Esta historia ocurrió hace 73 años. Y los sevillistas sueñan con volver a repetirla ahora. Corría 1945 y el Sevilla ocupaba el primer puesto en el campeonato español tras ocho partidos de competición. Meses después conquistaba el título. La única Liga en sus vitrinas. Tres cuartos de siglo más tarde, la primera parte de la historia se repite. El club de Nervión está en lo alto de la tabla clasificatoria al final de la jornada octava. Donde unos ven una simple coincidencia otros atisban un presagio. Pero todos coinciden en una ilusión: el proyecto del presidente Pepe Castro liderado por Pablo Machín en el banquillo enamora a su parroquia.
“Yo no había visto un título en mi vida: solo celebrábamos ascensos a Primera”. La primera vez que Antonio Cano pisó el Ramón Sánchez-Pizjuán tenía 13 años. Era 1993, con la adolescencia a flor de piel. A los 17 se le partió el corazón tras el descenso del Sevilla FC a Segunda. Ahora, a los 38, Cano, encargado del bar de la sede de la Peña Sevillista Macarena, celebra su 25º temporada como sevillista con el orgullo de haber vivido nueve títulos desde 2006 y un liderazgo recién conquistado en LaLiga Santander. “El primer dinero que guardo todos los años es para el carné del Sevilla, eso es fundamental”, apunta. “Ya nos hemos acostumbrado a ganar”. Y las nuevas generaciones de aficionados, dice, se han vuelto más exigentes. “Tú tienes que ir a ganar siempre. Mientras más consigas, más tendrás y más exigencia habrá”.
La dirección del club ha recogido el guante. Son los primeros en exigir al límite. El Sevilla lleva años instalado en la élite de LaLiga. José Castro, presidente desde 2014, es un testigo y motor del cambio de rumbo de la entidad. Llegó a la vicepresidencia en 1999, con el Sevilla en descenso, y ha vivido en primera persona toda la transformación: “El éxito se basa en el trabajo de estos 20 años en los que ha cambiado la inercia de la entidad. Antes, el equipo hacía lo que podía. Pero había que dar un paso más y lo dimos. El consejo de administración apostó, incluso con dinero de nuestros bolsillos, por fichar a futbolistas importantes. Y, sobre todo, no tuvimos miedo a la hora de vender a cualquiera de ellos”, explica el presidente. La sucesión de atinadas operaciones de compraventa de jugadores diferenció la estrategia del Sevilla y dejó un importante margen económico con plusvalías de cerca de 200 millones de euros (véase gráfico).
Hoy la estrategia no ha cambiado. La entidad cerró este verano operaciones de compraventa con 13 millones de superávit. Pero, además, ahora cuenta con la estabilidad de los ingresos audiovisuales. “No nos olvidemos de que hoy el fútbol sobrevive por la televisión, y también gracias al marketing. Ambas cosas se hacen a través de LaLiga”, apunta Castro como argumento del éxito.
El centenario del club en 2005 es un hito histórico para el sevillismo a todos los niveles. Desde la entidad insisten en la idea del “antes y el después” de esta fecha. El siglo XX y el siglo XXI. Los datos los avalan. Durante 100 años el Sevilla solo había levantado cuatro títulos (una Liga y tres Copas de España). En los últimos 18, ha conquistado ya nueve (cinco UEFA Europa League, una Supercopa de Europa, dos Copas del Rey, una Supercopa de España). Y ha disputado 18 finales en lo que va de siglo.
El Sevilla, sin duda, es el equipo del momento en LaLiga Santander. Está en lo alto de la la clasificación del mejor campeonato del mundo de clubes dirigido por Pablo Machín, el técnico de moda del fútbol español, con un estilo definido y reconocible, competitivo al máximo, e impulsado por una afición comprometida y apasionada. Su modelo deportivo y de gestión lleva años dando buenos resultados. El director deportivo, el utrerano Joaquín Caparrós, analiza el momento de este Sevilla líder: “Es una suma de muchas cosas. Tenemos un buen técnico, con un equipo de trabajo sólido también en las categorías inferiores. Los futbolistas que han llegado querían venir aquí y triunfar. Y se sumaron a Banega, al Mudo Vázquez, a Sergio Escudero, a Sarabia, al capitán Navas”.
Hay otro pilar, aparte del estratégico, que se apoya más en lo emocional que en lo deportivo. El presidente Castro lo llama la “fe sevillista”. Caparrós abunda en esta idea: “Esa fe es la que hace a todos los que estamos dentro que no nos relajemos y pensar en el sevillismo cada vez que nos levantamos”.
