El Barça arrolla al Estrella Roja el día que Tomic rompe el tablero

La Euroliga ha quedado muy decantada en bastantes posiciones con excesiva antelación, a falta todavía de cinco jornadas para la conclusión de la fase regular. El Barcelona jugó contra el Estrella Roja (88-54) sabiendo ambos, sobre todo los azulgrana, que ya no les queda la más mínima opción de clasificarse para los cuartos de final. De manera que Pesic impuso unos deberes específicos a sus jugadores, con el objetivo de ganar, hacerlo con un juego que dejara satisfecha a la afición y que les permitiera hacer acopio de buenas sensaciones en vistas al clásico liguero que les aguarda el domingo, d...

La Euroliga ha quedado muy decantada en bastantes posiciones con excesiva antelación, a falta todavía de cinco jornadas para la conclusión de la fase regular. El Barcelona jugó contra el Estrella Roja (88-54) sabiendo ambos, sobre todo los azulgrana, que ya no les queda la más mínima opción de clasificarse para los cuartos de final. De manera que Pesic impuso unos deberes específicos a sus jugadores, con el objetivo de ganar, hacerlo con un juego que dejara satisfecha a la afición y que les permitiera hacer acopio de buenas sensaciones en vistas al clásico liguero que les aguarda el domingo, de nuevo en el Palau, ante el Real Madrid.

Los jugadores azulgrana cumplieron con las consignas de su técnico y arrollaron a un destensado y frágil Estrella Roja. Hasta el punto de que la hinchada se preguntó cómo es posible que ese equipo serbio contara con tres triunfos más que el suyo. Una pregunta que resume el decepcionante e inexplicable naufragio del Barcelona en la máxima competición continental. Pau Ribas, que compareció como base titular, dictó un curso en dirección, distribución, garra y anotación. Tomic se benefició de muchos de los pases de su compañero y también de sus propios movimientos y buena mano en el interior de la zona.

El Barcelona llegó pronto a dominar por 26 puntos (54-28). Fue entonces cuando cayó en uno de esos apagones que tanto daño le han hecho a lo largo de la temporada y recibió un 0-9. Esta vez, con Koponen y Heurtel en vena de acierto, no hubo caso porque el último cuarto comenzó con un abrumador 20-1 que abrió la brecha hasta los 32 puntos (82-50), 36 poco después (88-52).

La imagen del partido se produjo cerca del descanso, una asistencia más de Pau Ribas le permitió atacar el aro a Tomic, con tal potencia que el vidrio se resquebrajó. Una acción inesperada del todo en un jugador del perfil de Tomic, un perfil que no se distingue precisamente por su fiereza. La acción supuso un nuevo parón para sustituir la canasta en un duelo que ya empezó con una avería en el reloj. La superioridad del Barcelona fue tal que nadie se acordó siquiera de sus ausencias, Séraphin, Sanders y Hanga.

El Unicaja no tuvo ninguna opción frente al CSKA en Moscú, donde perdió por 101-76 ante un rival muy superior y que mostró ser un firme candidato al título de la Euroliga por plantilla, presupuesto y calidad, además de refrendar su condición de líder destacado de la primera fase. El equipo malagueño, que engrosó unas estadísticas negativas en Moscú, dice prácticamente adiós a sus posibilidades de acceder a la fase por el título, pues ya estaba a dos triunfos del octavo, el Maccabi Tel Aviv, y ahora sólo le quedan cinco jornadas para acabar esta etapa.

La máxima diferencia llegó a ser de 21 puntos, (48-27), aunque entre el escolta serbio Nemanja Nedovic, McCallum, Suárez y Augustine, que perforaron la zona rival tanto por fuera como por dentro, recortaron la desventaja y no permitieron que el CSKA sentenciara el encuentro (57-43, al descanso).

En la reanudación, el potente conjunto moscovitavolvió a sacar a relucir su poder ofensivo desde la línea de tres con Sergio Rodríguez, el alero estadounidense Will Clyburn, Westermann y Antonov, y a pesar de que el Unicaja intentaba plantar resistencia con la defensa, prácticamente le fue imposible (79-61, m.30). El Unicaja queda prácticamente sin opciones de clasificación para los cuartos de final.