Opinión

Suceso

Primero política, luego más política, después crónica negra y finalmente caras populares y deportes, para prepararnos así a escuchar el pronóstico del tiempo

Es lógico preguntarse si hay ahora más sucesos que antes, puesto que los telediarios (también los de la pública) se muestran tan abiertos a las distintas gradaciones de lo macabro, desde lo grande a lo pequeño pasando por lo aberrante, que se diría que esos informativos son envoltorios de la crónica negra.

Primero política, luego más política, después crónica negra y finalmente caras populares y deportes, para prepararnos así a escuchar el pronóstico del tiempo. A la hora del tiempo, por cierto, es lícito preguntarse: ¿qué ha contado el informativo de hoy?, pues en ningún lugar se ha pa...

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Es lógico preguntarse si hay ahora más sucesos que antes, puesto que los telediarios (también los de la pública) se muestran tan abiertos a las distintas gradaciones de lo macabro, desde lo grande a lo pequeño pasando por lo aberrante, que se diría que esos informativos son envoltorios de la crónica negra.

Primero política, luego más política, después crónica negra y finalmente caras populares y deportes, para prepararnos así a escuchar el pronóstico del tiempo. A la hora del tiempo, por cierto, es lícito preguntarse: ¿qué ha contado el informativo de hoy?, pues en ningún lugar se ha parado de modo que uno llegue a saber más que lo que dicen los letreros que hay debajo de los informativos de 24 horas.

Es muy común que, en tiempos de sequía informativa, cada vez más improbable, se llenen esos informativos que desde años se contagian de la denominación del padre de todos ellos, el de TVE, de escenas en las que la alarma de Hobbes, el hombre es un lobo para el hombre, se pone de manifiesto. Los sucesos, claro, son noticias. Pero, ¿son noticia todos los sucesos?

A los responsables de los informativos les debe parecer que sí, puesto que desde que acaba la política, generalmente, las noticias siguientes, casi hasta que llega el tiempo de las variedades y de los deportes, todo está teñido de sangre, fuego y desastre. La lógica detrás de esta abundancia remite a las teorías y las prácticas del entretenimiento: si es difícil de mirar, doblemente interesante, pues el morbo habita entre nosotros desde Homero y aún antes.

Carlos Saura decía el otro día en una entrevista que la saturación de las escenas macabras, de guerras, de terremotos, de maldad humana o natural, estaba acolchando el alma de la ciudadanía. Esta sobreabundancia de negrura ha hecho que cualquier suceso grave parezca ya cualquier cosa.

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