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Nueva Constitución Chile
Tribuna
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El día posterior al plebiscito de Chile

Ante la incertidumbre sobre si el país aceptará una nueva Constitución, hay una certeza: la nueva propuesta no alcanza a tener pertinencia y la vigente no se puede mantener en el futuro país que se quiere construir

Nueva Constitución de Chile
Un grupo de personas pasea frente a una gigantografía con un artículo de la Constitución propuesta en Chile, este martes en Santiago.IVAN ALVARADO (REUTERS)

Luego de un intenso trabajo de más de un año, la Convención Constituyente en nuestro país entregó la propuesta de Constitución Política hace dos meses, para que fuera plebiscitada por la población chilena el próximo 4 de septiembre. Una nueva Carta Fundamental propuesta al país debe definir las bases generales de la vida en comunidad, un sistema de gobierno común y los derechos y deberes sociales de las personas que habitan en nuestro territorio. En este proceso, desde su inicio, la Universidad Católica, que incluye a una comunidad de más de 40.000 personas, entre estudiantes, cuerpo docente, personal profesional y administrativo, aportó a la Convención con cerca de 30 documentos de trabajo realizado por más de ochenta profesores y profesoras en las más diversas materias, todas de gran relevancia.

En el plebiscito de entrada, en octubre del año 2020, la ciudadanía se pronunció de manera mayoritaria por una nueva propuesta de Constitución que nos uniera, que significara un verdadero reencuentro nacional dejando atrás las divisiones y dolores del pasado. Lamentablemente, el proceso que observamos durante el año de trabajo de la Convención no fue así. Hubo una permanente polémica por el desarrollo del proceso, con un marcado ánimo de revancha, de poder tener vencedores y vencidos que no le ha hecho bien al país. Así, el proceso realizado sin duda ha influido negativamente en el ánimo y recepción de la ciudadanía frente al texto a evaluar. Sin embargo, debido a los temas fundamentales que se proponen, es evidente que al leer la propuesta de Constitución Política se concluye que la definición del voto no es un tema partidista, es decir, de izquierdas o de derechas, ya que más bien al votar, como ciudadanía, nos estamos definiendo por una forma de vida en sociedad.

Es evidente que cada integrante de nuestra universidad deberá definir su opción en el plebiscito de manera muy libre y soberana, teniendo en cuenta sus principios, valores, la idea de país y de vida en comunidad que cada persona tenga como ideal para desarrollarla en conjunto. De esta manera, a la universidad le corresponde abrir el debate de ideas y, en especial, tener una amplia pluralidad, libertad académica y de expresión que enriquezca la discusión pública. Por esta razón, se han organizado decenas de seminarios, encuentros y actividades académicas con la participación de todos los miembros de la comunidad universitaria y de invitados externos para reflexionar en profundidad sobre la propuesta que se ha presentado al país. Es así como en el último mes, al interior de la universidad, se realizó un esfuerzo especial para desarrollar este intercambio de ideas y argumentos que enriqueciera el próximo discernimiento del domingo 4 de septiembre.

Una actividad que merece una mención especial es “La UC Dialoga”, una iniciativa que cada año analiza los temas de mayor interés para la universidad, la que, en su novena versión, este año se ha dedicado a analizar los principales aspectos del texto constitucional, con la participación de miembros de toda la comunidad, que incluye una activa conversación en mesas instaladas en los patios de todos los campus de la universidad. En esta actividad, -en que se deja un registro para el aprendizaje futuro-, se estimula la libre expresión de ideas y la escucha activa, tan importante en los tiempos que vivimos, en que no es frecuente la conversación entre personas diferentes, que se complementen en su formación, edad, intereses y expectativas. Este es un verdadero ejemplo de participación que creemos debiera ser replicada en instituciones y en la sociedad en general.

Hemos observado en las semanas previas al plebiscito, y probablemente debido a las encuestas que han mostrado un resultado eventual muy estrecho, en que la opción que resulte vencedora seguramente lo hará por un escaso margen, que los representantes de ambas opciones han expresado la voluntad de flexibilizar sus posiciones. Cada opción lo ha expresado, ya que, por ejemplo, se aceptan algunos cambios específicos que requeriría la nueva Constitución si ganara el Apruebo y, por otra parte, de llegar a acuerdos en el mejor procedimiento futuro para tener una nueva Carta Fundamental, en caso de ganar el Rechazo. Es decir, se ha entendido que la Constitución propuesta no alcanza a tener la calidad y pertinencia que se requiere y, por otra parte, que la Constitución vigente no se puede mantener en el futuro país que se quiere construir en comunidad. Creo muy importante resaltar estos acuerdos, ya que pueden marcar la pauta de lo que viviremos a partir del 5 de septiembre. En esa fecha, se deberá iniciar la construcción en común de un nuevo país.

Lo anterior significa que, si se aprueba la nueva Constitución, tendremos que consensuar los cambios que la hagan perdurable en el tiempo, los que probablemente deberán incluir modificaciones al sistema político, al Poder Judicial, al concepto de plurinacionalidad, a los temas valóricos y a considerar los derechos sociales acordes a la realidad de crecimiento del país. Por otra parte, si gana el Rechazo, se debe acordar a la brevedad el cambio a la Constitución actual, que se redactó en la dictadura militar, y que, si bien se sometió a significativas modificaciones en los últimos veinte años, nunca logró constituirse en una Constitución de unidad, de convivencia y de futuro en el país.

Así, el día posterior al plebiscito, nuestro país deberá buscar todas las vías de acuerdo para lograr una vida en común, diálogo fraterno y respeto mutuo para lograr construir una verdadera comunidad. Las disputas que hemos visto en las semanas previas al plebiscito deberán dar paso a la búsqueda de acuerdos comunes en beneficio de la comunidad nacional. Porque Chile y todos sus habitantes será lo más importante, y es lo que debemos tener en el centro de nuestro futuro. De esta manera se construye un país, con el aporte de una ciudadanía que se respeta y que mira el futuro con la esperanza de que el aporte de cada uno de sus miembros sea la clave del desarrollo y bienestar integral.

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