“Muchos niños quieren jugar, pero no pueden pagarlo”

La ONG Diapo compite con equipos de carácter inclusivo y social

Equipo de la ONG Diapo.
Barcelona -

Moctar Thera sabe lo que es buscarse la vida. Lo hizo cuando vino a España desde su Senegal natal con 22 años para trabajar en la industria naviera, y lo sigue haciendo para abrir las puertas del equipo de fútbol ONG Diapo a los niños con menos recursos de Manresa. “Aquí no rechazamos a nadie. En el fútbol hay cierta discriminación. Quien quiere jugar, aquí puede”.

Thera no quería que los niños tuvieran que jugar a la pelota en la calle, como hacía él —“como todos los niños africanos”—, y creó en 2012 un equipo para ofrecer un campo y condiciones más favorables para el desarrollo social...

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Moctar Thera sabe lo que es buscarse la vida. Lo hizo cuando vino a España desde su Senegal natal con 22 años para trabajar en la industria naviera, y lo sigue haciendo para abrir las puertas del equipo de fútbol ONG Diapo a los niños con menos recursos de Manresa. “Aquí no rechazamos a nadie. En el fútbol hay cierta discriminación. Quien quiere jugar, aquí puede”.

Thera no quería que los niños tuvieran que jugar a la pelota en la calle, como hacía él —“como todos los niños africanos”—, y creó en 2012 un equipo para ofrecer un campo y condiciones más favorables para el desarrollo social. “No quería que pasaran por experiencias similares a la mía”, explica. Ahora cuenta con 10 equipos y 130 niños afiliados. “A muchos niños les gusta jugar a fútbol, pero no pueden pagar las cuotas de los clubes. Aquí intentamos ayudarles”.

Las familias asumen el coste de la ficha federativa, como en todos los clubes, y pagan 10 euros al mes para el entrenador. Aquellos casos más problemáticos, encuentran una solución. El objetivo es claro: que ningún niño se quede sin jugar por cuestiones económicas.

En los equipos se habla castellano. Es la lengua común de unas plantillas formadas por numerosos orígenes. “Pero muchos son nacidos aquí, son autóctonos, y harán su vida aquí”, apunta Thera, que además aplaude a los padres. “Traen a los niños y pasan frío esperándoles durante el entrenamiento”.

Los resultados parecen menos relevantes que en otros clubes. “Los niños están aquí para aprender y convivir. Y además, cuando van a la escuela y los compañeros hablan de lo que han hecho el fin de semana, ellos ya no se quedan callados. Dicen que han tenido partido de liga. Su vida se normaliza”.

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