Ir al contenido

Mariano Jabonero, secretario general de la OEI: “Un estudiante bueno en lectura tendrá más éxito en los estudios y será más feliz”

La máxima autoridad de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura participó en la Cumbre Mundial sobre Docentes, celebrada en Santiago de Chile por iniciativa de la Unesco

“Tenemos un problema en Latinoamérica”, advierte Mariano Jabonero (San Martín de Valdeiglesias, Madrid, 72 años), quien desde 2018 oficia de secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). “Hay una jubilación masiva de docentes, no hay recambio generacional. En países como Chile los profesores que entran a la enseñanza se van pronto, se van a otros tipos de trabajo. Si hay dos temas críticos de la educación son el profesorado -su selección, formación, evaluación- y el liderazgo: la dirección de los centros escolares, la política educativa”.

Las afirmaciones de este licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación, que ha residido en varios países latinoamericanos como consultor o experto de la Unesco, se dan en el contexto de su participación, la semana pasada en Santiago de Chile, en la Cumbre Mundial sobre Docentes: una actividad nacida del organismo de la ONU para la educación, la ciencia y la cultura que abordó la escasez de profesores a escala mundial y abogó por una “valorización de la profesión”.

Pregunta: ¿Qué aspectos críticos ve hoy en la educación?

Respuesta. El tema troncal es financiero: recursos. Hace poco, en un artículo que publicó EL PAÍS, Héctor Miralles Soler, de la OEI decía “más recursos y menos retórica”. La inversión en educación está por debajo de lo que había antes del Covid. Pero hay que tener en cuenta que el Covid supuso un impacto muy negativo, por lo cual hay que recuperar lo que se perdió. La inversión en educación es muy baja, no crece y en ocasiones no se está gastando de forma eficiente. Se han gastado en temas de educación miles de millones que no aportan ningún recurso. Por ejemplo, durante años en la región [América Latina] ha habido políticas de comprar un computador por niño, y se ha demostrado que es un gasto tremendo y no aporta beneficios claros: no hay contenidos educativos, no hay formación. Entonces, no se trata solamente de gastar más, sino de gastar mejor.

Por otra parte, están la voluntad política -la agenda educativa en los gobiernos de la región ha decaído, tiene menor presencia- y algo que nos afecta muy directamente, que es la cooperación internacional. En América Latina ha habido una fuerte inversión en cooperación internacional en educación. El que más invirtió fue Estados Unidos, que ahora ha dicho que desaparece, pero hay agencias de cooperación bilaterales de países europeos -de Noruega, de España, etcétera- que también se han ido de la región. Y quien está manteniendo una postura que yo calificaría de digna es la banca multilateral.

P. Y la voz de los profesores, ¿está siendo oída?

R. La voz de los docentes se escucha habitualmente, pero, creo, en un ámbito mucho más gremial-sindical que pedagógico. Son dos cosas diferentes. Una cosa es que haya gremios con ciertos intereses -de horario de trabajo, de salarios- y otra cosa es el criterio educativo. Oí una vez que hay que construir la política educativa sobre evidencia y no sobre ocurrencias. La evidencia son datos objetivos.¿Por qué se enseña bien o mal una cosa? ¿Por qué el sistema educativo de unos países funciona bien y en otros no? Son datos que aporta la ciencia, fundamentalmente, y que no siempre se tienen en cuenta.

En algún momento, se puso de moda pensar que para la educación en América Latina lo mejor sería [seguir el camino de] Finlandia, Estonia o Singapur. Pero América Latina no tiene nada que ver, sociológicamente, con Estonia, Finlandia o Singapur. Nuestras soluciones son propias, son por completo distintas. Y en América Latina se han hecho muchas cosas bien, pero a veces no se valoran.

P. Más que mirar a Escandinavia, dice usted, ¿Latinoamérica podría mirarse a sí misma?

R. Podría mirar buenas experiencias locales, sobre todo a partir de la cantidad ingente de información científica que hay en la región. En cada país de América Latina se sabe perfectamente qué ocurre con la educación: asistencia, fracaso, enseñanza de la matemática, de la lengua. En cada país hay diagnósticos muy precisos. Mejor es que usemos esa información científica.

