Tribuna:ELECCIONES EN EL MADRID

Pesadilla de una noche de verano

Qué bochorno. Qué desilusión. Qué mala imagen. Qué pena. Qué vergüenza. Qué desastre. Qué lástima. Y eso que el club había preparado una espectacular y modernísima sala de prensa par la ocasión, para presentar al mundo entero el nuevo presidente del equipo más grande de la historia. Un envoltorio de cinco estrellas que permaneció vacío la mayor parte del día y que finalmente albergó escaso contenido; después de más de cuatro horas sin comunicado oficial, sin nota o información alguna de la junta electoral, salió el secretario de la misma para, en menos de cinco minutos, quizá tres, despachar a...

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Qué bochorno. Qué desilusión. Qué mala imagen. Qué pena. Qué vergüenza. Qué desastre. Qué lástima. Y eso que el club había preparado una espectacular y modernísima sala de prensa par la ocasión, para presentar al mundo entero el nuevo presidente del equipo más grande de la historia. Un envoltorio de cinco estrellas que permaneció vacío la mayor parte del día y que finalmente albergó escaso contenido; después de más de cuatro horas sin comunicado oficial, sin nota o información alguna de la junta electoral, salió el secretario de la misma para, en menos de cinco minutos, quizá tres, despachar a toda prisa los resultados. Ni gráficos, ni porcentajes de participación, ni incidencias, ni calendario, ni respuestas. Nada. La sala, de lujo, era un reflejo de lo que parece el club en la actualidad; un lujoso y enorme contenedor de escaso y triste contenido. Y no hubo presidente.

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Ganó Ramón Calderón en las urnas. En el voto presencial. Por estrecho margen de votos sobre Juan Palacios. 246. Nadie le restó merito ni cuestionó el resultado, salvo Villar Mir, que sigue emperrado en el recuento del voto por correo, se negó a firmar las actas e instó a la junta electoral a resolver primero la anulación cautelar del voto por correo antes de proclamar nuevo presidente. Lo curioso, por no calificar de alucinante, es que fue el propio Calderón el que se autoproclamó vencedor de las elecciones antes de que la junta electoral hiciese públicos y oficiales los resultados del voto presencial en la carpa del Bernabéu. Cosa nunca vista. Quizá en alguna república bananera.

¿Por qué se retrasó tanto la junta en anunciar unos resultados que se sabían a eso de las diez de la noche? Dicen que hubo presiones, llamadas, carreras, dudas, maniobras en la oscuridad. Sombras alargadas. Ahora hay que esperar a que el decano del colegio de abogados de Madrid, Luis Martín Mingarro, se pronuncie sobre la validez del voto por correo, si se suma a los conseguidos en las urnas o si, por el contrario, carece definitivamente de validez. Pues que no tarde, porque lo peor que le podría pasar al Real Madrid, tras el desastroso final de la pasada temporada, es que regresasen los jugadores de vacaciones y se encontraran sin entrenador, sin presidente, sin nuevos compañeros y, sobre todo, sin moral, sin ilusión y sin proyecto. Que alguien ponga fin al despropósito, por favor.

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