Djokovic arranca en Nueva York con un triunfo fácil a medianoche

El valenciano David Ferrer, la mejor baza española en el Abierto de Estados Unidos de tenis, distingue claramente lo que sucede en el territorio de los inhumanos (Djokovic, Nadal y Federer) de lo que pasa en el de los humanos, o sea, el del resto del circuito, en el que él ocupa la quinta plaza mundial. Con esta distinción, lo que se vio en la primera jornada del cuadro de Nueva York se entiende mejor: Djokovic, el único inhumano en liza ayer, se paseó en su partido nocturno. Impecable y sencillo. Los demás sufrieron las cosas...

El valenciano David Ferrer, la mejor baza española en el Abierto de Estados Unidos de tenis, distingue claramente lo que sucede en el territorio de los inhumanos (Djokovic, Nadal y Federer) de lo que pasa en el de los humanos, o sea, el del resto del circuito, en el que él ocupa la quinta plaza mundial. Con esta distinción, lo que se vio en la primera jornada del cuadro de Nueva York se entiende mejor: Djokovic, el único inhumano en liza ayer, se paseó en su partido nocturno. Impecable y sencillo. Los demás sufrieron las cosas que les pasan a los humanos: calor, humedad, problemas de adaptación al cemento y a las pelotas, calambres e incluso unas molestas abejas que decidieron pasar un rato por la pista central para desesperación de Venus Williams.

Novak Djokovic, de 27 años, finalista del US Open las cuatro últimas ediciones (ganó en 2011) no padeció ante el bonaerense Diego Schwartzman, de 22, que debutaba en el cuadro de un Grand Slam. El serbio tiene tomada la medida a los jugadores argentinos, a los que había ganado 36 de los 42 partidos que había jugado contra ellos. Schwartzman no ofreció argumentos para truncar la racha, así que cayó por un claro 6-1, 6-2 y 6-4. El muchacho tiene el palmarés por estrenar, así que permitió al número uno mundial y reciente ganador de Wimbledon ir cogiendo la forma tras sus titubeantes semanas sobre pista dura, que todo el mundo atribuye a su luna de miel y futura paternidad. Al fin y al cabo, y pese a lo que diga Ferrer, Nole es humano.

El resto de los 12 cabezas de serie que probaron la canícula de Queens tuvieron que resolver situaciones más comprometidas de lo esperado. Andy Murray, quien tras convertirse en 2013 en el primer británico en ganar Wimbledon en 77 años no ha levantado cabeza (una operación de espalda tiene la culpa), arrancó muy bien ante el holandés Robin Haase, 70 de la clasificación ATP, pero, cuando llevaba ganados dos sets, sus músculos comenzaron a fallar. Que si la pierna derecha, que si la corva izquierda, que si la axila derecha, que si las muñecas… Los calambres no dejaban en paz a Murray, que cedió la tercera manga con un solo juego a su favor. Superado aquel raro baile de ligamentos agarrotados, sobre todo en un tipo espigado y siempre en buena forma como el británico, se repuso y remató el 6-3, 7-6, 1-6 y 7-5 final.

Stan Wawrinka, tercero del mundo y tercer cabeza de serie, no necesitó pasar de las tres mangas ante el checo Jiry Vesely, pero tuvo que disputar más juegos sobre el recalentado cemento de los que habría querido (6-2, 7-6 y 7-6). Algo peor lo pasó el francés Jo-Wilfried Tsonga, noveno cabeza de serie, con el argentino Juan Mónaco (6-3, 4-6, 7-6 y 6-1).

El Abierto de Estados Unidos es un torneo bullicioso, muy americano, que depara no pocas sorpresas

Flushing Meadows, frente a la elegancia de Wimbledon o la racionalidad de Roland Garros, es un torneo bullicioso, muy americano, que depara no pocas sorpresas. Cualquiera puede tener sus segundos de gloria, incluso un pelotón de molestas abejas. Hasta la aparición de los insectos en la pista central del complejo Billie Jean King, Venus Williams se había enfrentado a sus 36 errores no forzados, a sus 34 años y a un primer set penoso, sobre todo porque enfrente tenía a la japonesa Kimiko Date-Krumm, una de las pocas jugadoras del circuito mayor que ella, y mucho (43 años).

En la tercera manga, las abejas comenzaron a molestar a las dos contendientes, hasta el punto de que Venus pidió ayuda. Dos recogepelotas armados con toallas las hicieron retroceder. Finalmente ganó las mayor de las Williams (2-6, 6-3 y 6-3). “¿Quién ha sido más dura, Kimiko o la abeja?”, le preguntaron a la estadounidense. “Buena pregunta… Sin duda Kimiko. Pocas golpean la bola como ella”, declaró. Maria Sharapova, en el primer partido nocturno de la pista central, se impuso a su compatriota Maria Kirilenko por 6-4 y 6-0. No hubo historia.

A la espera del debú hoy de David Ferrer, la participación española tuvo sus luces y sus sombras en la primera jornada. Tommy Robredo y Fernando Verdasco ganaron sus partidos ante el francés Edouard Roger-Vasselin y el eslovaco Blaz Rola, respectivamente. Verdasco sufrió más que Robredo y necesitó los cinco sets para superar la ronda. Pablo Carreño hizo lo propio con el alemán Andreas Beck, pero Albert Montañés se retiró ante el argentino Leonardo Mayer con problemas en su muñeca derecha. Daniel Gimeno-Traver perdió con el francés Michael Llodra.

En el cuadro femenino, Garbine Muguruza, la hispanovenezolana que derrotó a Serena Williams en Roland Garros, donde alcanzó los cuartos de final, cayó ante la croata Mirjana Lucic-Baroni; Silvia Soler Espinosa no pasó ante la rumana Irina Camelia-Begu, y María Teresa Torro-Flor fue eliminada por la eslovaca Jana Cepelova.