Las interacciones con el delfín ‘Manoliño’ en Galicia siguen pese a las advertencias de expertos y autoridades
Biólogos de la CEMMA, que ha monitoreado al cetáceo desde hace más de un año, reclaman el cierre del arenal de Ornanda donde se concentran la mayoría de los contactos ilegales con el animal
El delfín Manoliño ya es un habitual de la ría gallega de Muros y Noia, interactúa peligrosamente con bañistas, embarcaciones y mariscadores. Alfredo López, de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA) explica que la situación se ha vuelto insostenible con la llegada del verano. Este equipo de expertos ha seguido la actividad del cetáceo solitario durante más de un año y ha conseguido que los ...
El delfín Manoliño ya es un habitual de la ría gallega de Muros y Noia, interactúa peligrosamente con bañistas, embarcaciones y mariscadores. Alfredo López, de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA) explica que la situación se ha vuelto insostenible con la llegada del verano. Este equipo de expertos ha seguido la actividad del cetáceo solitario durante más de un año y ha conseguido que los municipios de la ría coloquen información y monitoreen las playas. Los veraneantes ignoran las advertencias y siguen acercándose al animal, lo que es ilegal. Ahora la organización pide el cierre de la playa de Ornanda (Porto do Son), epicentro del problema, y el Ayuntamiento se niega.
Las primeras interacciones con el delfín, al que los mariscadores de la navaja bautizaron como Manoliño, fueron inocentes. A finales de 2020, en las redes sociales y la prensa se hablaba de la curiosa relación entre un mariscador submarinista y un animal salvaje. En cuestión de días, vecinos de la ría empezaron a acercarse al puerto en el que habitualmente se encontraba —vive en la zona desde hace más de año y medio— para nadar con el delfín y hacerle fotografías durante la primavera. Con la llegada del verano la situación se ha vuelto insostenible, según López. Cientos de bañistas corren hacia el agua en la playa de Ornanda para tocar al cetáceo cada semana.
El consejero de Medio Ambiente de Porto do Son, Manel Deán, descarga la culpa en el animal. “Él es el que se acerca más a la gente”. Sin embargo, esta conducta no es gratuita, viene del condicionamiento humano, según López. A medida que el animal recibe más atención, pierde una característica fundamental para su supervivencia: el miedo a las personas. Esto le resta posibilidades de encontrar una nueva manada a la que integrarse. Las interacciones también suponen un peligro para las personas, pero los bañistas no parecen ser conscientes de este problema: “Es un animal de 300 kilos, con cientos de dientes y puede provocar incidentes”. No sería la primera vez, en junio, el delfín mordió a un mariscador submarinista de navaja y le dejó algunas marcas, además de darle un tirón hacia la superficie. Necesitó asistencia médica para comprobar que no había sufrido daños por la descompresión brusca.
Los intentos por informar a vecinos y visitantes no han sido pocos. Los biólogos de la CEMMA han diseñado carteles y trípticos en gallego y castellano que se han colocado y repartido por los principales municipios y arenales de la ría. Así mismo, con la colaboración de Puertos del Estado, han plantado pancartas informativas en estas infraestructuras. López explica que es lo máximo que han podido conseguir tras meses de insistencia. “Nosotros pedíamos también que haya un monitoreo constante del animal y vigilancia permanente en las playas y que se adecúen los horarios de trabajo de los mariscadores de la navaja”, indica.
Las playas de la ría son monitoreadas únicamente por voluntarios de CEMMA y Protección Civil, pero para el biólogo esto no es suficiente. Los bañistas suelen tener una respuesta hostil ante quienes les advierten de que interactuar con el delfín es ilegal. “Nuestros voluntarios salen de ahí amenazados y maltratados”, añade López. Este comportamiento es frecuente en el arenal de Ornanda, según el experto, donde el animal pasa la mayor parte del tiempo. Desde el Ayuntamiento admiten que la Policía Local y la Guardia Civil reciben numerosas llamadas de testigos que denuncian a quienes se acercan demasiado al animal. Sin embargo, una vez que las autoridades llegan al arenal, las personas se dispersan antes de ser sancionadas.
En la CEMMA son conscientes de este comportamiento por parte de los bañistas, por eso piden una vigilancia permanente que desde el Ayuntamiento consideran inviable. “Hemos visto a la gente acosar al delfín con barcos, perros e incluso permitir a niños acercarse”, lamenta López, “están informados de todo, pero siguen haciéndolo”. En esta situación la coordinadora ha pedido el cierre del arenal, uno de los más visitados de Porto do Son, lo que consideran imposible desde la alcaldía. “Si lo hacemos se irá a otra playa. Tendríamos que cerrar todas”, argumenta el consejero de medio ambiente. El biólogo opina que si el cetáceo se va, sería un éxito, no un problema.
Ante esto, el Ayuntamiento apela a la responsabilidad de los veraneantes y no descarta sancionar a quienes sean vistos interactuando con Manoliño. Deán admite que es muy difícil porque “los que están al lado del delfín se marchan en cuanto llega la policía” e insiste en que la temporada de verano está cerca de acabar. Sin embargo, López explica que hoy ya es demasiado tarde y la “situación ya está fuera de control”. “No les importa nada la protección animal, solo el turismo”, incide, advirtiendo de que el daño al cetáceo ya es permanente.