Benzema, tan sobrevalorado al parecer

El caso del francés demuestra el eterno conflicto entre los que consideran que el fútbol solo son números y los que creen que, además, son detalles del tipo hacer mejores a los demás

Benzema, en el Real Madrid-Tottenham.GABRIEL BOUYS (AFP)

Descubrimos estos días que a Casillas le entrena en el Oporto un técnico que no sabe quién es Casillas y que Benzema está sobrevalorado. Son un par de noticias de distinta consideración que se hicieron trascendentes en nuestros siempre templados debates futbolísticos. Jugó entre semana el Madrid contra el Tottenham en la Champions y el equipo de Zidane no pasó del empate. Ocasiones tuvo de sobra para lograr la victoria, pero el portero rival, Lloris, lo paró todo. Los focos se dirigieron donde se dirigen siempre, hacia Benzema, que no acertó en sendas acciones que pudieron acabar en gol. Horas...

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Descubrimos estos días que a Casillas le entrena en el Oporto un técnico que no sabe quién es Casillas y que Benzema está sobrevalorado. Son un par de noticias de distinta consideración que se hicieron trascendentes en nuestros siempre templados debates futbolísticos. Jugó entre semana el Madrid contra el Tottenham en la Champions y el equipo de Zidane no pasó del empate. Ocasiones tuvo de sobra para lograr la victoria, pero el portero rival, Lloris, lo paró todo. Los focos se dirigieron donde se dirigen siempre, hacia Benzema, que no acertó en sendas acciones que pudieron acabar en gol. Horas después, Gary Lineker, jugador que fue años atrás del Tottenham y del Barça, entre otros, y hoy reputado comentarista, escribió este simpático mensaje en las bienaventuradas redes sociales: “¿Soy yo o Benzema está un poco sobrevalorado? Un gol cada dos partidos en un equipo tan fuerte como el Real Madrid no es nada especial. Es decente, pero no genial”. Su opinión, respetable, sin duda, no gustó mucho a Zidane, que la calificó de “vergüenza”. Zidane es uno de los sobrevaloradores de Benzema, como antes lo fueron Pellegrini, Mourinho, Ancelotti y Benítez, iletrados todos que le ponían de titular sabedores de que cuando Florentino Pérez cena en familia invita a Benzema.

La opinión de Lineker refuerza el eterno conflicto entre los que consideran que el fútbol solo son números y los que creen que, además, son detalles, sensaciones y un hecho tan poco empírico, imposible como es de demostrar, que consiste en hacer mejores a los demás. Los datos aseguran que Benzema, que ha marcado 182 goles en 373 partidos con el Madrid, es ya el séptimo máximo realizador de la historia del club empatado con un tal Gento, que algo ganó en esto del fútbol, cree uno recordar. Quizá a Lineker, goleador como fue en sus tiempos mozos y a quien se atribuye la célebre frase de que al fútbol juegan 11 contra 11 y gana Alemania, solo le conmuevan los goles. Pero también los hay que se conmueven viendo a un tío con el balón atado al pie en la línea de fondo, desafiando cuantas leyes físicas existen, y desafiando también a tres gigantes que le salen al paso, y escapándose por una rendija que el ojo humano no es capaz de apreciar. ¿Les suena? Quizá Lineker considera que hacer eso con un balón es decente, pero otros lo consideran genial.

Toca pues desollar a Benzema, un deporte muy extendido entre la crítica más feroz, cuyos problemas de desmemoria convierten en anécdota que, con él a cargo del 9, el Madrid viva una de las etapas más exitosas de su historia, y mira que las ha tenido. Pero si de desollamientos hablamos, y de sobrevalorados, ahí ocupa un lugar de honor Iker Casillas. Sergio Conceição, técnico del Oporto, decidió dejar en el banquillo al portero madrileño en el importante choque europeo frente al Leipzig alemán. El hecho causó la lógica sorpresa, por aquello de que el meta estaba teniendo un gran rendimiento, superando incluso récords de imbatibilidad en el club. El entrenador justificó su decisión por motivos meramente futbolísticos, amén de mostrar su perplejidad por la trascendencia que había adquirido el asunto, con lo normal que es prescindir de un mito. Nadie creyó sus excusas técnicas. Así que comenzó el habitual concurso entre los especialistas portugueses (tan afamados como los de aquí) para averiguar la verdad de lo ocurrido o para revelar la tontuna más tonta. El premio se lo llevó uno que, tras mucho investigar, llegó a la conclusión de que Casillas no jugaba por estar más pendiente del móvil que de entrenarse. Tenga usted 36 años, juegue 174 partidos en la Champions, sea 167 veces internacional, gane un Mundial, dos Eurocopas, cinco Ligas, tres Copas de Europa y dilapide todo ello jugueteando con el puñetero móvil.

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