El exfutbolista chileno Jean Beausejour: “La valentía de Vinicius representa a muchos”
El exseleccionado nacional, que en 2016 fue parte del proceso constituyente que impulsó Bachelet, dice que, al levantar su voz contra el racismo, el jugador del Real Madrid hizo lo que otras generaciones no pudieron
En noviembre de 2014, el delantero venezolano Emilio Rentería, que jugaba en el Club San Marcos de Arica, en el norte de Chile, fue víctima de insultos racistas de parte de los hinchas en dos partidos que lo hicieron llorar en la cancha. Y fue el entonces seleccionado nacional Jean Beausejour uno de los primeros que condenó el hecho: “Solidarizo con Rentería. Por mí, que esto nunca pasara en el fútbol. Yo, al menos, no los tomo en cuenta a los que me gritan, esa gente me da pena. Por eso se está buscando una mejor educación”.
Son episodios que han vuelto a ocurrir, luego que, en abril pasado, el delantero camerunés del equipo chileno Universidad de Concepción, Job Bogmis, denunciara que otro jugador, Pablo Corral, de Santiago Wanderers, lo dijera “negrito”. “Es una palabra fea que no quiero escuchar más en un estadio de fútbol. Mi nombre es mi nombre”, dijo Bogmis, mientras que Corral aseguró que fue “un triste mal entendido”.
Jean Beausejour Coliqueo (Santiago, 1984) ha sido uno de los jugadores más importantes del país, y es el único chileno que ha convertido dos goles en dos mundiales distintos, en Sudáfrica 2010 y en Brasil 2014. Fuera de la cancha cumplió un papel político relevante cuando en 2016 fue nombrado por la presidenta socialista Michelle Bachelet (2014-2018) como uno de los integrantes del Consejo de observadores del proceso constituyente impulsado por su Gobierno.
Del fútbol se retiró en 2022 y hoy es comentarista deportivo del programa Los Tenores de radio ADN. Con una exitosa carrera de 21 años, en Chile jugó en los principales clubes, en Universidad Católica, Colo Colo y Universidad de Chile. También lo hizo fuera del país, en Inglaterra, Bélgica, Suiza, Brasil y México.
Hijo de un padre haitiano y una madre de origen mapuche, el grupo indígena más grande de Chile, ha contado que de niño exigía en el colegio que lo llamaran por los dos apellidos. “Vengo de dos pueblos que no son prototipo para la sociedad, todo lo contrario. Entonces, uno tiene que aprender a vivir con esas cosas. Siempre me he sentido orgulloso de todo lo que soy”, dice a EL PAÍS. Una muestra de ese orgullo ocurrió en 2018, durante un partido de la selección nacional, cuando vistió una camiseta con el apellido de su mamá: Coliqueo. Fue en homenaje a su familia, pero también lo hizo pocos días después de que el comunero mapuche Camilo Catrillanca fuera asesinado por la policía en la región de La Araucanía, en el sur del país. “Todas las víctimas son iguales, todas tienen el mismo dolor. El gesto es una señal de paz, no de división”, dijo entonces.
En julio de 2018, cuando Francia ganó el Mundial de fútbol, escribió una columna en The Clinic, Inmigración, fútbol y el Chile que sueño, en la que destacó “un rasgo evidente en esta gesta: la diversidad de orígenes, razas, etnias, credos y colores de los jugadores galos”. “Una vez más, el fútbol, en su calidad de fenómeno social, nos muestra todo aquello que algunos queremos para nuestro Chile y nos enseña el camino a seguir”, dice parte del texto.
Hoy, en una fría mañana en Santiago, Beausejour aborda en una entrevista con EL PAÍS el impacto que ha provocado el ataque racista en España al jugador del Real Madrid, el brasileño Vinicius Júnior, quien ha denunciado los insultos públicos de los que fue víctima en un partido entre su equipo y el Valencia.
“Para el racismo hay una sola opinión, y es condenarlo. Y castigarlo desde todo punto de vista: a nivel de federación, con lo que tenga que ver estrictamente con el fútbol y en lo punitivo. Porque hay que catalogar al racismo como algo inaceptable para los mínimos civilizatorios de hoy”, dice Beausejour. Y enfatiza: “El foco está en un muchacho que tiene 22 años y que ha actuado con la valentía que quizás, muchos en el pasado, por el contexto, no pudieron hacerlo. Pero ahora tenemos una figura tan trascendente en el fútbol mundial, tan empoderado, que tiene una valentía que yo creo que representa a millones de jóvenes de raza negra. Eso es lo más valorable de todo de este contexto, porque a veces en las cosas más terribles ocurren cosas buenas: la valentía de un muchacho que se rebela ante situaciones lamentables”.
Pregunta. ¿Otras generaciones debieron callar?
Respuesta. De hecho, en los repasos que hay en La Liga Española –no quiero remitirme solo a ella, pero es lo que ha mostrado en televisión–, han habido situaciones con Samuel Eto’o, Dani Alves o Roberto Carlos. Son jugadores que a nivel de clubes y de importancia en sus carreras quizás son más trascendentes que Vinicius, pero por distintas circunstancias no dieron ese paso. Porque, si ya hay un nivel de exposición de un jugador de élite del Barcelona o el Real Madrid, dar ese paso es multiplicarlo por siete. Por eso le doy mucho valor a la valentía que ha tenido Vinicius representando a muchos que, en el pasado, queriendo, no pudieron.
