De cafés literarios con Erri de Luca y Alejandro Zambra
Dos relevantes autores de la literatura actual conversan sobre su escritura con lectores de EL PAÍS en el Festival Eñe de Madrid
Hay algo intimista y de revelación de secretos en los cafés literarios. En una sala inmaculada blanca repleta de libros, en un bajo del Hotel Iberostar Las Letras Gran Vía, en pleno bullicio del centro madrileño, dos relevantes escritores de la literatura actual se despojan de formalismos ante un pequeño grupo de lectores. Se exponen el escritor italiano Erri de Luca (Nápoles, 1950) y el chileno Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) en sendas actividades en el Festival Eñe, el encuentro de la literatura más importante de Madrid. Desde el 11 al 27 de este mes, una amalgama de 150 actividades aborda el mundo de las letras en unos 30 espacios culturales. Hay una actividad especial, sin embargo, que convence a algunos espectadores por encima de todo. Al menos, un café literario permite deshacerse del pudor de preguntar a la cara a quien tanto se ha leído. Es también una oportunidad que los suscriptores de EL PAÍS pudieron disfrutar gracias a las actividades exclusivas del programa de EL PAÍS+.
“¿Qué disfruta más escribir, poesía o novela?”, preguntó alguien a Zambra el pasado sábado. “Soy mejor narrador que poeta”, respondió el autor de Poeta Chileno, Tema libre y Bonsái. Y sin embargo, dijo concebir sus libros como un poema largo. Realmente, explicó, apenas distingue entre géneros literarios, no cree demasiado en ellos. Para él son como la ropa que te pones: “Al principio siempre te queda mal. Es rígida, grande o chica. Luego la ropa se resigna a tu cuerpo”. Como la escritura, como un cuento, como un poema que ya irá tomando forma. Después confesó lo inesperado, como una especie de contradicción: “Cuando más disfruto es cuando no sé lo que estoy haciendo. Cuando la idea se transforma”.
Tan solo un día antes, en ese mismo lugar, aludía también el traductor italiano Erri de Luca a los géneros literarios. El escritor, conocido alpinista, activista y narrador de los siglos XX y XXI ha hablado como pocos sobre guerras y revoluciones en sus tramas. ¿Cuál sería para usted el mejor género para contar según qué historias?, preguntó una mujer. “Sin duda, el cine”, bromeó quien ha transitado por casi todos los estilos: poesía, novelas, traducciones, ficción…
De Luca es traductor del Antiguo Testamento, sabe hebreo antiguo y suajili y lee en arameo, yidis, francés, inglés y español. Y aún así, habla con una modestia que no se puede esperar de quien ha publicado más de medio centenar de libros. ¿Qué le aporta tanta experiencia a su escritura?, quiso saber otra persona en el encuentro. “No acumulo experiencias pasadas”, empezó el autor de 72 años. “La historia que escribo ahora no bebe de otras, es como la primera. Soy siempre un principiante”, dijo sencillamente.
Sí parece haber un estilo único en la escritura de Zambra. El sábado, alguien alzó la mano y preguntó: “Su primer libro, Mudanza, es un poema. Con Poeta Chileno ―su último libro, una novela―, ¿ha vuelto a la poesía o realmente nunca se fue? Por su gesto y sonrisa, la respuesta se intuyó evidente antes de contestar: “Nunca he dejado de escribir poesía, y en este libro hay algunos poemas heterogéneos. Mi sensación es que todo empieza como un poema. Le tengo respeto, es un género de síntesis, de música y repetición”.
Tener a Pablo Neruda como referente en la poesía en su país, marcó a este chileno para siempre. Zambra —que es también autor de cuentos, ensayo, literatura infantil y guiones—, aseguró haberle pasado a él y a otros de su generación. “En Chile crecimos con ese mito. La poesía es lo único que habíamos ganado”, dijo, medio encogiéndose de hombros, con una suerte de pudor y orgullo a la vez. “Tampoco se lee más en Chile que en otras partes”, admitió, pero tuvieron esas y otras referencias tan buenas, que el género le cautivó personalmente desde niño.
En un momento dado de las charlas, tanto viernes como sábado, el escritor argentino Guillermo Roz, que fue moderador de los dos cafés literarios, habló de una paradoja. ¿Cómo se lleva esa contradicción de la soledad elegida del escritor con acudir a un festival literario y masivo como este?, preguntó a los dos autores. “Más que soledad es aislamiento”, dijo de Luca. “Para mí la escritura es lo contrario a la soledad”, respondió Zafra.
Para el italiano, ese aislamiento le permite hablar consigo mismo, contarse las historias. Para el chileno, la escritura es la forma de enfrentarse al mundo. Para ambos es un privilegio. “Es una suerte encontrarme con otras personas ―los lectores― por las preguntas que plantean. Mi generación también ha sido entrevistada, pero por los jueces”, dijo de Luca. “Yo soy patológicamente sociable, pero hay algo casi religioso en el ejercicio de la escritura, aunque suene a libro de autoayuda. Me gusta que los lectores me digan qué le han parecido mis libros. Él último, Poeta Chileno, lo estrené en la pandemia. Ahora me están contando qué les ha parecido”, espetó Zambra.
Festival Eñe
El Festival Eñe se celebra del 11 al 27 de este mes en Madrid y Málaga. La edición de este año es una propuesta de Lora Larumbre y tiene a Argentina como país invitado. Por ser suscriptor de EL PAÍS podrás disfrutar en Málaga de los cafés literarios de la escritora Rosa Montero y el músico Niño de Elche, los días 24 y 26 de este mes.