo en Nacional, Groningen, Ajax, Liverpool y Barça”.

Si bien anda reñido con el gol en la Champions, pues contabiliza dos tantos en los últimos 22 encuentros, en LaLiga es un ciclón, por más que la historia cuenta que a cada inicio del curso debe reconquistar su caché porque le cuesta afinar la definición. En el primer curso sumó 393 minutos sin marcar, en el tercero alcanzó los 478 y en este llegó a los 631, racha que rompió frente al Sevilla, entonces líder y por lo tanto un choque de los grandes, uno de los suyos. Metido uno, metidos todos porque ya suma nueve dianas, a dos goles del Pichichi (Stuani), a uno de Aspas y con los mismos que su compinche Messi. “Vive por y para el gol. Hasta en los entrenamientos no se queda tranquilo hasta que marca el suyo”, cuentan desde el vestuario. Jorge Valdano lo explica a su manera: “Suárez tiene un patrón de juego basado en la fe, que le convierte en un jugador vehemente, decidido y sobre todo resistente a la frustración. Para él, en cualquier partido, hay una sola jugada importante: la siguiente”.

Ocurre, sin embargo, que arrastra desde el curso anterior unas molestias en la rodilla derecha porque tiene desgastado el cartílago. “Estoy cojonudo, ahora no tengo nada de dolor”, señalaba hace un par de días el futbolista a un buen amigo. Lo que no quita que exista el problema, del que por fin se ha concienciado el delantero. “No quería parar porque gana sensaciones con los minutos sobre el campo”, cuentan desde los despachos del Barcelona; “su filosofía pasaba por jugar todo y a medida que iba acumulando minutos sabía que le entrarían más goles. Es como un cazador pero en el área, porque el que va cazar no lo hace en 10 minutos, sino que está, está y está”. E intervienen desde la ciudad deportiva: “Pero se ha dado cuenta de que también necesitaba parar para mejorar”. Es por eso que ya ha hecho dos parones con los encuentros de la selección, y desde el Barça sisean que, visto el buen resultado de tratamiento con células madre, es probable que vuelva a parar después del derbi ante el Espanyol para regresar tras las navidades. “Con eso ya estará perfecto”, dicen. Pero para el partido ante el Espanyol, como siempre, estará en el primer batallón.

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