Asensio y Lucas Vázquez toman París

Titulares inesperados en el Parque de los Príncipes, los dos españoles dan aire al Madrid y fabrican la jugada del gol de Cristiano en el 116 cumpleaños del club

Ramos y Casemiro felicitan a Lucas y Asensio después de la jugada del primer gol. Christophe Ena (AP)

El 116 cumpleaños del Real Madrid empezó con bengalas y petardos (hubo dos ultras del PSG detenidos entre el medio centenar que se presentó de madrugada en la puerta del hotel de concentración) y terminó con el equipo blanco festejando el pase a cuartos, encarrilado con un gol de Cristiano tras una jugada preciosa fabricada por Lucas Vázquez y el malllorquín fueron los titulares inesperados en el once de Zidane. Por la mañana, en el hotel de concentración, había quinielas sobre el once que elegiría el técnico francés. La mayoría estaba convencida de que alinearía a la BBC.

Finalmente, B...

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El 116 cumpleaños del Real Madrid empezó con bengalas y petardos (hubo dos ultras del PSG detenidos entre el medio centenar que se presentó de madrugada en la puerta del hotel de concentración) y terminó con el equipo blanco festejando el pase a cuartos, encarrilado con un gol de Cristiano tras una jugada preciosa fabricada por Lucas Vázquez y el malllorquín fueron los titulares inesperados en el once de Zidane. Por la mañana, en el hotel de concentración, había quinielas sobre el once que elegiría el técnico francés. La mayoría estaba convencida de que alinearía a la BBC.

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Finalmente, Bale se sentó de nuevo en el banquillo, como en el partido de ida en el Bernabéu. Y enfiló la entrada al túnel del estadio con cara de pocos amigos. El técnico dio carrete a Lucas Vázquez y Asensio, dos de los jugadores más activos y más en forma en el último mes de Madrid. Los premió Zidane con la titularidad. El gallego apenas había disputado 198 minutos en esta edición de la Champions, Asensio, 197. Con las ausencias en el once de Kroos y Modric, Casemiro y Kovacic se colocaron en el doble pivote y Asensio y Lucas a sus lados. Con el 4-4-2 y las ayudas de ambos, el Madrid defendió mucho mejor sin perder presencia en ataque (Lucas fue el que más ocasiones de gol generó, cinco). A Zidane le funcionó la apuesta. 

Por la banda izquierda fabricaron la jugada del primer gol del Madrid. Asensio robó la pelota en el centro del campo y no la soltó hasta llegar a la frontal, se paró, hizo un recorte, dio unos pasos atrás y cuando vio a Lucas con el rabillo del ojo, le pasó el balón para que este centrara. Cristiano no falló a su cita europea con el gol. Los radicales del PSG se la perdieron, porque la humareda que habían provocado con las bengalas cubría tres cuartas partes del campo. El palo le negó a Asensio celebrar su primer gol en esta Champions. Zidane, que le cambió en el minuto 80, interrumpió su charla con Bettoni para acercarse al mallorquín y darle un abrazo cariñoso antes de que tomara asiento en el banquillo.

"La Champions es especial y el Madrid es la leche", resumió Asensio después de conseguir el pase a cuartos de final. "Hemos controlado de principio a fin el partido. Teníamos muy claro cómo jugarles y ha salido bien. Estoy muy contento", prosiguió negando que Lucas y él fueran las claves de la victoria. "Esto es un deporte y hemos ganado todos", dijo.

"El planteamiento del míster ha sido muy bueno. Hemos hecho mucho daño. Por las bandas dejaban muchos espacios y hemos sabido aprovecharlos", aseguró Sergio Ramos. ¿Qué buscaba con Lucas y Asensio?, le preguntaron al técnico francés en la sala de prensa.  "Hoy era importante tener dos líneas de cuatro, para defender las jugadas de sus jugadores de banda y de sus laterales. Lucas está en un momento muy bieno, Marco también, lo estamos todos, pero ellos dos especialmente", contestó el técnico. Parecía tener que justificarse por haber sentado a Bale o a Isco. "Tengo que elegir el once cada tres días... No tenia ninguna duda de lo que podían aportar defensivamente y tampoco ofensivamente. Lo hicieron muy bien los dos", prosiguió.

Después de los incidentes en la madrugada de lunes a martes, por la mañana amaneció mucho más tranquilo en los aledaños del lujoso hotel Du Collectioneur, no lejos del Arco de Triunfo. Un empleado de seguridad de metro y noventa se plantó en la puerta y no dejaba entrar a nadie que no estuviese alojado —pedía ver las llaves de la habitación— o que no fuese acompañado por personal del Real Madrid. Dentro, algunos aficionados se acercaban tímidos al presidente Florentino Pérez para desearle suerte y pedirle un selfie. “A ver dónde van a acabar los petardos esta noche…”, decía Bertín Osborne, de visita por el hotel del Madrid.

La llegada al estadio del autocar del equipo fue tranquila, entre otras cosas porque accedió por una calle completamente cortada al público. Dentro, el ambiente fue una caldera como había anunciado Emery en los días previos. Para eso buscaron el apoyo de los radicales. Durante el partido fueron varias las veces que el speaker pedía a los ultras que dejaran de encender bengalas. Ni caso. Ni siquiera se respetó el minuto de silencio en memoria de Davide Astori. “Puta Madrid”, por un lado. “Y allez Madrid”, por otro, interrumpieron el homenaje al capitán de la Fiorentina. El resto del estadio pedía silencio. Al no conseguirlo, empezó a aplaudir.

Una orejona enorme de varios metros de altura fue desplegada en el fondo de los ultras. No había terminado de sonar el himno de la Champions y ya habían encendido bengalas. La humareda tardó en irse casi diez minutos. A la vuelta del descanso encendieron unas 20 más. El árbitro tuvo que parar el encuentro varios segundos. Nadie hizo caso. No se alteró el Madrid. No sufrió tampoco más de la cuenta, como había previsto Zidane en la víspera del partido.

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