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El miedo como motor vital

Voytek Kurtyka, uno de los grandes himalayistas de la historia, sorprende con 'El Maharajá chino', de corte autobiográfico

El maharajá chino.

Voytek Kurtyka fue uno de los ‘dioses’ polacos del himalayismo y reinó en los años 80 del siglo XX. Después, sencillamente desapareció de la vida pública. Ni entrevistas, ni apariciones en público, ni otra cosa que no fuese vivir de puertas adentro. A punto de cumplir los 70, Kurtyka acaba de sorprender a los nostálgicos publicando su primera obra: El maharajá chino (Desnivel), trabajo que, confiesa, le ha costado toneladas de esfuerzo, sufrimiento y hasta “crisis psicológicas”. El recorrido vital de su escritura (se prolongó durante cinco años) resulta casi calcado con el recorrido d...

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Voytek Kurtyka fue uno de los ‘dioses’ polacos del himalayismo y reinó en los años 80 del siglo XX. Después, sencillamente desapareció de la vida pública. Ni entrevistas, ni apariciones en público, ni otra cosa que no fuese vivir de puertas adentro. A punto de cumplir los 70, Kurtyka acaba de sorprender a los nostálgicos publicando su primera obra: El maharajá chino (Desnivel), trabajo que, confiesa, le ha costado toneladas de esfuerzo, sufrimiento y hasta “crisis psicológicas”. El recorrido vital de su escritura (se prolongó durante cinco años) resulta casi calcado con el recorrido de su personaje, autobiográfico. Kurtyka disecciona su obsesión con escalar una vía de roca, de apenas 30 metros, pero de gran dificultad física y técnica… prescindiendo de la cuerda.

Los que esperaban un relato de sus memorias en las cumbres más elevadas de la tierra fruncirán el ceño… antes de engancharse a un personaje que sufre buscando en lo cotidiano un espacio de libertad, revelando a través de certeras imágenes un mundo interior tan luminoso como atormentado.

Kurtyka, que se fabricó una vida de aventuras con ascensiones inhumanas como la conquista de la cara oeste del Gasherbrum IV en estilo alpino en compañía de Robert Schauer (1985), describe lo que ocurre cuando alguien como él se empeña (por pura necesidad) en seguir aferrado a una pasión en el entorno de lo cotidiano: la familia, los negocios… El eje de la novela es el miedo, verdadero motor vital del autor: de su necesidad de combatir los terrores que le acompañan desde la infancia surge una personalidad tan fuerte como compleja. El maharajá chino se lee rápido, como en una carrera que nos lleva al desenlace… pero conviene releerlo, o masticarlo bien, para disfrutar la riqueza de sus detalles: es el relato de un alpinista que emocionará a los que no lo son.

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