Qué difícil es elegir

La toma de decisiones es uno de los grandes retos de la vida. Y define la forma de ser. Sucede ya desde la infancia. Cuando hay que elegir a los compañeros de equipo, por ejemplo. Hay quien selecciona en función de la amistad y quien se basa en las aptitudes. Sucede entonces, a veces, que salta la sorpresa y la estrella se convierte en estrellado y aquella niña que no prometía se convierte en la clave del juego.

Escoger bien en el deporte es muy difícil. Entran en juego tal cantidad de variables que es imposible asegurar el acierto completo. Un talento se puede estropear con una actitud...

La toma de decisiones es uno de los grandes retos de la vida. Y define la forma de ser. Sucede ya desde la infancia. Cuando hay que elegir a los compañeros de equipo, por ejemplo. Hay quien selecciona en función de la amistad y quien se basa en las aptitudes. Sucede entonces, a veces, que salta la sorpresa y la estrella se convierte en estrellado y aquella niña que no prometía se convierte en la clave del juego.

Escoger bien en el deporte es muy difícil. Entran en juego tal cantidad de variables que es imposible asegurar el acierto completo. Un talento se puede estropear con una actitud errónea. Y unas cualidades limitadas se pueden transformar en una agradable sorpresa. Quizá uno de los sistemas de elección que más historias ha aportado es el del draft de la NBA. Un mecanismo que arrancó en 1947 y que permite a los peores equipos ser los primeros en escoger entre los jugadores inscritos.

En Historias del Draft (Ediciones JC), el historiador Mariano Galindo recoge la trayectoria de este peculiar sistema, por el que han pasado los mitos del baloncesto contemporáneo. ¿Fue Michael Jordan el primero de su año? No, fue el tercero. ¿Hay casos de números uno que se echaron a perder? Sí, por supuesto. ¿Hay franquicias a las que se les da mejor que a otras? Claro. Porque elegir también es un arte.