Columna

Parodias

Ya sabemos dónde están los límites del humor: en el Parque Europa de Torrejón de Ardoz

Joaquín Reyes, caracterizado como Carles Puigdemont.

Un vecino de Torrejón de Ardoz llamó alarmado a la policía el jueves de la semana pasada. Había visto a Carles Puigdemont en el Parque Europa del municipio madrileño. Los agentes fueron hasta allá, probablemente con cierto escepticismo, y se encontraron a Joaquín Reyes y a un equipo de El Intermedio grabando una parodia para el programa al estilo de sus Celebrities.

La cosa, ya delirante de por sí, mejora si tenemos en cuenta que el Parque Europa inclu...

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Un vecino de Torrejón de Ardoz llamó alarmado a la policía el jueves de la semana pasada. Había visto a Carles Puigdemont en el Parque Europa del municipio madrileño. Los agentes fueron hasta allá, probablemente con cierto escepticismo, y se encontraron a Joaquín Reyes y a un equipo de El Intermedio grabando una parodia para el programa al estilo de sus Celebrities.

La cosa, ya delirante de por sí, mejora si tenemos en cuenta que el Parque Europa incluye reproducciones de monumentos europeos, como la Fontana di Trevi, la torre Eiffel y el escenario del sketch de Reyes: el Atomium de Bruselas.

Dice la ley de Poe que cualquier posición extrema es muy difícil de distinguir de su parodia. Pasa a menudo: si uno lee tuits de alguien muy enfadado, es frecuente dudar de si está hablando en serio o si en realidad se está burlando.

Aquí ha ocurrido algo parecido: hemos llegado a un punto en el que una parodia rodada en una réplica puede llegar a confundirse con la realidad. ¿Por qué no iba a estar Puigdemont hablando con acento manchego frente a las cámaras y junto a un Atomium a escala y de cartón piedra? Quizás nunca estuvo en la Bruselas de verdad. Cosas más raras se han visto.

Cuenta Reyes que dieron con el vecino, que les dijo que “no está la situación para bromitas”. Quizás tenga razón, pero no porque la actualidad sea algo muy serio, sino porque estamos en un momento tan absurdo que ya toda la realidad parece una broma y, por tanto, es normal que las bromas parezcan reales. En este escenario, los cómicos no pueden competir. Es imposible parodiar una parodia.

En todo caso, ya hemos localizado los límites del humor: están en el Parque Europa de Torrejón de Ardoz. Vivo en esta ciudad, así que me acercaré en cuanto pueda, a ver si presencio la muerte de algún chiste. Y si me encuentro a José Mota disfrazado de Mariano Rajoy, pienso decirle cuatro cosas acerca de su nefasta gestión al frente del gobierno.

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