Curro Sánchez Varela, director del documental ‘Moncloa. Cuatro estaciones’: “Volvería a retratar a un presidente en activo, no me parece un pasote”
El director de la docuserie que EL PAÍS estrena el próximo domingo tiene una trayectoria anterior ajena a las obras de contenido político y afirma que “no hay campaña encubierta ninguna” en este proyecto
El cineasta Curro Sánchez Varela abre la puerta de un santuario. Es la pequeña habitación donde su padre, Paco de Lucía, pasaba horas ensayando cuando vivía con su madre, Casilda Varela, primera esposa del legendario guitarrista. El sótano del chalé al norte de Madrid donde ella sigue viviendo y tiene lugar esta entrevista alberga 25 de las guitarras que tuvo el maestro, guardadas en fundas desde su fallecimiento en 2014. “Con una de ellas tocó el Concierto de Aranjuez”, dice Sánchez Varela. “Aquí se encerraba a ensayar, solo y con otros músicos cuando grababa las maquetas previas a los discos. Desde Jorge Pardo hasta Camarón estuvieron aquí. Siempre bajo una nube de humo. Y entre risas. Fueron años de mucha creatividad y libertad”.
En torno a la figura de su padre, este madrileño de 40 años rodó su primer documental, ganador de un Premio Goya. Y tras la realización de otros trabajos audiovisuales ajenos la política, recibió el encargo de rodar un año en la vida del Palacio de La Moncloa bajo el Gobierno de Pedro Sánchez entre 2022 y 2023. El resultado se convirtió en una suerte de obra maldita de cuatro capítulos que nadie ha querido emitir hasta ahora.
EL PAÍS dará a conocer a partir del próximo domingo para sus suscriptores Premium la docuserie Moncloa. Cuatro estaciones, producida por The Pool (cuyo propietario es Andrés Varela Entrecanales, consejero del Grupo Prisa, editor de este periódico) y Secuoya Studios (división del Grupo Secuoya liderada por el ex-embajador de Estados Unidos en España James Costos).
P. Un documental sobre la figura de su padre, Paco de Lucía. Otro sobre Curro Romero y el misterio del tiempo en el toreo. Otro trabajo sobre su prima, la cantante Malú. Con esa trayectoria, ¿por qué quiso embarcarse en un proyecto tan distinto al resto de su obra?
R. Precisamente por ese rasgo distintivo. Dar este paso tenía un aliciente: desvelar el misterio que es el centro de Gobierno de una democracia activa, mostrar qué pasa intramuros. Es un proyecto que muchas plataformas no han querido adquirir. Pensaban que podía tener un componente muy politizado o electoralista. Creo que es todo lo contrario: un documental en el que se va a descubrir cómo funciona la maquinaria del Gobierno y quiénes son las personas que están detrás de ese complejo compuesto por más de 2.000 personas de diferentes departamentos.
P. Una de las razones por las que los productores le hicieron este encargo es no tener una significación política marcada. ¿Le interesa la política, más allá de lo que pasa dentro de La Moncloa?
R. Soy un gran consumidor de contenido político. Y lo he sido de documentales sobre el asunto y de series como El ala oeste de la Casa Blanca, House of Cards y Borgen. Pero dado mi background personal y familiar, soy una persona que no se decanta ni por un lado ni por otro. Creo que vieron ese perfil para dar con un director que no levantase más alarmas de las que ya se han levantado en todo este proceso.
Creo que se buscó a un director que no levantase más alarmas de las que ya se han levantado en todo este proceso”
P. El protagonista no es Pedro Sánchez, ni los integrantes de su Gobierno, sino La Moncloa. El resto de trabajadores en el complejo parecen los únicos que no actúan en esta docuserie.
R. Son los que pueden hablar del complejo de La Moncloa y de la historia que guardan los 50 años de ese entramado de edificios al servicio del poder. Como un ujier que ha estado con Suárez, Calvo-Sotelo, González, Aznar, Zapatero, Rajoy, Sánchez… Sus rutinas, lo que han visto, con quién han tratado… Lo cuentan con naturalidad porque sus vidas se han basado en esa colección de experiencias.
P. Aunque este trabajo no va solo sobre Sánchez, tuvo ocasión de entrevistarle en varias ocasiones y seguir sus pasos durante muchas jornadas. ¿Cuál es su impresión sobre el presidente del Gobierno?
R. Una persona tranquila. Sosegada. Reflexiva. Le gusta analizar, preguntar y escuchar. Cuando baja la presión y se siente cómodo es mucho más afable y cercano de lo que muchos podrían pensar. Pero su condición desde el día en que llegó a la presidencia es de permanente estado de alerta.
La condición de Pedro Sánchez desde que llegó a la presidencia es de permanente estado de alerta”
P. ¿Dejó de actuar en algún momento durante el rodaje?
R. Había momentos. Lo detecté al final. Al principio, nos costaba mucho. Tiene un control absoluto de lo que está pasando en el entorno.