P. ¿Cuán grande fue el daño de la pandemia?

R. Muy fuerte. Yo uso una frase del secretario general de la ONU, Antonio Guterres: generó “una catástrofe generacional”. Hay una generación que está atorada y un 50% de ella, durante el confinamiento, no tuvo ninguna atención educativa ni cultural. Hay una pérdida de aprendizajes que los gobiernos tendrían la obligación de recuperar. En la OEI hicimos un estudio que arrojó que los salarios de esa generación van a ser menores que los de una generación normal, porque sus competencias para trabajar van a ser menores.

P. ¿Considera factible retomar los estándares prepandémicos? ¿Se diría optimista?

R. Si no fuese optimista, no trabajaría en esto. Quienes trabajamos en educación somos optimistas patológicos. Y creo que sí es posible [retomar los niveles prepandémicos], pero como dijo un ilustrado, se requieren buenas ideas, buenas políticas y buena bolsa. Creo que hay condiciones para hacer ahora mismo un cambio educativo mucho mejor que lo que nunca se ha dado: tenemos recursos mucho más importantes y tenemos una demanda social muy fuerte, especialmente del sistema productivo. Los empleadores de América Latina no encuentran empleados con los perfiles que necesitan, y ese es un dato para tener muy en cuenta. Hay millones de puestos de trabajo sin cubrir, porque los jóvenes no tienen competencias que requiere el sistema productivo. Yo creo que estamos en condiciones, hay recursos en los sistemas virtuales. En este momento, la Inteligencia Artificial (AI) es una herramienta poderosísima y ojalá podamos aprovecharla.

P. ¿Es dable hoy, a propósito de la IA, temer una tercerización de la inteligencia?

R. Hay un tema de la educación desde el siglo XVII, desde que [el pedagogo checo] Comenio diseña el sistema educativo para el imperio prusiano: siempre ha habido cierta resistencia de la escuela, como institución, a la novedad, y en lo que toca a la tecnología hoy veo dos posturas: el apostólico tecnológico y el pesimista pedagógico. Yo creo que el mundo educativo siempre es un poco resistente al cambio, a la innovación, lo que resulta natural. El mundo educativo cree tener el monopolio de la educación, del conocimiento, pero de repente la escuela ha dejado de ser ese monopolio, y hay inseguridad. Y con respecto a la tecnología, la actitud del mundo docente es injustificada, porque no ha recibido información suficiente y no sabe qué hacer con la que tiene.

P. ¿Qué lugar queremos darle a la IA en la educación? ¿El de un asistente?

R. Eso es algo que hacemos todos y lo usamos de forma natural. A mí me llega un informe de 58 páginas, y rápidamente tengo un resumen de página y media, lo que me evita el esfuerzo de una hora y media de lectura. Gestionar la educación, en tanto, es muy complejo, porque hay que gestionar una gran empresa en cada país, con millones de maestros, estudiantes, calificaciones, estadísticas. Y con inteligencia artificial todo eso se hace de forma muy natural, muy fácil, y pueda hacerse con todo aquello en lo cual veamos que es útil y que no entra en terrenos ilícitos.

P. ¿Cómo ve el analfabetismo funcional, el de gente que aprendió a leer en la escuela y no entiende las instrucciones de un medicamento?

R. En la media de la región, más del 40% de los chicos de 13 a 15 años no comprenden lo que leen.

P. ¿Y qué debería empujar la educación ahí?

R. Lectura, lectura, lectura. La lectura es el elemento clave. Un chico o una chica con un buen nivel de competencia lectora va a tener éxito en su vida, le va a ir bien en los estudios, en su vida personal, y además va a ser más feliz.

P. ¿Cómo ve las restricciones crecientes al uso de celulares en el aula?

R. La educación presencial busca la maduración del sujeto. Y ahí está todo lo vivido entre la infancia y la adolescencia que dialogan, discuten, se pelean, se quieren, no se quieren, etcétera. Todo eso es interacción personal. Hace un año, más o menos, vi un video grabado en el patio de un liceo en París, y estaban todos parados viendo su móvil como si fueran esculturas. Bueno, ese liceo prohibió el uso de móviles, y después se grabó ahí mismo otro video y los estudiantes estaban jugando, corriendo, hablando entre ellos. Son dos mundos distintos: un mundo pasivo y un mundo activo.

Ahora, si el uso del móvil u otro dispositivo está controlado educativamente, no hay ningún problema: el maestro dirá, por favor, abran en tal sitio tal información, y ya está. Porque el móvil o el computador son una ventana tremenda de información cuando son dirigidos por alguien.

Más información

Archivado En