ARQUITECTURA

Cuando la oficina sale al jardín

El estudio SelgasCano ha firmado en Los Ángeles un cruce entre lugar de trabajo, parque y espacio público en un proyecto que trueca el asfalto por el oxígeno

La sede de Second Home en West Hollywood (Los Ángeles), por el estudio SelgasCano.IWAN BAAN

Los cambios en los ecosistemas pueden también ser decisiones individuales”, opina el promotor británico Sam Aldenton. Es más fácil que esa transformación suceda cuando los individuos que deciden son poderosos, como él, y resuelven modificar el impacto de construir 90.800 metros cuadrados en una ciudad plantando 6.500 palmeras, aguacates, jacarandas y árboles del coral. Ha sucedido en West Hollywood, al norte de Los Ángeles. En St. Andrews Place cuesta encontrar la puerta al edificio de Second Home, las oficinas diseñadas por el estudio español ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Los cambios en los ecosistemas pueden también ser decisiones individuales”, opina el promotor británico Sam Aldenton. Es más fácil que esa transformación suceda cuando los individuos que deciden son poderosos, como él, y resuelven modificar el impacto de construir 90.800 metros cuadrados en una ciudad plantando 6.500 palmeras, aguacates, jacarandas y árboles del coral. Ha sucedido en West Hollywood, al norte de Los Ángeles. En St. Andrews Place cuesta encontrar la puerta al edificio de Second Home, las oficinas diseñadas por el estudio español SelgasCano. Desde la calle uno ve poco más que vegetación con una cota inusitada antes de dar con el acceso a un colorista centro de coworking que contiene a la vez despachos, un espacio público con restaurante y un parque levantados sobre un antiguo aparcamiento. Esta arquitectura-palimpsesto, que convierte edificios existentes en tipologías mixtas, se perfila como la más lógica para el siglo XXI, la que reparará errores medioambientales, sociales y económicos, y que será, como lo suele ser la respuesta a los mayores retos, inesperada.

Más que un edificio, Second Home es una suma de partes, un proyecto versátil que recicla un inmueble y un garaje neocoloniales levantados en 1964 y los convierte en un reguero de oficinas sembradas en un jardín. Con puestos de trabajo unipersonales y despachos para hasta 135 personas, la azotea del aparcamiento está ahora literalmente sembrada —y sombreada— por los árboles y arbustos diseminados entre las 60 células ovaladas de diverso tamaño que comparten el sustrato y alojan las oficinas. Un patio con mesas bajo las tipuanas, senderos con bancadas para reunirse en el exterior, una librería, aseos y un auditorio con capacidad para 200 personas —que la gente del barrio y las ONG pueden reservar gratuitamente— son zonas comunes de libre acceso. Addlenton habla de la mayor densidad vegetal sembrada en un espacio urbano de California.

Como todos los proyectos de SelgasCano, también este parque-oficina tiene la inventiva por bandera y el ingenio como firma. Más allá de la reparación y la reinvención tipológica, la combinación de materiales industriales —el plexiglás de las fachadas, el hormigón de los forjados y los tableros de madera laminada de las cubiertas—, el proyecto anuncia otra manera de construir. Aunque muy visibles, sería absurdo quedarse solo con los audaces amarillos y naranjas e ingenuo pensar que la organización sinuosa de las zonas de trabajo —para maximizar el espacio sin alienar a los trabajadores— es un mero recurso formal. Además de despejar la vista y producir oxígeno, son los árboles, las plantas y los arbustos los que, velando por la sombra y la acústica y ayudando al aislamiento sin dividir el espacio, se comportan como elementos arquitectónicos vivos. Y facilitan el mantenimiento del edificio.

Vista aérea de la sede de Second Home en Los Ángeles.IWAN BAAN

José Selgas y Lucía Cano probaron en su propia casa el plexiglás cuando construyeron su famosa Silicon House hace 15 años. Desde entonces, no han necesitado renovar el metacrilato. Su fácil mantenimiento, mucho más certero y seguro que el del vidrio, los ha llevado a utilizarlo en sucesivos proyectos. Lo mismo sucedió cuando enterraron su estudio para emplear la vegetación circundante como pantalla térmica y visual. No han descubierto nada. Está en la tradición agrícola que sembraba las lindes de los caminos de cipreses para detener el viento. La convivencia con la naturaleza les viene, además, de serie. Julio Cano Lasso, el padre de Lucía, construyó una casa sencilla rodeada de vegetación en la que ella y sus hermanos crecieron al norte de Madrid. Por eso, los autores de los auditorios de Badajoz, Cartagena y Plasencia dedican hasta un tercio del presupuesto de sus proyectos a la vegetación. Con frecuencia se lamentan de que las dudas que genera el mantenimiento del metacrilato contrasten con la falta de riego que recibe la vegetación que plantan.

Estas son las terceras oficinas que SelgasCano firman para Second Home y también ellos han hecho evolucionar su relación con la naturaleza. En las que construyeron al noreste de Londres, la distribución curva, el colorido vibrante, la naturalidad y los materiales industriales conviven en un escenario que domestica el espacio de trabajo, pero las plantas tienen un papel secundario. Las oficinas de Lisboa, sobre el mercado da Ribeira, el más antiguo de la ciudad, miran a los puestos de verduras y utilizan macetas con plantas y arbustos para separar espacios de trabajo y mitigar el ruido. En Los Ángeles ya no son las plantas las que entran en los despachos, es la oficina la que sale al jardín. Esta reposición vegetal es una reinvención tipológica en toda regla: permite la convivencia de lo público y lo privado, de lo existente y de lo nuevo, actualiza, recicla y defiende una mayor densidad más porosa y ventilada.

Archivado En