P. ¿Cree que el racismo en el fútbol es generalizado?
R. Ningún ser humano nace racista. Eso es lo más lindo del ser humano, porque nadie nace con un prejuicio. Los prejuicios uno se los va formando, los va adquiriendo, dependiendo del ambiente, porque son cosas que se van pasando por generaciones. Y en el fútbol pasa lo mismo. Yo no creo que en el fútbol exista un ambiente generalizado de racismo, pero sí hay focos en los distintos países. Y en lo que se diferencian las ligas serias con la no tanto, o las que van para allá, es en qué tan aplacados o reducidos tenemos a esos grupos que hay en todo el mundo, que son intolerantes con el piel distinta, con el de etnia distinta, con la diversidades sexuales. Las sociedades más avanzadas para mí también se definen en cómo tienen a raya este tipo de grupos que siempre van a existir, pero que deben tener ciertos bordes. Porque si no, se desmadra.
P. ¿Fue alguna vez víctima de racismo?
R. Yo he sido un tipo muy afortunado. Me han criado de una manera en que cualquier cosa que me hayan podido decir, llevándolos al términos automotrices, nunca me hizo una raya en el capó. Entonces, nunca sentí que tuviera un acto de racismo, porque no lo tomé jamás en ese sentido. Pero seguro que pudo existir más de alguna vez. Esto lo miro como un tema cultural, de educación. Soy muy reiterativo en eso de que nadie nace racista ni homofóbico, sino iguales en humanidad, pero después nos vamos deformando.
P. ¿En el fútbol se habla del racismo o es un tema tabú?
R. Yo he jugado 21 años profesionalmente tanto en Chile como en varias partes del mundo. Y debo decir, con total honestidad, de que el futbolista es, prácticamente, en un 100%, un ser humano espectacular que acepta todo tipo de diversidad. Lo más noble de la actividad es el compañerismo y la empatía con el colega. Seguro que hay casos de racismo, alguien debe pensarlo, pero debe ser un porcentaje muy ínfimo. Porque la gran masa de jugador de fútbol es empático y solidario, y más en Sudamérica.
P. ¿En qué se refleja esa característica?
R: El fútbol debe ser de las actividades más democráticas que hay, y se desarrolla por meritocracia. Nosotros venimos con eso desde chicos. Yo en divisiones inferiores tuve compañeros de todos los estratos sociales y de todas partes de Chile. Entonces, desde niños nos criamos en diversidad, a diferencia de, a lo mejor, un sector del público y la hinchada, que creció con otras cosas.
P. ¿En el fútbol chileno hay racismo? En 2014, Emilio Rentería sufrió ataques de la hinchada y usted salió en su defensa y condenó el hecho rápidamente.
R. Ha habido actos de racismo y ojalá que nunca más ocurran. Hay que condenarlos y combatirlos. Pero, a diferencia de la violencia, donde los clubes pueden tomar medidas y prevención, con el racismo solo tienes un arma, que es la educación. Y no sé si es a tan corto plazo.
P. Manuel Pellegrini dijo que en España no había racismo en el fútbol cuando le consultaron por el caso de Vinicius ¿Coincide con el entrenador chileno?
R. Hay que ser justos con Pellegrini. Él habla de un contexto. Yo vi la declaración completa y sentí que él, en ningún momento quiere obviar lo que pasó, pero le pidieron un análisis generalizado ¿España es racista? Y él dijo, con conocimiento de causa porque lleva 10 años allá, que no. Luego le preguntaron si consideraba si la hinchada de Valencia es racista, y él contestó que no. Entonces, si esa porción de lo que él dice se pone en otro contexto, suena distinto. Y si a mí me preguntan si España es racista, no. No considero que lo sea. Viven en la diversidad, tienen inmigrantes de Argelia, Marruecos, sudamericanos. De que hay casos de racismo, obvio, pero también los hay en todos los países. Vuelvo al principio: los países se van diferenciando en cómo tienen a raya a ese grupo de racismo que siempre va a existir. A mí no me gustaría que existiera, pero existe. Por ejemplo, la liga inglesa tiene un protocolo claro con respecto a esas situaciones. Y la alemana, qué decir. Ellos tienen una historia y vaya que han tenido que sufrir por temas de racismo y etnias. Entonces, este tipo de crisis también invitan a generar barreras, cortafuegos.
P. ¿Cuál es la situación en Chile? ¿en qué quedan las denuncias?
R. Voy a responder con una pregunta, aunque no se debe. En Chile, el último tiempo hubo un caso muy bullado de violencia intrafamiliar de un jugador de Colo Colo, y no había protocolo para eso, pese a que era algo que estaba pegando en la cara como país. Porque hay cosas que se desencadenan en el fútbol, pero no se circunscriben al fútbol. Entonces, si no teníamos protocolos para jugadores que incurrieran en violencia intrafamiliar, ¿qué posibilidad hay que tengamos protocolos para racismo? Seguramente, esto nos a dará en la cara y cuando ocurra, vamos a generar un protocolo, como le pasó a España. Por eso hay que ir actualizando las cosas. Y, seguramente, van a venir más Junior Fernándes o más Jean Beausejour por la inmigración reciente en Chile de los últimos años. Eso sería no conocernos.
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