El impacto de una planta solar en un paisaje de algarrobos centenarios pone en alerta a Chiva
La instalación de una gran planta fotovoltaica a pie de monte genera rechazo en la localidad valenciana si bien un centenar de propietarios ya ha vendido sus tierras de secano a la promotora
Almendros, viñas y algarrobos conforman un irregular mosaico de cultivos tradicionales de secano, interrumpido por campos baldíos. Se observa perfectamente desde una de las montañas de la Sierra de Chiva que rodean ese llano, donde el proyecto de instalación de un gran huerto solar ha roto su silencio habitual. El Ayuntamiento de Chiva, localidad de 15.000 habitantes distante 30 kilómetros de Valencia, está en contra y ya se ha constituido ...
Almendros, viñas y algarrobos conforman un irregular mosaico de cultivos tradicionales de secano, interrumpido por campos baldíos. Se observa perfectamente desde una de las montañas de la Sierra de Chiva que rodean ese llano, donde el proyecto de instalación de un gran huerto solar ha roto su silencio habitual. El Ayuntamiento de Chiva, localidad de 15.000 habitantes distante 30 kilómetros de Valencia, está en contra y ya se ha constituido una plataforma ciudadana para presentar alegaciones a la tramitación de la infraestructura por parte del Ministerio de Transición Ecológica e iniciar movilizaciones en un caso más del conflicto de intereses en España en la implantación de energías renovables.
No se trata de la energía solar, al contrario, sino de la elección del enclave, dicen los opositores. “¿Por qué ahí, en la antesala del paraje municipal protegido de la sierra, con el impacto visual, paisajístico, medioambiental y económico que provocará?”, se pregunta el alcalde de la localidad, Emilio Morales, de Compromís. “El principal argumento en contra es la ubicación, a pie de monte, en un espacio que genera biodiversidad y afecta a la sierra, con suelo agrícola tradicional y un importante patrimonio arbóreo, como sus monumentales garroferas (algarrobos, en valenciano) que aún estamos catalogando. Será un mar de espejos”, afirma Vicente Serena, presidente de la plataforma para el estudio y la conservación de la Sierra de Chiva.
La empresa promotora, Falck Renewables Power, eligió el sitio “porque no tiene ningún impacto ni afección medioambiental como se indica en el mapa público y cumple con toda la normativa, en un terreno con menor aprovechamiento agrícola que otros”, explica un portavoz de la multinacional italiana, con delegación en Madrid. Alrededor de un centenar de propietarios ya han vendido sus terrenos a la firma, que cuenta con cerca de un 70% de la superficie que necesita, asegura. El precio de la tierra de secano es más barato que el de otros cultivos.
La superficie total de implantación es de 394 hectáreas, de las que 269 estarán ocupadas por los 220.000 paneles, según el informe técnico del proyecto. La denominada Planta Solar Fotovoltaica Campos de Levante tendrá una potencia punta de 125 megavatios y una vida estimada de entre 30 y 35 años. La empresa prevé invertir inicialmente 60 millones de euros. Por su extensión y potencia se situará entre las más importantes de España, si bien muy lejos del millar de hectáreas y de los 500 megavatios de potencia de la Núñez de Balboa que ha construido Iberdrola en Usegre (Badajoz) o de las casi 1.000 hectáreas y 494 megavatios de la de Mula, la más grande Europa hasta la apertura de la anterior.
El impacto visual que tendrá la planta de Chiva es incuestionable. “Será una pena, porque todo esto ya no estará así, pero es verdad que también necesitamos luz. No sé, he firmado el manifiesto en contra”, comentaba este miércoles el propietario de una casita que circulaba por el llano de Brihuela, como se conoce a la zona afectada. “A nosotros no nos han ofrecido comprar nuestras tierras, pero no lo haríamos, porque queremos que siga la agricultura de siempre”, indica José, jubilado, que baja de su casa en la montaña con el coche. “Allí respiramos aire puro y se ve el mar. Ahora estamos esperando una placa solar para nuestra casa, pero se ve que hay mucha cola y va con retraso”, señala su mujer. “Los cazadores están en contra, porque hay mucha caza allí, pero yo soy cazador y no lo tengo tan claro”, apunta otro vecino. “Para ir a la sierra, pasamos por ahí. ¿Por qué no se hace en otro sitio?”, coincidían un cliente y las dos encargadas de un estanco céntrico del pueblo.
El alcalde insiste es que “es la puerta de acceso a la sierra”. Además, “afecta a un proyecto de regadío que había en la zona y hay un acuerdo plenario de todo el consistorio contra el plan, cuya aprobación definitiva depende del Ministerio de Transición Ecológica, porque se trata de una instalación de más de 50 megavatios y por tanto ya no es competencia autonómica”, explica. “Tenemos 30 días para presentar las alegaciones que ya estamos preparando y luego habrá otra fase. Ya luchamos hace años, entonces yo como activista, contra la instalación de aerogeneradores en la sierra y lo conseguimos”, añade Morales.
El parque eólico se instaló en el cercano municipio de Buñol. ¿No quiere Chiva energía alternativa, no contaminante? “Claro que sí, pero en sitios adecuados y no con plantas tan grandes, tenemos seis peticiones de plantas solares más pequeñas”, responde el alcalde. “Estamos obligados al cambio energético, pero no se puede hacer un cambio así sin contar con la participación ciudadana. Al final quien ha decidido la ubicación junto a la sierra valenciana más grande, con algarrobos centenarios, es una inmobiliaria local. Aunque podamos entender a los que venden, porque todos sabemos cómo está la situación”, sostiene Vicente Serena, presidente de la plataforma, que aglutina a varias entidades. Recuerda también que la planta se tendrá que contactar con la subestación de Godelleta, lo que significa más tendido eléctrico por el aire, aunque una parte vaya enterrado.
El portavoz de la promotora insiste en que no han encontrado tanta oposición en Chiva cuando han explicado bien sus planes y que están abiertos a debatir e incorporar propuestas y conservar los árboles más monumentales. Admite el impacto paisajístico, pero asegura que se puede minimizar y que es mejor concentrar las infraestructuras en una planta que en varias. Subraya, en cualquier caso, los “importantes beneficios para el pueblo”, en cientos de miles de euros al año en impuestos (IAE e IBI), además de los puestos de trabajo que se generará en su montaje y en su posterior mantenimiento. Además, resalta el programa con aportaciones económicas de la empresa para becas y estudios sociales y culturales para asociaciones del pueblo.
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