Ese sentimiento tiene un himno que la afición canta a capela antes de cada partido. Lo compuso El Arrebato, sevillano y sevillista, exjugador de los juveniles del club, para conmemorar el centenario en 2005 y se ha convertido en el nexo más fuerte de conexión entre el equipo y la afición. Cala en todos los jugadores. Antonio Álvarez, exjugador y Dorsal de leyenda del club, director de la escuela de fútbol del club lo explica: “Cuando sales al campo quedas totalmente atrapado, sentir a ese estadio cantando el himno a capela es algo místico”. “Los jugadores de la cantera quieren llegar al primer equipo y su objetivo es escuchar el himno del Sevilla en el césped”, apunta Caparrós.
La cantera es otro de los pilares del Sevilla ganador. “La llegada de Caparrós (en abril) ha sido sensacional”, destaca Álvarez. “Organiza un día de entrenamiento a la semana con jugadores de distintas divisiones para que vayan tomando conciencia de lo que es estar en el Sevilla”. A esas clases acuden grandes leyendas del club, como Francisco López Alfaro, Marchena o Gallardo. “En la ciudad deportiva, siempre hay gente viendo al equipo filial, a los juveniles, a los infantiles… La gente ama a la cantera y sueña con verlos en el primer equipo”, subraya.
“Desde siempre, para quienes hemos empezado en fútbol base hace muchos años, nuestro máximo orgullo era pertenecer al primer equipo”, explica el director de la cantera, Pablo Blanco, un mito sevillista que, con 415 partidos oficiales entre 1971 y 1984, es el segundo jugador que más veces ha vestido la camiseta nervionense. Blanco destaca la estrecha relación de la institución con la ciudad: “El 90% de los jugadores salidos de la cantera han nacido en Sevilla”.
“Eso es lo que queremos”, recalca Caparrós. “Por cuestión de necesidad y de política del club, no hemos tenido presencia de canteranos en los últimos años. Y eso que históricamente hemos sido un equipo de cantera. Ahora queremos darle un impulso, que haya más participación de los chicos con talento formados aquí”. Antonio Cano, el hincha, describe a Joaquín Caparrós como “el que empezó todo”. Y con “todo” se refiere a la etapa anterior de Caparrós, en 2000, cuando se consolidaron futbolistas como Reyes, Sergio Ramos o Navas, criados en el seno del club.
Este fin de semana el Sevilla visita al Barcelona en el Camp Nou. Primero frente a segundo. El liderato en juego. Los sevillistas quieren seguir soñado en uno de los campeonatos más emocionantes del último lustro. El arranque de LaLiga Santander promete: más igualdad, más competitividad, más espectáculo. ¡Y más sorpresas! Caparrós piensa más allá. “Soy optimista con respecto al futuro. Tenemos una ciudad deportiva con buenas instalaciones, que será nuestra fábrica, la marca Sevilla es una marca conocida a nivel mundial, somos un club unido a sus colores y a su escudo”, resalta acerca del proyecto que tantos frutos viene dando. “Si cuando tenemos una duda pensamos en la cantidad de gente que está detrás de nosotros y los sacrificios que hacen para venir al campo cada domingo entonces el futuro será bueno”, sentencia.
Ese futuro está cerca, pero también lejos del Ramón Sánchez-Pizjuán. El presidente Castro estuvo la pasada semana en Estados Unidos para inaugurar una academia del Sevilla. En Miami, un taxista le preguntó de qué equipo era. “Del Sevilla”, respondió. El conductor, brasileño, pero radicado en esa ciudad, le contestó informado: “El líder de LaLiga Santander y el rey de la Europa League”. Pablo Blanco, el director de la cantera, agrega: “LaLiga está haciendo un magnífico trabajo para vender el producto a otros países con menor cultura futbolera”.
Comprar bien y vender mejor, impulsar la cantera, trabajar y ser exigentes. No hay explicaciones estrambóticas para explicar el exitoso presente del Sevilla. Cuando los recursos propios no alcanzan, aparece de nuevo el misterio de la “fe sevillista”, que para estos protagonistas del día a día del club encarna distintas dimensiones. “Creer en lo que se hace”, apunta Blanco. “Cuando jugamos con equipos más importantes, esa fe es la que nos ha hecho ganar. Nunca rendirse. Intentar conseguir todo hasta el último segundo”, añade José Castro. “¡Es que no la perdemos nunca!”, dice el peñista Cano. “Con tanta fe hemos conseguido muchos objetivos. He ido a todas las finales del Sevilla. Y oye: eso a mí me lo ha regalado mi equipo”.
Y siempre con el mismo objetivo. El presidente Castro lo resume así: “Cuando empezamos las competiciones siempre pensamos en conseguir lo máximo. ¡Qué más nos queda! Intentar todo, intentar todo, intentar todo…”. Ya lo dice El Arrebato, el autor del himno más coreado de España: “Somos un club ambicioso, nunca nos hemos conformado, no aceptamos un segundo plano. Casta y coraje. No hace falta lograrlo, hace falta competir. Quien lucha hasta el final de veras nunca obtiene una derrota”.
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