El Reino Unido, paralizado ante la mayor ola de calor de su historia

El aeropuerto de Heathrow, en Londres, ha sido el primer lugar de Inglaterra en superar los 40º. Las infraestructuras ferroviarias cancelan la mayoría de sus recorridos

Una mujer y su bebé se protegen del sol, este martes en Londres.Foto: Frank Augstein (AP)

El Reino Unido vive una ola de calor histórica, con temperaturas a las que pocos de sus ciudadanos están acostumbrados. Gran parte del transporte público, y sobre todo de las líneas de ferrocarril, han reducido drásticamente sus servicios. Las autoridades han pedido a los ciudadanos que disminuyan al mínimo su actividad, eviten viajar, permanezcan en interiores durante las horas más calurosas y procuren trabajar desde casa.

El director ejecutivo del aeropuerto londinense de Heathrow, que conversaba este martes por otros motivos con el corresponsal de EL PAÍS, explicaba, para intentar re...

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El Reino Unido vive una ola de calor histórica, con temperaturas a las que pocos de sus ciudadanos están acostumbrados. Gran parte del transporte público, y sobre todo de las líneas de ferrocarril, han reducido drásticamente sus servicios. Las autoridades han pedido a los ciudadanos que disminuyan al mínimo su actividad, eviten viajar, permanezcan en interiores durante las horas más calurosas y procuren trabajar desde casa.

El director ejecutivo del aeropuerto londinense de Heathrow, que conversaba este martes por otros motivos con el corresponsal de EL PAÍS, explicaba, para intentar rebajar con la anécdota la seriedad de la situación, cómo algunos trabajadores de la Terminal 5 habían salido brevemente al exterior para tener un recuerdo personal. Por primera vez desde que hay registros, es decir, al menos desde 1914, se había registrado en un punto de Inglaterra una temperatura superior a los 40º. Había sido en Heathrow. Exactamente, 40,2º. Exactamente, a las 12.50 (13.50, hora peninsular española). El récord anterior lo tenía la localidad de Cambridge, cuando alcanzó en 2019 los 38,7º.

Un grupo de personas se refresca en el mar, en Brighton.PETER CZIBORRA (REUTERS)

En la localidad de Wennington, al este de la capital metropolitana pero todavía dentro del llamado Greater London, han tenido que acudir hasta 15 brigadas del departamento de bomberos ―unos cien operarios― para sofocar una serie de incendios en viviendas colindantes, presuntamente provocados por las altas temperaturas. Entre cinco y siete residencias habrían sido pasto de las llamas, según las autoridades municipales de la zona. El alcalde, Sadiq Khan, ha declarado el fuego “incidente mayor”, para poner en marcha medidas extraordinarias de respuesta, y ha señalado que los bomberos se hallan sometidos a una “inmensa presión” en las actuales circunstancias. En zonas de matorral y bosque bajo cercanas a la capital también han saltado incendios. En el condado de Croydon, al sur de Londres, unos 25 bomberos intentaban sofocar las llamas en el parque de Shirley Hills. Al este, en Upminster, otros 175 bomberos luchaban por hacerse con el control del fuego desbocado en la zona de alto matorral de Pea Lane.

En el condado de Kent, 12 camiones de bomberos acudían a apagar el incendio en la zona boscosa de la localidad de Dartford.

Un bombero trabaja para extinguir un fuego cerca de Zennor, en Cornwall.TOM NICHOLSON (REUTERS)

La Oficina Meteorológica y la Agencia para la Seguridad Sanitaria del Reino Unido emitieron la semana pasada una alerta roja, equivalente a una emergencia nacional, para este lunes y martes. Si durante el primero de los dos días el país comenzó a reducir su actividad a niveles mínimos, el segundo ha sido ya de parálisis casi completa, con unas temperaturas a las que muy pocos británicos están acostumbrados. Apenas cuatro de las múltiples líneas de metro y cercanías de la ciudad de Londres cuentan con aire acondicionado. Un recorrido, el pasado lunes, por la línea Bakerloo, desde Baker Street hasta Embankment, a las puertas de la City londinense, era una experiencia casi aterradora, con unos vagones que se convertían, estación tras estación, en hornos en los que permanecían atrapados viajeros ―muchos de ellos, turistas con la guardia baja―, aplastados en sus asientos.

Las cifras de pasajeros registradas este martes por Transport for London, la compañía municipal que gestiona el transporte público en la capital, habían experimentado un descenso del 30% respecto al mismo día de una semana antes. Aun así, más de un millón de personas se habían montado en el metro, en cercanías o en algún autobús hasta las diez de la mañana (una hora más en la España peninsular).

A la espera de los resultados definitivos, al final de este martes, los expertos auguraban que a lo largo del día podían alcanzarse los 42º en algunas zonas del país. De hecho, en la localidad de Coningsby, en el condado inglés de Lincolnshire, se registraba durante la tarde un nuevo récord, con una temperatura de 40,3º, una décima más que en Heathrow.

Network Rail, la principal operadora pública de ferrocarril, ha cancelado muchos de sus trayectos, y ha pedido a los usuarios que no viajen si no es necesario. “Nuestras vías más calientes alcanzaron ayer [por el lunes] los 62º en Suffolk. La temperatura de las vías puede llegar a ser de hasta 20 grados más que la temperatura ambiental, y eso provoca que se expandan, que se doblen y que se rompan”, ha explicado la compañía en su cuenta de Twitter, para justificar todas las cancelaciones de trayectos. En los tramos en los que todavía hay servicio, la velocidad de las máquinas se ha reducido a la mitad, con el consiguiente incremento de hasta el doble en el tiempo de duración del viaje.

La demanda de agua, según ha explicado a la BBC el directivo de la compañía Thames Water, Andrew Tucker, “está a punto de alcanzar cifras récord, porque todo el mundo quiere más agua, y al mismo tiempo”, pero de momento nadie plantea la imposición de restricciones de consumo.

Un hombre utiliza un ventilador para refrescarse en el metro de Londres.TOLGA AKMEN (EFE)

El Gobierno británico ha decidido que los colegios que ofrecen actividades de verano o cursos de repesca para los exámenes de Bachillerato, los hospitales y el transporte público, deben permanecer abiertos, con las debidas precauciones.

Las autoridades no dejan de lanzar advertencias en las últimas horas destinadas a todos aquellos que quieren combatir el calor con un chapuzón en “aguas abiertas”, ya sea en ríos como el Támesis o en la costa. Al menos cinco adolescentes han fallecido ya ahogados en lo que va de semana. “Hay un riesgo muy específico en esa actividad, sobre todo entre la gente joven, tentada de lanzarse a nadar en los ríos cuando las temperaturas son tan extremas”, ha dicho el ministro de Sanidad, Steve Barclay.

Poco después de las ocho de la tarde (nueve, hora peninsular española), comenzaban a caer las primeras gotas de lluvia en Londres. “Nuboso en la mayor parte del país, con lluvias que irán desplazándose hacia el este el miércoles por la mañana”, anunciaba la Oficina Meteorológica. “Seguirá haciendo calor, pero las temperaturas serán notablemente más bajas que el martes”, añadía.


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