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Catastro de ferias libres 2025: una iniciativa pública con tradición viva

Con más de 200 años de historia, estos espacios han sido fundamentales en la provisión de alimentos, el fortalecimiento del comercio barrial y la cohesión social en los territorios

Desde tiempos coloniales, las ferias libres han sido la principal fuente de alimentación, intercambios y distribución de productos y bienes, configurándose como espacios económicos, sociales y culturales profundamente enraizados en la identidad territorial de nuestro país. Fue en la ciudad de La Serena, región de Coquimbo, donde se estableció la primera feria de la cual se tiene registro, en 1789, en un Chile que ni siquiera se acercaba a los albores de la independencia de España. Más de un siglo después, en 1939, en la entonces denominada provincia de Santiago, la municipalidad del mismo nombre consolidó este modelo, lo formalizó y, hasta hoy, esta forma de comercio abierto ha resistido a la expansión de la gran industria, manteniendo su legitimidad y preservando la idiosincrasia popular.

Durante décadas, el sector se organizó mediante diversas colectividades independientes, hasta que en 2001 surgió la Asociación de Ferias Libres de Chile (ASOF), la primera agrupación gremial de alcance nacional. En 2008, la organización presentó una solicitud a la presidenta Michelle Bachelet Jeria para crear un programa destinado a renovar y fortalecer estos espacios comerciales, promoviendo su formalización, mejorando su gestión y modernizando su infraestructura.

En ese marco, la política pública comenzó a reconocerlas como actores estratégicos en el fortalecimiento del tejido económico-social. De hecho, respondiendo a la petición de la ASOF, el Gobierno a través del Servicio de Cooperación Técnica (SERCOTEC) lanzó el fondo concursable Modernización de Ferias Libres, con un monto de inversión cercano a 850 millones de pesos, bajo el lema “Mi feria, la de siempre, ahora mejor”. A partir de entonces, el programa -actualmente denominado Fondo de Desarrollo de Ferias Libres- permitió que el mundo feriante comenzara a insertarse en la agenda pública.

En 2015, SERCOTEC impulsó el primer estudio nacional sobre ferias libres, con el objetivo de recopilar información relevante tanto para el diseño de políticas públicas como para el fortalecimiento de la gestión de los dirigentes del rubro. Así surgió el primer Catastro Nacional de Ferias Libres, elaborado en 2016 en conjunto con el Ministerio de Economía. Este informe reveló la magnitud del sector: 1.114 ferias y más de 113 mil puestos. Nueve años después, el catastro 2025 mostró un aumento de 30% en la cantidad de ferias existentes y 44% en el número de puestos, llegando a 1.455 y 163 mil, respectivamente, estimándose, además, en 440 mil los empleos catastrados.

Datos particularmente relevantes del catastro son los que se relacionan con los ejes estratégicos de SERCOTEC, como perspectiva de género, descentralización, cooperativismo y asociatividad, y sustentabilidad. Hoy las mujeres representan el 51,8% de las socias de organizaciones de feriantes y lideran ampliamente los cargos directivos. Asimismo, ha habido un avance descentralizador del fenómeno feriante: la Región Metropolitana, que el 2016 concentraba el 41% de las ferias, en 2025 alberga solo el 36%.

También la organización interna del sector ha cambiado: la modalidad sindical pasó de 68% en 2016 a 43% en 2025, cediendo espacio a asociaciones gremiales, organizaciones funcionales y comités. Este cambio refleja una reconfiguración del tejido organizativo, en el que la asociatividad, como objetivo estratégico promovido por SERCOTEC, se posiciona como una herramienta clave para fortalecer la cohesión del sector, facilitando el acceso a apoyos públicos y mejorando su capacidad de incidencia y sostenibilidad en el tiempo.

Por otra parte, cabe destacar que el 53% de las ferias ha implementado prácticas sostenibles, como compostaje, reciclaje, donación de excedentes o uso de energías renovables. En tanto, los esfuerzos por implementar acciones para la digitalización del sector ya evidencian un avance. De acuerdo al catastro, el uso de dinero en efectivo ha reportado una disminución desde 96% en el año 2016 a un actual 60%, con una incorporación creciente de transferencias electrónicas utilizadas en el 26% de los casos, seguido por los pagos con tarjetas de débito (11%) y también de crédito (3%).

En cuanto a seguridad social, el 26% de las personas feriantes encuestadas reportaron tener cobertura previsional, mientras que el 56% no cotiza -cifra que se reduce respecto al 71% del año 2016-. En cuanto a la salud, la cobertura reportada aumenta de 70% a 76%, principalmente a través del Fondo Nacional de Salud (FONASA).

En términos de infraestructura, más del 80% de las ferias siguen emplazadas en espacios de uso público, como calles y avenidas. Dado este contexto, con el fin de incrementar oportunidades y abordar desafíos, el programa de Ferias Libres impulsado por SERCOTEC contempló en 2024 una inversión productiva de $2.023 millones, distribuidos en dos líneas de financiamiento: una orientada a proyectos de crecimiento y reactivación de ferias, y otra enfocada en la modernización e incorporación de medidas innovadoras en sus espacios de funcionamiento.

Al mismo tiempo, la creciente diversificación en las formas de organización interna, donde las asociaciones gremiales, comités y organizaciones funcionales coexisten con el modelo sindical tradicional, evidencia una transformación significativa que refuerza la importancia de la asociatividad y el cooperativismo. Estas formas de articulación representan un camino necesario para fortalecer la gobernanza del sector. Una mayor cohesión organizativa no solo amplía su capacidad de diálogo con el Estado y otros actores relevantes, sino que también permite consolidar modelos colaborativos que mejoren la gestión, promuevan la innovación y favorezcan la sostenibilidad de las ferias libres a nivel nacional.

En este sentido, el trabajo sostenido de SERCOTEC ha sido clave para visibilizar, profesionalizar y proyectar a las ferias libres como un pilar del desarrollo económico local. Con más de 200 años de historia, estos espacios han sido fundamentales en la provisión de alimentos, el fortalecimiento del comercio barrial y la cohesión social en los territorios. En esa trayectoria, la labor del servicio —a través de sus programas, acompañamiento técnico y financiamiento— ha contribuido a mejorar su infraestructura y gestión, y a fortalecer el valor de la asociatividad, impulsando una mirada más colaborativa, innovadora y sostenible del comercio local.

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