P. ¿Cree que en el contexto actual de la política española habría sido posible rodar ahora esta docuserie?
R. Rodar Las cuatro estaciones en 2022 o en 2024 en España eran una apuesta muy arriesgada y con un final impredecible. No hay jurisprudencia en este tema. No se han hecho en este país muchos documentales con la participación de políticos en activo. Y menos, con un presidente del Gobierno en ejercicio y con todos los integrantes de su espacio de trabajo.
P. Una de las cauciones que se tomaron fue que no aparecieran las hijas del presidente. ¿Se eliminó también mucho material rodado con Pedro Sánchez?
R. Momentos personales rodamos dos. El desayuno con su esposa y la celebración con sus padres de su 50 cumpleaños, el 29 de febrero de 2022. Esto último se descartó porque no funcionaba.
Grabamos la celebración del 50 cumpleaños del presidente con sus padres. Se descartó porque fue la primera jornada de rodaje y no funcionaba”
P. ¿Qué era lo que no funcionaba?
R. Fue la primera jornada del rodaje. Llegábamos a puerta fría. Había conocido al presidente previamente en una reunión de 15 minutos. Me contó lo que le apetecería ver en un proyecto de estas características. Habló de “prestigiar a todos los trabajadores de La Moncloa”. De ahí pasamos a grabar su cumpleaños, con sus padres y su esposa. Hablaron de libros, de amistades, de la infancia de Sánchez. Pero no estaban cómodos. No nos conocían. En la sala de edición no se daba esa chispa que necesitas para que la secuencia te enganche.
P. ¿Le sorprende que nadie haya querido emitir hasta ahora este trabajo?
R. Sí. Intuía que habría reticencias naturales. Una parte del metraje es sobre el presidente y su equipo. Se puede percibir de alguna manera como una campaña encubierta, pero nada más lejos de la realidad. Es un proyecto meramente descriptivo sobre cómo funciona La Moncloa. Se descubren muchos secretos, como el búnker que alberga el Departamento de Seguridad Nacional. No hay campaña encubierta ninguna.
Este es un proyecto meramente descriptivo sobre cómo funciona La Moncloa. No hay campaña encubierta ninguna”
P. La sucesión de campañas electorales que ha sacudido la vida política española desde el fin del rodaje ha podido influir en los rechazos a la emisión. ¿Pero cree que hay algo más?
R. En el fondo, en este país nunca va a haber una coyuntura idónea para poder sacar un material de estas características. Siempre se puede mirar con suspicacia de que haya un objetivo detrás más allá de compartir material divulgativo y necesario sobre cómo funciona el centro de Gobierno de un país democrático como España.
P. A las sucesivas campañas electorales se han sumado casos judiciales que afectan al Gobierno y al PSOE, pero desde que empezó antes a ofrecerse a diversos operadores audiovisuales se había convertido en una obra maldita.
R. Desde el origen. En marzo de 2022, cuando se anunció que el proyecto se ponía en marcha, se levantó una polémica mediática sin haber visto un solo fotograma ni leído una sola frase del guion. Eso pone de relieve la percepción que hay en este país hacia algo así. Le tenemos mucho miedo a un proyecto de estas características.
P. ¿En La Moncloa le han sugerido cortes o añadidos durante el proceso de edición?
R. Nos dieron absoluta libertad. Hacia los cuatro o cinco meses de empezar a rodar, pudieron ver los primeros cortes. Dijeron que les gustaba y que siguiéramos adelante.
P. ¿El corte final es suyo?
R. Sí.
P. ¿Volvería a embarcarse en un proyecto audiovisual que tenga como uno de sus principales protagonistas a un presidente en activo?
R. No me da pudor. Ni me parece un pasote. Ni que esté cruzando líneas rojas. Y si las estoy cruzando, no tengo reparo en hacerlo. Es necesario romper prejuicios. Sí, volvería a retratar a un presidente en activo.
No me parece que esté cruzando líneas rojas. Y si las estoy cruzando, no tengo reparo en hacerlo”
P. Paco de Lucía se significó políticamente en vida. Y le costó una brutal agresión en plena calle, que presenció su madre, perpetrada por un grupo de ultraderechistas a mediados de los años setenta del pasado siglo. Él acabó distanciándose no de la política, pero sí de las peleas de los políticos por el poder. ¿Qué cree que pensaría su padre de este documental si hubiera podido verlo?
R. Cuando era más joven, en alguna ocasión alternó con Felipe González y con Adolfo Suárez. Y es verdad que miraba con recelo y escepticismo al mundo de la política. Pero al ser una persona tan curiosa e interesada por todo lo que no conocía, sentarse en su sofá después de estar 12 horas ensayando y ver cómo funciona el centro de poder de este país por dentro creo que le hubiese producido cierta satisfacción. Y si encima lo hace su hijo y lo hace medio bien, todavía más. Creo que lo hubiese disfrutado cuando lo hubiese visto, lo que no sé es lo que habría pensado durante el proceso de creación. Ahí, igual, más nervioso.
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