La perfecta secuela

Desde su particular atalaya, Andrew Bird asegura con ironía que ‘My Finest Work Yet’ es su mejor disco

Instalado en su particular atalaya, esto es, un estilo propio que tiene mucho de elegante impresionismo, el hombre del silbido sigue madurando su peculiar neoswing, y lo hace con más o menos autocomplacencia narrativa (‘Sisyphus’), optimismo sin complejos (‘Bloodless’), mantras que animan a no tirar la toalla (‘Olympians’) y palabras mágicas (‘Fallorun’ es Bird destilado). Ironiza el de Illinois en un álbum que es puro sarcasmo (‘Manifest’), desde el título (y la portada: cover pictórico de La muerte de Marat del neoclásico Jacques-Louis David), sobre haber entregado...

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Instalado en su particular atalaya, esto es, un estilo propio que tiene mucho de elegante impresionismo, el hombre del silbido sigue madurando su peculiar neoswing, y lo hace con más o menos autocomplacencia narrativa (‘Sisyphus’), optimismo sin complejos (‘Bloodless’), mantras que animan a no tirar la toalla (‘Olympians’) y palabras mágicas (‘Fallorun’ es Bird destilado). Ironiza el de Illinois en un álbum que es puro sarcasmo (‘Manifest’), desde el título (y la portada: cover pictórico de La muerte de Marat del neoclásico Jacques-Louis David), sobre haber entregado su mejor trabajo hasta la fecha. En realidad, lo viene haciendo desde hace un tiempo, puesto que —y My Finest… no es una excepción— desde Noble Beast (2009) todo suena a perfecta secuela.

My Finest Work Yet. Andrew Bird. Loma Vista.

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