Dos penaltis alivian al Real Madrid en Fuenlabrada (0-2)

El equipo de los jóvenes, sin enamorar, resuelve la ida de los dieciseisavos con goles de Asensio y Lucas

Asensio controla el balón ante el Cata Díaz. En vídeo, declaraciones de los jugadores después del partido.Foto: atlas | Vídeo: Denis Doyle

En el casi octavo aniversario del alcorconazo –que se cumple este viernes-, el Real Madrid se presentó en Fuenlabrada con el equipo de los jóvenes. Lo resolvieron dos mayores como Asensio y Lucas con dos penaltis (0-2). El primero en el minuto 62, el segundo en el 79. El segundo acabó con la expulsión por doble amarilla de Paco Candela. Tardó el ...

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En el casi octavo aniversario del alcorconazo –que se cumple este viernes-, el Real Madrid se presentó en Fuenlabrada con el equipo de los jóvenes. Lo resolvieron dos mayores como Asensio y Lucas con dos penaltis (0-2). El primero en el minuto 62, el segundo en el 79. El segundo acabó con la expulsión por doble amarilla de Paco Candela. Tardó el conjunto blanco en cogerle el pulso al encuentro, en un campo estrecho y ante un rival muy bien plantado que, capitaneado por la experiencia del Cata y la calidad del joven Milla, jugó con coraje y cerró todos los espacios que pudo y más.

Con monopatines, bicicletas y hasta a caballo fueron llegando los hinchas del Fuenlabrada al Estadio Fernando Torres para la ida de los dieciseisavos de Copa del Rey contra el Real Madrid. Sonaba vallenato y reguetón por partes iguales por los altavoces mientras los más pequeños a pie de campo se desgañitaban para llamar a Ceballos, Théo y Lucas y robarles un selfie antes del calentamiento. Un gallo gigante inflado llamado Kiriko –la mascota del Fuenlabrada- estaba colocado en la salida del túnel de vestuarios. “Cabeza, corazón y alma. El camino a un sueño” se leía en él y en una de las lonas de las gradas supletorias. Las que se montaron en las dos últimas semanas para aumentar el aforo de 4.700 a casi 10.000. Bromeaba el presidente del Fuenlabrada que sólo con los compromisos habría podido llenar dos estadios. No se llenó, sin embargo, el estadio este miércoles.

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Es 26 de octubre de 2017, un día histórico. La ciudad de Fuenlabrada soñaba desde hace más de 40 años con una noche así. Quiero que miréis a cada jugador cuando salten al campo, porque se van a dejar la cabeza, el corazón y el alma por el escudo que llevan en el pecho. ¡Qué ruja el Fernando Torres!”, gritaba el speaker quince minutos antes del comienzo del partido mientras la gente apuraba el bocata y se hinchaba a grabar vídeos para colgarlos en las redes. Era noche de fiesta grande.

Zidane dejó en casa a casi mitad de la plantilla: además de lesionados Bale, Keylor Navas, Kovacic y Carvajal –que ya tiene el alta y ha empezado a trabajar-, el técnico francés dio descanso a Varane, Sergio Ramos, Marcelo, Casemiro, Kroos, Modric, Isco, Cristiano y Benzema. Debutó Vallejo, el único futbolista de la plantilla al que Zidane todavía no había empleado. Ni siquiera pudo terminar el partido, fue expulsado en el 89 con roja directa por una entrada a Milla. Nacho capitaneó el centro de la zaga, con Achraf y Tejero en las bandas. Optó el técnico francés por un 4-4-2 con Lucas, Llorente, Ceballos y Théo en la línea de cuatro y Asensio y Borja Mayoral arriba.

Si durante toda la primera parte el Real Madrid se encontró con un muro, en la segunda intentó adelantar líneas y arrancó con la defensa metida en el campo del Fuenlabrada. Fue el penalti de Asensio el que terminó por desbloquear al conjunto blanco que empezó a tocar el balón con más criterio y sobre todo con más peligro. El mallorquín le dejó a Lucas el segundo penalti que pitó el colegiado. Sin enamorar, el once elegido por Zidane, resolvió la ida de los dieciseisavos a la espera, dentro de un mes, de la vuelta en el Bernabéu.

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