Totti

Jugadores así renuevan culturas. Hay un antes y un después en la Roma con él

Totti, en un partido con la Roma.Luciano Rossi (Getty )

Totti es el no-fichaje más famoso del Real Madrid. No es fácil serlo: hay muchos jugadores que circularon en la órbita del Madrid durante toda su carrera y finalmente no se pusieron la camiseta blanca. Con ellos se harían varios onces: Nesta, Cafú, Chivu, Henry, Totti, Kaká… Son tan conocidos en España como cualquier fichaje, o incluso más, porque protagonizaron más portadas. Algunos empezaron a sonar para el Madrid con 17 años y aún ahora, con 76, se les quiere como directores deportivos supongo que para decir “como adelantamos” con una po...

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Totti es el no-fichaje más famoso del Real Madrid. No es fácil serlo: hay muchos jugadores que circularon en la órbita del Madrid durante toda su carrera y finalmente no se pusieron la camiseta blanca. Con ellos se harían varios onces: Nesta, Cafú, Chivu, Henry, Totti, Kaká… Son tan conocidos en España como cualquier fichaje, o incluso más, porque protagonizaron más portadas. Algunos empezaron a sonar para el Madrid con 17 años y aún ahora, con 76, se les quiere como directores deportivos supongo que para decir “como adelantamos” con una portada de 1973.

Totti juró amor eterno a la Roma y allí se quedó para siempre

Totti juró amor eterno a la Roma y allí se quedó para siempre. Esa fidelidad de Totti (una fidelidad romántica por lo que parece; las hay antirrománticas, aquellas sostenidas por el dinero: en el Madrid no se conoce ninguna, sic) me hizo pensar siempre —desde hace media hora— en la escasa relación del Real con esa atmósfera poética de Totti con la Roma. Una relación que desde luego existe, si bien para acabar con ella. Una relación que el propio Madrid ha tenido con algunos de sus símbolos, y que normalmente acaban como el rosario de la aurora (ellos en el campo, el club con los homenajes: se deja pasar una década, como en Galicia el Día das Letras, que hay que dárselo a un muerto de diez años).

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En último caso un club depredador no puede atender a esas sensibilidades en las que cayó Totti. Ser de un Madrid, de un Barça, de un Atleti o de un Bayern (sobre todo de un Bayern) te hace inmune a ciertas sentimentalidades. Pueden arrancarle del corazón de un club al chaval que llegó con seis años a la cantera del Borussia con el sueño de jugar en el primer equipo y retirarse allí, cerca de la casa de sus padres, convertido en mito local, referencia de todas las costumbres, fundador de una religión e inventor de una lengua. Eso, o vete tú a Nápoles en 1987 a preguntar cuánto cuesta Maradona: a lo peor ni siquiera se molesta en responderte el club.

Jugadores así renuevan culturas. Hay un antes y un después en la Roma con Totti, pero también en cierta esencia de Roma, en cierto vínculo de la propia ciudad de Roma. La frase que mejor define esa relación la dio Francesco Totti a France Football en 2013: “Si me hubiera ido al Madrid tendría tres Champions y dos Balones de Oro, pero no me arrepiento”. Es probable que tuviese razón. Pero pudo irse en 2004 y hasta 2013 el Madrid no ganó nada. No le fallaron las cuentas, sino la ambición.

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