Muguruza pulveriza el muro de Madrid

En el hermoso toma y daca que tuvo lugar anoche en la Caja Mágica, la que obtuvo el premio fue Garbiñe Muguruza, fría de inicio y ardiente en la recta final, cuando la velada exigía furia para enderezar el rumbo y derribar el muro histórico de la española en Madrid. La número tres nunca había superado la segunda ronda del torneo, pero ayer reaccionó como en sus buenos días, con ese torrencial de tenis que se lleva por delante a cualquiera y le confiere ese halo tan singular. Si esa mente carbura, no hay quien le po...

En el hermoso toma y daca que tuvo lugar anoche en la Caja Mágica, la que obtuvo el premio fue Garbiñe Muguruza, fría de inicio y ardiente en la recta final, cuando la velada exigía furia para enderezar el rumbo y derribar el muro histórico de la española en Madrid. La número tres nunca había superado la segunda ronda del torneo, pero ayer reaccionó como en sus buenos días, con ese torrencial de tenis que se lleva por delante a cualquiera y le confiere ese halo tan singular. Si esa mente carbura, no hay quien le ponga freno a Muguruza, superior a Donna Vekic (2-6, 6-4 y 6-1, en 2h 01m) y citada este miércoles con Daria Kasatkina en los octavos de final.

En una noche áspera, con frescor en el ambiente y alcanzando la madrugada, la ganadora de dos grandes volteó una situación muy fea, porque Vekic tiene recursos para todo y empinó el partido haciéndose con el primer parcial. Durante ese primer tramo, Muguruza no encontró manera de hacer frente a la maquiavélica muñeca de la croata, imprevisible hasta la última milésima, escondiendo el golpe hasta el límite. Sin embargo, todo cambió en el segundo set, cuando parecía que la número tres tenía pie y medio fuera del torneo, un año más. Todo cambió y Garbiñe recuperó su mejor expresión.

Con 3-2 en contra y servicio para Vekic, devolvió la rotura y se vino arriba para decantar a su favor la curva emocional del duelo. La grada, algo tibia hasta entonces, la arropó y apreció el sacrificio, porque en ningún momento Muguruza se inclinó, por más que errase con la volea y por mucho que Vekic la confundiera con una propuesta de juego tan desconcertante. Garbiñe se enmendó a partir de una fabulosa resistencia, miró a los ojos a la adversidad y la retó. Agresiva, se levantó y en la tercera manga desfiló con paso militar. Cerró con 19 golpes ganadores más que su rival (32-13) y un ace que puso el broche digno a una de esas veladas liberatorias que, en esta ocasión, termina con su mala fortuna en la arena de Madrid.

“Estoy orgullosa de haber estado calmada”, expuso en la sala de conferencias la protagonista, de 24 años. “En los años anteriores no había podido ser y ha sido una motivación extra el pensar que no había podido atravesar antes esa barrera. He luchado en todo momento y supongo que ha sido un partido bonito de ver”, agregó. “He querido pensar que si seguía detrás de ella iba a tener la oportunidad de darle la vuelta y eso me ha mantenido optimista”, concluyó Muguruza.