Geometría de una pandemia
El estado de alarma decretado por el Gobierno no es para protegerte a ti, sino a los demás
Los científicos llevaban un mes preocupados por una cuestión coronavírica fundamental. Sabían que China había logrado controlar sus focos de infección, en particular la ciudad de Wuhan, con 11 millones de habitantes, por el simple prospecto de aislarlos del resto del mundo. Pero ¿sería posible aplicar ese tipo de medidas en las democracias occidentales? Acabamos de ver que sí. Las medidas del Gobierno español, como las de otros países de nuestro entorno, se basan casi por entero en la experiencia china. Los aislamientos y las cuarentenas ralentizan la propagación del virus. Eso no quiere decir...
Los científicos llevaban un mes preocupados por una cuestión coronavírica fundamental. Sabían que China había logrado controlar sus focos de infección, en particular la ciudad de Wuhan, con 11 millones de habitantes, por el simple prospecto de aislarlos del resto del mundo. Pero ¿sería posible aplicar ese tipo de medidas en las democracias occidentales? Acabamos de ver que sí. Las medidas del Gobierno español, como las de otros países de nuestro entorno, se basan casi por entero en la experiencia china. Los aislamientos y las cuarentenas ralentizan la propagación del virus. Eso no quiere decir que lo eliminen —este coronavirus no tiene pinta de estar en riesgo de extinción—, pero sí que permite a los sistemas sanitarios gestionar sus efectos. Esta es la clave para entender la crisis sanitaria. Las Bolsas son otra historia.
El coronavirus (SARS-CoV-2, en la jerga, causante de la enfermedad respiratoria Covid-19, pero ruego al lector que se olvide de estas espesuras lexicológicas) se propaga mejor que su predecesor el SARS, y hasta mejor que la gripe, que hasta ahora era la verdadera pesadilla de los epidemiólogos. Pocos científicos esperarán eliminarlo a estas alturas. Lo más probable es que el coronavirus infecte tarde o temprano a la mayor parte de la población europea, y seguramente de la mundial. La canciller alemana, Angela Merkel, lo ha cifrado esta semana en un 70% de la población, y quién sabe si se quedó corta. Pero esto no es un dato tan preocupante como parece.
Una buena regla que han aprendido los epidemiólogos en esta crisis es 80/15/5. Son porcentajes, y por eso suman 100. El 80% de los españoles, y de los europeos, se infectarán sin casi enterarse. Para ellos, la enfermedad será tan leve que ni le prestarán atención más allá de un ocasional paracetamol. El 15% puede sufrir neumonía y necesitará tratamiento. Y el otro 5% tendrá que ingresar en la unidad de cuidados intensivos (UCI) de su hospital. 80/15/5 es la clave para entender las medidas que están tomando el Gobierno. Esas medidas son correctas, pero no siempre fáciles de entender por la población. Ni por los mercados, por las fluctuaciones cuánticas que venimos observando en ese gallinero.
Hay una geometría de la pandemia. Si el virus va a acabar por contagiarnos a casi todos, ¿por qué empeñarse en frenar su propagación? El objetivo del estado de alerta declarado por el Gobierno no es protegerte a ti, desocupado lector, sino al sistema sanitario que, con toda seguridad, necesitarás alguna vez en tu vida. El 5% de 100 infectados son cinco pacientes en la UCI. El 5% de un millón de infectados son 50.000 pacientes en la UCI. Ningún sistema sanitario puede soportar eso y las medidas son necesarias para allanar la curva de contagio, como puedes leer en Materia. El número final de infectados puede ser el mismo, pero su llegada a los hospitales se escalonará lo bastante como para hacer posible la atención a los casos más graves. Tu aislamiento no es para ti, sino para los demás. Pórtate bien.
Puedes escribirnos o seguir a MATERIA en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aquí a nuestra Newsletter