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Aritz Aranburu regresa a la élite tras convertirse en uno de los primeros europeos que compite en el circuito más importante del mundo

Madrid -
Aritz AranburuMario Entero

Australia, Estados Unidos —especialmente Hawái— y Brasil son las potencias hegemónicas del surf a nivel profesional. Para corroborarlo solo hay que echar un vistazo a la lista de clasificados para competir en el ASP World Championship Tour (WTC) de 2014; algo así como el Mundial de Fórmula 1 sobre las olas, con paradas en las más exóticas playas del mundo. De los 32 participantes, 27 tienen pasaporte de alguna de estas tres nacionalidades. ...

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Australia, Estados Unidos —especialmente Hawái— y Brasil son las potencias hegemónicas del surf a nivel profesional. Para corroborarlo solo hay que echar un vistazo a la lista de clasificados para competir en el ASP World Championship Tour (WTC) de 2014; algo así como el Mundial de Fórmula 1 sobre las olas, con paradas en las más exóticas playas del mundo. De los 32 participantes, 27 tienen pasaporte de alguna de estas tres nacionalidades. Entre ellos, el australiano Mike Fanning, actual campeón,y el estadounidense Kelly Slater, ganador de 11 títulos mundiales.

A pesar de la creciente popularidad de este deporte en el Viejo Continente, donde se organizan varias pruebas destacadas en el calendario internacional, el número de surfistas europeos que llega a participar en la máxima categoría crece con cuentagotas. 2014 será un buen año en ese aspecto; al francés Jérémy Florès le acompañará el que sigue siendo el único español que ha participado en el WCT: Aritz Aranburu (Zarautz, 1985), que ha finalizado el año en el puesto 28 del ránking de los mejores del mundo. Es la segunda vez que el deportista vasco se clasifica para competir en esta categoría —la primera fue en 2007—, y el recuerdo de su desafortunado estreno en 2008, cuando se lesionó en su debut, no empaña sus expectativas de hacer una buena campaña que le permita mantener la categoría. “Si no creyera en mis posibilidades me quedaría en casa”, reconoce entusiasmado durante un paréntesis en su entrenamiento una tarde de domingo.

El circuito ahora es mucho más elitista, porque antes éramos 45 y ahora 32

El buen desarrollo de la temporada que acaba de finalizar permitió a Aranburu llegar a las últimas citas del calendario con posibilidades reales de clasificarse sin tener que depender de sus competidores directos. Esas posibilidades se dispararon el pasado noviembre, cuando derrotó al nuevo campeón mundial, Mike Fanning, en el Hawaiian Reef Pro. Pero en la siguiente ronda, una discutida decisión de los jueces le dejó fuera de una final que seguramente le habría otorgado los puntos suficientes para asegurarse un puesto en el WCT sin tener que esperar a las dos últimas pruebas, que dieron por finalizada la temporada el pasado 14 de diciembre. A escasos segundos del final de una manga en la que cuatro surfistas se jugaban una plaza en la final, Aranburu chocó en una ola contra el surfista local Fred Pattachia, lo que los jueces consideraron como una interferencia del vasco, relegándole a la última posición. “Fue una manga con pocas olas y tenía que pelear por una plaza para entrar en la final. Vino una ola bastante buena que me podía servir para clasificarme y tuve que pelearla, pero Fred [Patacchia] tuvo más prioridad que yo y me pitaron en contra”.

Finalmente, los puntos acumulados a los largo de la temporada resultaron ser suficientes, y seis años después de clasificarse por primera vez para el WCT, el guipuzcoano volverá a competir entre los mejores dentro de un grupo aún más selecto. “El circuito ahora es mucho más elitista, porque antes éramos 45 y ahora 32”, explica. La preparación física será esencial para plantar cara a rivales como Fanning, Joel Parkinson o Slater. “Los campeonatos se hacen en lugares con olas muy, muy potentes y peligrosas y hay que estar muy bien preparado para poder afrontarlas”.

Una lesión en 2008 frenó la progresión del surfista nada más aterrizar en el WCT. En 2009 tuvo una segunda oportunidad gracias a una injury wildcard —comodín por lesión— que le dio la oportunidad de mantenerse en la categoría una temporada más, pero su actuación no fue suficiente esta vez para seguir en el circuito. Desde entonces no ha cejado en su empeño por volver a lo más alto, aunque la madurez le ha hecho ver la competición desde otra perspectiva. “Hasta hace un par de años tenía un único objetivo que era volver a entrar en esta categoría, pero ahora me centro más en vivir el surf de todas las maneras posibles”.

Aritz Aranburu.Quiksilver

El tópico dice que más que un deporte, el surf es una forma de ver la vida, algo que Aranburu corrobora a pies juntillas. Su mejor momento profesional no le impide centrarse en otros proyectos que le ayudan a encontrar el equilibrio entre pasión y trabajo. “¿Qué hacen los futbolistas en sus vacaciones? No tocar un balón. Yo en mis vacaciones lo que tengo son ganas de surfear”, razona. “Cuando estoy en competiciones me creo un deportista, por supuesto, porque a ese nivel ya eres un atleta, pero el surf es un estilo de vida. Trazas tus planes según las olas, según las condiciones meteorológicas, y con la excusa de buscar olas conoces culturas, idiomas, te relacionas con mucha gente y vives aventuras”. Ese espíritu de Robinson Crusoe se refleja en sus reportajes audiovisuales. En sus viajes nunca falta una cámara que documente sus movimientos. “Al llevar ya unos cuantos años como profesional la cabeza me pedía explorar un poco más los otros aspectos y es por eso que he estado viajando y viviendo experiencias que normalmente cuando vas de campeonato en campeonato no vives tanto. Cuando viajas por libre te puedes dedicar más a conocer cada destino”.

Aranburu es pionero a la hora de profesionalizar y popularizar un deporte que ya cuenta con miles de adeptos en España. “Aquí se surfea mucho; hay muchos aficionados y espero que la huella que deje sirva para que otros niños sueñen con hacer lo que yo hago y mejorarlo. Ese es mi sueño. El surf está evolucionando poco a poco y es hora de que se trabaje más para formar a la cantera y para que los niños puedan tener oportunidades para intentar llegar a ser profesionales”.

Apenas un puñado de surfistas europeos ha tenido el privilegio de codearse con los mejores del mundo en un deporte que parece vivir en un estado de constante desarrollo gracias al impulso de los patrocinadores, un calendario globalizado y el estatus de figuras como Slater, convertidas en marcas que facturan millones de dólares. Europa sigue un paso por detrás, pero la mera presencia de figuras como Florès o el propio Aranburu demuestran que el potencial está ahí. “Tenemos todos los ingredientes. En Europa hay buenas olas durante todo el año pero el surf es un deporte que ha evolucionado más tarde que en EE UU o Australia o Brasil. Allí llegó mucho antes. Nos tenemos que poner las pilas y seguir cosechando resultados porque tenemos todo lo que hace falta. Hay chavales buenísimos con mucho talento que pueden estar ahí arriba”.

2014 se presenta como un año ilusionante para él. Su principal objetivo, que era volver a surfear entre la élite mundial, ya se ha cumplido. Y ahora, ¿qué? "Estaría bien seguir el ejemplo de Kelly Slater", se plantea el deportista, de 28 años. Pero hasta llegar a los 41 del estadounidense —profesional desde 1992— aún le quedan muchos años de olas compartidas con los mejores.

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